Atajar penales es una de sus especialidades.
Archivo El Mercurio
SANTIAGO.- "Arquero de Colo Colo es baleado fuera de una botillería", "Portero de Colo Colo fue herido de bala en una riña". Esos fueron los titulares que encendieron las alarmas el domingo 8 de febrero del 2015.
Las informaciones se referían a José Ignacio González Catalán, quien en ese entonces era el tercer golero de los albos. "Hubo varios que de inmediato dijeron que era una indisciplina, que estaba con alcohol", recuerda el oriundo de Viña del Mar.
Pero no. Los exámenes de Carabineros descartaron esto. Lo que sí le preocupaba al "Nacho" era que temió por su vida. "Pasé mucho miedo. El tipo disparaba como loco, a lo que se moviera. Yo estaba afuera de la botillería afirmado en el auto esperando a un amigo. Me llegaron dos disparos. Uno en un pie y el otro que dejó esquirlas y me rozó. Estuve cerca de perder el pie. Ahí se me pasó todo por la cabeza. Para mí el fútbol es todo, es mi vida, y pensé que podía ser el fin".
Todo pudo ser peor para González. De hecho, a un amigo suyo le llegó un disparo en el rostro. El meta agradece a Dios que lo que le tocó a él fue leve, pero el susto no se lo borra nadie.
Más de dos años después la vida le sonríe. Es el titular indiscutido en el sorprendente San Luis de Quillota, cuadro que marcha cuarto en el Torneo Transición.
El ataja-penales de Chile

Pero para llegar aquí tuvo que luchar. En los albos nunca encontró la oportunidad de consagrarse. Por eso buscó nuevos horizontes. Fue así como apareció la opción de irse a préstamo a Deportes Copiapó. Nunca pensó que ese paso sería uno de los más importantes de su carrera, uno donde conseguiría un registro inédito.
Sí, porque en la campaña 2015-2016 defendiendo el arco de los nortinos inscribió su nombre con letras doradas en la historia del fútbol chileno.
Se hizo "famoso" porque atajó 7 penales de 9 que le lanzaron. Algo que nunca nadie había conseguido. Récord total para el balompié nacional. Quedó a sólo uno de la marca mundial que es 7 de 8 y que le pertenece a Matías Dituro, ex golero de Deportes Antofagasta, mientras defendía a Aurora de Bolivia.
¿Cuál es la clave? "Quedarse trabajando y la convicción. En cada equipo me he quedado siempre 20 o 30 minutos practicando después de los entrenamientos. Siempre trato de seguir mis instintos, los espero hasta el final".
En Colo Colo los que le pateaban era Esteban Paredes y Gonzalo Fierro. Luego en Palestino lo hizo Leonardo Valencia. "Fue uno de los que más me ayudó por la técnica con que le pega".
Tras su paso por Copiapó emigró a Palestino. En los árabes cree que pudo tener más oportunidades. "Los partidos que jugué lo hice bien. Atajé en Brasil en la histórica clasificación contra Flamengo en la Sudamericana, también tuve buenos partidos con la U e Iquique. Pero salí por decisión técnica. Competía con Darío Melo. Es súper difícil para un jugador que rinde y después lo saquen. Por eso busqué nuevos horizontes".
Hoy este ataja-penales, que estuvo cerca de perder un pie, se concentra sólo en San Luis. En los "canarios" dice que luchará por su gran sueño: Llegar a la selección chilena.