El cafetalero brilló ante el elenco que le cerró las puertas.
Felipe Vargas, El Mercurio
SANTIAGO.- Son de esos sabrosos capítulos que el fútbol suele entregar y que da cuenta que pese a los obstáculos que puedan aparecer en el horizonte, uno jamás debe rendirse.
Corría marzo de 2017 y el colombiano Weiner Riascos abandonaba las instalaciones de San Carlos de Apoquindo, luego de una fallida prueba en la Sub 19 de Universidad Católica, tras no convencer al cuerpo técnico de la serie.
Ocho meses después, el joven delantero de 20 años se convirtió en el verdugo de los cruzados al marcar el 2-0 definitivo en la victoria de San Luis, en lo que además fue su debut como jugador profesional.
En conversación con Emol, Riascos no esconde lo que para él fue un sueño ante el cuadro que lo desechó. "Me lo propuse desde que fui citado en el partido ante Temuco. Estaba esperando mucho esto. Era mi revancha y solo me enfocaba en este partido", asegura.
En esa misma línea, destaca la confianza que le entregó el DT Miguel Ramírez explicando que "me dijo que era mi momento y que debía aprovecharlo al máximo. Gracias a Dios pude entrar y lograr mi sueño de anotar y marcarle un gol a Católica. Fue algo motivante y que quería hacer".
De las tijeras al fútbol
La revancha de Riascos alcanza ribetes más meritorios, si se toma en cuenta que tampoco la tuvo fácil en el club canario. El colombiano alternaba los entrenamientos en las juveniles con su trabajo de peluquero por las tardes, para poder financiar su estadía en Quillota.
Si bien ahora integra el primer equipo dirigido por Miguel Ramírez y ya no necesita con urgencia practicar este oficio, igual se le sigue viendo en la peluquería del centro comercial Paseo del Valle.
"Los niños me piden el corte de Vidal, pese a los problemas que les dan en el colegio. Otro estilo que me solicitan harto es Maluma. He tenido la posibilidad de cortar el pelo a mi compañero Ignacio Lara. El resto del plantel aún no viene", explica el cafetero, quien aclara que no es estilista profesional y que lo hace porque le gusta.
Así, entre tijeras y secadores de pelo, Riascos hoy disfruta de un gran momento. Uno que no gozó en su natal Colombia, la cual tuvo que abandonar para probar suerte ante la falta de oportunidades.
Pese a militar en el Atlético Huila, el veinteañero nunca tuvo una chance real en el conjunto adulto del cuadro cafetalero. Se aburrió y gracias a los movimientos del representante Gino Valentini, Chile se cruzó en su destino.
Si bien tuvo que esperar ocho meses, la apuesta parece haberle resultado a este goleador que espera seguir rompiendo redes y dejar su huella en canchas chilenas.
