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A la cancha

Chile comienza esta noche a buscar un cupo en la Copa del Mundo 2002. Una faena en extremo complicada, que tiene como primera estación el Monumental de Buenos Aires, ante un rival históricamente superior: la selección de Argentina.

29 de Marzo de 2000 | 09:15 | Pablo Aravena y Danilo Díaz N., enviados especiales El Mercurio
BUENOS AIRES.- Las armas ya están velándose. En el décimo piso del hotel Sheraton de Buenos Aires, enclavado en el antiguo barrio de Retiro, la selección nacional de Chile espera el momento de iniciar su undécima eliminatoria a la Copa del Mundo. Una espera que estuvo matizada en la mañana por la suave práctica matinal en el Polideportivo de Vélez Sarsfield y las conferencias de prensa para los medios nacionales y extranjeros. En la tarde, pasadas las 18.30 horas, por la visita al estadio Monumental de River Plate para el reconocimiento del terreno.

Una espera tranquila, donde sólo inquietaron la molestia lumbar de Nelson Tapia y el dolor al cuádriceps derecho de Pablo Contreras, que en todo caso no impedirán sus presencias en el juego de hoy. Ejercicios para medir el rechazo, supervisados por el preparador físico Italo Traverso fueron el rutero del zaguero del Mónaco. El golero también efectuó una rutina distinta: sólo elongaciones y movimientos de soltura.

No hubo mayores novedades. Nelson Acosta dialogó extensamente con los probables titulares, indicándoles los movimientos que espera para esta noche. Pasado el mediodía, el entrenamiento finalizó. A las 12.15 horas, el grupo abordó el bus que los transporta desde el lunes para dirigirse a la concentración. Apenas unos gritos de jugadores de las divisiones inferiores de Vélez - en buenos y jocosos términos- rompieron la monotonía. Los 18 grados reinantes, que modificaron sustancialmente la baja sensación térmica del lunes, asomaron como un bálsamo luego de la inquieta jornada del día anterior, cuando los futbolistas y cuerpo técnico no fueron autorizados a intervenir en el programa "Viva El Lunes".

La siesta de la tarde, antes de dirigirse al Monumental, no varió el panorama de este grupo que parece compenetrado, siempre bajo el liderato de Iván Zamorano, asumiendo que la responsabilidad es de Argentina por su condición de local. Se nota en cada declaración de los futbolistas nacionales, donde se muestra optimismo y se descarga la presión sobre los albicelestes.

Chile y Argentina salen a la cancha. Dicen que la historia juega. Habitualmente, entre estos protagonistas, en favor de los dueños de casa. Los de rojo pretenden quebrar el designio. Si lo hacen habrán dado un salto gigantesco aun cuando sea el debut clasificatorio.

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