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Fue un calvario: La impotencia de Mario Salas en la derrota de la UC, partido que pudo haber sido su último clásico

El técnico de los cruzados no podía creer como sus dirigidos jugaron mejor, pero no lograron superar a la U. de Chile. Todo apunta a que en diciembre dejará la banca.

29 de Octubre de 2017 | 21:00 | Por Leonardo Vallejos, Emol
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Salas podría haber vivido su último clásico con la UC.

Photosport
SANTIAGO.- "No me gusta perder, pero me voy tranquilo a la casa". Ese fue el análisis que hizo Mario Salas tras la derrota pro la cuenta mínima de su Universidad Católica ante la U. de Chile. Pero eso ya fue en frío, en conferencia de prensa.

Distinto fue a cómo lo vivió durante los 90 minutos. Fiel a su estilo, jamás se quedó tranquilo. El gol de David Pizarro provocó que el DT mirara a su cuerpo técnico y se lamentaran. Sin embargo, no decayó, siguió aún más efusivo.

Pasaban los minutos y el resultado no hacía justicia con lo que pasaba en el césped del Estadio Nacional. La UC jugaba mejor, pero le faltaba lo más importante, el gol.

Salas ya no daba más. Corría acompañando la pelota cuando las acciones eran por su banda. Agilizaba los laterales y no paraba de dar instrucciones.

Esta vez no se escucharon pifias contra él. Sólo uno que otro que le reprochaba que hiciera cambios. Que por ejemplo sacara a Lucano Aued o a Germán Voboril.

Incluso su ayudante, Leonardo Zamora, se acercaba y compartían conceptos. Se veía que Zamora quería mover la banca, pero Salas no hacía caso.

Hasta que no aguantó más y tuvo que modificar el equipo. Pero su ímpetu en vez de decaer fue todo lo contrario. En más de una ocasión se enfrascó en discusiones con el cuarto árbitro Rafael Anadaur. Alegaba tarjetas, cobros dudosos, todo.

No se sentó jamás. Cuando José Pedro Fuenzalida erró la ocasión más clara no lo podía creer. Se agarraba la cabeza, miraba a su banca, gritó una que otra grosería al cielo y siguió.

El pitazo final de Eduardo Gamboa significó algo de relajo. Ya lo había dejado todo en 90 minutos. Saludó sus pupilos, felicitó a los rivales y se fue a camarines. Tranquilo, según él.

Todo hace presagiar que éste fue su último clásico dirigiendo a la UC. Ya es casi un hecho que su ciclo durará hasta diciembre. Por eso quería irse con una alegría.

"Más allá de que los objetivos se alejen, seguimos con la idea de ser un mejor equipo. Nuestro juego es de los mejores del campeonato, pero hemos sido irregulares en eso", fue su análisis final.
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