El argentino Fabián Monzón marcó un golazo para la U frente a O'Higgins en Rancagua.
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SANTIAGO.- Corría el minuto 15 del partido entre O'Higgins y Universidad de Chile en el estadio El Teniente de Rancagua. El atacante azul Leandro Benegas caía al suelo tras una dura falta de Yerson Opazo. Luego de un par de minutos el ex Audax Italiano no logró recuperarse y debió abandonar el campo de juego, visiblemente afectado.
Mientras recibía un abrazo de su técnico Ángel Guillermo Hoyos y de sus compañeros en la banca, su compatriota Fabián Monzón ingresaba en su reemplazo.
De inmediato, los hinchas de la U que se ubicaban en la tribuna preferencial quedaron sorprendidos por la posición que ocupó el ex Boca Juniors en la cancha del recinto rancagüino.
Monzón, quien en la fecha anterior debutó en el Torneo de Clausura tras cuatro meses de ausencia por una rotura de ligamento de la rodilla derecha, se movía en el campo de juego como puntero izquierdo.
La insólita posición del oriundo de Santa Fe dio que hablar entre los seguidores del conjunto laico y algunos criticaban la decisión del DT, sobre todo por no subir a Jean Beausejour y dejar a Monzón como marcador.
Pero con el correr de los minutos el trasandino se fue acoplando por el sector ofensivo, incluso tuvo un par de remates que causaron peligro en el área del elenco celeste.
Si bien el argentino evidenciaba cansancio y un leve sobrepeso, debido a su ausencia de las canchas, en la segunda etapa continuó mostrando pasajes de buen fútbol por la banda izquierda.
Fue así que a los 62' el zurdo llegó a la línea de fondo, miró para tirar el centro pero sacó un bombazo con su pierna más hábil con el que dejó parado al meta Miguel Pinto y clavó la pelota en el palo más lejano del portero. Golazo en Rancagua.
Tras el tanto, el trasandino levantó ambos brazos hacia el cielo mientras todos sus compañeros lo abrazaban. Luego se dirigió donde Hoyos, quien también lo felicitó por su gran gol.
Con el partido ya casi sentenciado, Monzón comenzó evidenciar un bajón en su ritmo de juego lo que fue advertido por el estratego, quien decidió reemplazarlo.
A los 67 minutos de la brega el argentino abandonó la cancha entre aplausos y se dirigió a la banca de suplentes donde todos lo halagaban. Su rostro de felicidad lo decía todo, pues atrás quedaban cuatro meses de una larga recuperación, pero que en El Teniente de Rancagua quedaron en el olvido. Monzón volvía a sonreír en un campo de juego...