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Los secretos de Eduardo Miquel, el silencioso entrenador detrás del exitoso momento del golf chileno

El estratega, responsable del gran salto de jugadores como Tomás Gana, Joaquín Niemann y Guillermo Larraín, sólo vive para la enseñanza de esta disciplina y en su historia están las claves que hacen brillar a esta nueva generación.

29 de Enero de 2017 | 13:02 | Por Diego Almazabar Emol
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Eduardo Miquel, el entrenador de las nueva promesas del golf.

José Alvújar, El Mercurio
SANTIAGO.- Es domingo 15 de enero de 2017. En los suelos de Ciudad de Panamá se disputa la final del Latinoamericano Amateur de Golf, y el joven chileno Tomás Gana, en un histórico putter, consigue lo que solo dos compatriotas habían logrado antes: Clasifica al Masters de Augusta, uno de los certámenes más importantes de la disciplina.

Su primer abrazo de festejo fue para un hombre que lo mira de cerca, su entrenador Eduardo Miquel, uno de los artífices del gran momento del golf nacional.

Hoy, el estratega recuerda esas primeras palabras tras el triunfo: "Le dije que éste es el resultado que estabas buscando y él me respondió muy emocionado: 'siempre decías que ya iba a salir'. Imagínate lo orgulloso que estoy".

Eduardo Miquel además es el gran responsable de que figuras como Joaquín Niemann, Guillermo Pereira, Benjamín Alvarado, y también en su momento Paz Echeverría, estén desarrollando sólidas credenciales en este deporte, permitiendo que crezca la ilusión de una prometedora generación.

El propio Gana desde muy chico que quería estar cerca de él para aprender. Veía, entusiasmado, cómo impartía sus conocimientos a otras generaciones. "Lo único que quería era que me hiciera clases. Llegas con un problema y te lo soluciona en un segundo. Siempre me ha dicho que hay que tener una actitud positiva. Me enseñó a ser aguerrido, siempre dar el ejemplo a los demás y nunca caer en la calentura".

Con los buenos resultados a la vista, Miquel, de 35 años, cuenta un secreto clave para la formación de un golfista. "Aquí hay que crear amistades, no creo que pueda haber envidia, al contrario, tiene que haber empuje. El trabajo que he tratado de imponer en el grupo es la amistad para poder salir adelante, porque este es un deporte muy solitario".

Entrenador, amigo y mentor


Al igual que la mayoría de sus pupilos, Eduardo Miquel partió muy joven y gracias al interés de un familiar. Jugó por primera vez en el Club de Golf de Los Leones, acompañando a su abuelo, y de a poco fue siendo unos de los más destacados en los torneos amateur.

Muchos ya creían que se trataba de una estrella en ascenso, pero al final su carrera tomó otro rumbo. Y cuando rechazó una beca del extranjero para estudiar y perfeccionarse, la vía de la enseñanza empezó de a poco tomando fuerza.

"En ese minuto de mi vida no veía como opción irme al extranjero, preferí estar con mi familia, con los que no pasábamos un buen momento. Entonces por necesidad también me dediqué a la ayudar a otros y de a poco me empezó a gustar", cuenta el ex golfista.

Y ahora, con 10 años como profesor, con su academia en el Club de Polo, se convirtió en un trabajólico innato: a las siete de la mañana ya está trotando junto a sus alumnos y después siguen las exigencias de la disciplina en el césped del club, hasta que se esfume la luz natural.

"Es fácil serlo si te gusta mucho lo que haces. Soy bien exigente en lo que hago. Constantemente veo cómo puedo ser mejor", dice Eduardo, que se ha preparado tomando cursos en Argentina, Estados Unidos y Colombia.

Destacados en la disciplina fueron sus propios alumnos, y estos no escatiman los elogios hacia él. Para Guillermo Pereira, que está en el circuito web.Com, paso previo al PGA Tour, Miquel "es la persona con la cual más he mejorado y aprendido. He podido lograr objetivos en muy corto plazo gracias a él. Por otra parte, un gran rol que juega es la cercanía que ha tenido conmigo más allá de ser un profesor de golf, me ha podido dar consejos de todo tipo de cosas".

Paz Echeverría, que hace poco se retiró de la competencia pero antes logró representar a Chile en el LPGA dice: "Todo lo que hace es por el beneficio del otro más que el propio. Eso se nota en las relaciones y en los lazos que ha creado con sus alumnos que lo ven más como un mentor que como un entrenador".

En su escuela tiene desde muy niños hasta bien adultos. No se va detener en ayudar a que mejoren día a día. Así, quizás, guiará y entregará más golfistas chilenos para el mundo. Por ahora, disfruta del deporte que más le gusta y aconseja: "Un mal golpe siempre va haber. Incluso en sus mejores momentos, pero lo más importante es ver la causa. Es importante entender en que está fallando. Todos los alumnos los preparo para que sepan en qué se equivocan".

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