Nicolás Jarry tuvo que empezar desde cero luego de la sanción por doping. Estuvo sin jugar de enero a noviembre de 2020.
Al volver no tenía ranking y debía rogar por una wild card para disputar torneos.
La realidad del que alguna vez fuese 38 del mundo lo golpeaba duro. Esos recuerdos se le vinieron a la mente este lunes al quedarse con el título en el Challenger de Salinas, Ecuador.
Con la voz quebrada, la raqueta nacional agradeció a su esposa, familia y amigos por contenerlo en los momentos difíciles.
"Quiero agradecer a mi mujer. Llevamos tres años, pero estos últimos dos han sido demasiado difíciles. Me ha ayudado a salir adelante con todo lo que me ha pasado. Fueron meses realmente duros, donde toqué fondo varias veces, pero pudimos salir", afirmó.
"Han sido años muy duros. He tenido que trabajar harto, tengo la suerte de tener una muy buena familia, un equipo nuevo este año me ha ayudado mucho. Es muy rico sentir que el trabajo paga", agregó.
Jarry jugó la semifinal este mismo lunes. Ante el argentino Camilo Ugo Carabelli (311°) terminó con problemas estomacales. Tres horas después estaba luchando por la consagración ante el colombiano Nicolás Mejía.
"La vi bien fea en un momento. Por suerte me pude recuperar bien. Hice todo lo necesario para llegar lo mejor posible. Me bajaron las nauseas y dolores. Vine aquí y estoy muy contento. Una semana dura, un día hoy especialmente. Tuve que pelear con mi cabeza y las malas sensaciones. Me vale doble. Peleé mucho", aseguró.
La "Torre" subirá, aproximadamente, hasta el puesto 367 del ranking. Dejó clara cuál es su meta: "Hemos trabajado mucho este año para volver al nivel que había tenido. Vamos de a poco".
