SANTIAGO.- Las excavaciones para hallar una supuesta fosa clandestina de opositores fusilados durante el gobierno del general Augusto Pinochet, se reanudaron temprano este sábado en el área rural de Cuesta Barriga, 40 km. al oeste de Santiago, observó la prensa en el lugar.
La búsqueda, con participación de policías y peritos, la dirige el juez Héctor Carreño, designado por la Corte Suprema para investigar el caso.
La tumba, en laderas de una profunda hondonada entre dos cerros, escondería los cadáveres de seis dirigentes del partido Comunista, que el gobierno pinochetista (1973-90) declaró fuera de la ley.
La ubicación del entierro figuró en informes recopilados entre miembros de las fuerzas armadas en el segundo semestre de 1999 y que fueron canalizados al Gobierno a través de la masonería y las iglesias católica, Judía y Evangélica, según acuerdo alcanzados en la mesa de diálogo cívico-militar instalada el año pasado.
La excavación en Cuesta Barriga, en presencia de familiares de detenidos desaparecidos bajo el gobierno militar, se inició el viernes, una semana después que el Presidente Ricardo Lagos recibiera la documentación sobre el destino final de los disidentes apresados que jamás aparecieron.
Según la versión gubernamental, los antecedentes proporcionados por testigos o agentes implicados en los delitos revelaron la existencia de fosas clandestinas en Cuesta Barriga y la localidad de Colina (norte de Santiago).
Alrededor de 150 de los opositores que aparecen identificados en la nómina fueron arrojados al mar, ríos y lagos, informó el presidente en una dramática alocución al país el domingo pasado.
La eventual ubicación y apertura de las dos sepultaciones masivas consignadas en el informe de la Mesa de Dialogo permitiría encontrar los restos de entre 20 y 30 personas.
