Emiliano Fuenzalida tiene una ventaja en el Dakar: Es primo de Carlo de Gavardo y junto a él ha preparado su próxima carrera. . “Nos juntamos a lo menos una vez a la semana para conversar y me ha ayudado a mentalizarme como persona a cómo enfrentar este desafío. Para mí es una tremenda aventura que De Gavardo, mi ídolo deportivo me esté ayudando”, dice uno de los tres criollos que van en cuadriciclo.

En su segunda participación en la prueba cuenta ya con la experiencia de haber corrido en quads en 2011, aunque no con los mejores resultados. Tuvo un problema mecánico y debió abandonar en la cuarta etapa.

Un problema con la caja de cambio, le impidió tomar la salida de la especial de la cuarta etapa. Ya se largaban los camiones, cuando él apenas acababa de reparar. Y hasta ahí llegaron las buenas sensaciones vividas por Emiliano Fuenzalida en su primer Dakar. Iba décimo pero tuvo que dejar la carrera.

Para esta segunda ocasión, sólo ha tomado algunas decisiones estratégicas: cambiar de vehículo y meterse en un equipo pequeño pero con filosofía de compañerismo. Con Ignacio Casale van a hacer una carrera de espera hasta el día de descanso, en Copiapó, donde piensan llegar en buen estado. Después, Emiliano quiere salir a buscar posiciones.

“En quince días de competencia vamos a recorrer cerca de diez mil kilómetros, podemos perder de ocho a diez kilos, dormiremos cuatro horas diarias en medio de los talleres móviles y nos alimentaremos poco. Aún así, esto nos gusta porque es un gran desafío y ponemos a prueba valores como la planificación, el trabajo en equipo, la seguridad, el esfuerzo y la perseverancia, que son los mismos conceptos que valoramos al interior de esta compañía. Sabemos que hay mucha gente detrás de nosotros, la familia, los compañeros de trabajo y los amigos, por eso nos sentimos muy acompañados en esta aventura”, apuntó.