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El "hincha fantasma": La historia del desconocido niño que se coló en la foto del Colo Colo campeón de la Libertadores y su trágico final

Muchos mitos se levantaron. Incluso se pensó que se trataba del ex futbolista José Luis Villanueva.

05 de Junio de 2021 | 11:00 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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López Recabarren en una postal inolvidable.

El Mercurio
Los jugadores de Olimpia ya están en la cancha del Monumental para jugar la final de la Copa Libertadores 1991. El público aguarda con ansiedad la salida de Colo Colo. En medio de la tensa espera, aparece un niño que utiliza la bandera alba como si fuese una capa de súper héroe. Lleva cintillo, chomba amarilla y pantalones azules. Revolotea como un mosquito entre los futbolistas paraguayos. Uno incluso se enoja y le tira un manotazo que no llega a destino. También lo trata de pillar la policía, pero sin éxito. Es su fiesta. Hace gritar al estadio al "convertirle un gol" a los paraguayos mientras calientan.

"Hay un chico que está dentro de la cancha con una bandera colgando. Es muy pequeñito, pero esas cosas no deben pasar. Se descuelgan por la reja y es la única persona extraña al acontecimiento", lamenta Sergio "Sapito" Livingstone en la transmisión.


El Monumental explota. Por la boca del túnel asoma el equipo de Mirko Jozic. Los hombres de blanco se forman con rictus serio para la foto. Los reporteros gráficos preparan el disparo. Pero desde un costado aparece el niño "pelusa" para colarse en la imagen y desaparecer al instante.

De esa noche han pasado 30 años exactos. Colo Colo ganó 3-0 y consiguió la primera y única Libertadores que tiene el fútbol chileno. Los días posteriores a la proeza, todo el mundo quería saber quién era ese hincha fantasma. Pero él no quiso la fama y se escondió. Buscaba otra cosa.

Muchos mitos se levantaron. La Garra Blanca, barra del club, no lo reconocía como uno de los suyos. Los jugadores le perdieron el rastro para siempre después de la foto.

Se dijo que era José Luis Villanueva, mascota de ese equipo del "Cacique". Pero el hoy ex futbolista ni siquiera pudo estar en el estadio ese día. También se contó que el "hincha fantasma" formaba parte de una escuela de fútbol del club y que ese día fue pasapelotas. Tampoco. Mucho tiempo después, un hombre dio una entrevista en que se identificaba como el hincha fantasma y parecía misterio resuelto.. Pero no. El periodista Luis Miranda Valderrama investigó por meses hasta que logró hallar al verdadero, aunque ya estaba muerto. Se llamaba Luis Mauricio López Recabarren, el "Monito". Tenía 15 años al momento de quedar retratado con los campeones de América.


"El año 91 era la posibilidad de que el deporte chileno cambiara y este muchacho aparece ahí peluseando, haciendo lo que todos los cabros chicos de ese momento querían hacer, estar cerca de ese equipo que fue campeón. En esa época, el triunfo de cualquier equipo era casi un triunfo nacional. Éramos tan pequeños y tan pobres que cualquier equipo que hiciera una gracia el chileno lo tomaba como algo más general, al punto que el papá del hincha fantasma me contaba que él creía que el muchacho no era hincha del Colo Colo, si no que era el pelusón que se metía en cualquier cancha y era hincha del equipo al que podía agarrar en esa cancha", le cuenta el periodista a Emol, quien publicó su reportaje en la Revista Sábado.

A Valderrama le costó encontrar al protagonista de la historia. En un momento, parecía que le habían ganado la carrera. En el diario El Mercurio, Reinaldo Sandoval se presentó como el hincha fantasma. Contó que su abuela lo había dejado en el hogar "Ciudad del Niño" y que constantemente iba al Monumental. De acuerdo a su relato, se fue haciendo cada vez más hincha de Colo Colo y la secretaria del presidente del club le regalaba entradas para los partidos. Dio varios detalles sobre esa noche del 5 de junio de 1991. Incluso reveló que lo llevaron a conocer a los jugadores y que en 1993 se probó en las inferiores albas. El argentino José Pekerman lo habría descartado por su estatura.

Miranda pudo detenerse. Pero no le cuadraba. Tuvo acceso a la grabación completa del partido en TVN y, además, Luis Pérez, autor de dos goles ante Olímpia, le había entregado una información muy importante. Decidió contactar a Sandoval.


"Yo me juntó con él cerca de una cancha de fútbol donde estaban jugando a la pelota. Me pidió unas cervezas. Empezamos a conversar. Le fui preguntando de muchas cosas y le hice preguntas clave que solo el hincha fantasma sabía. Él dijo tres cosas que a mí no me calzaban. Que había entrado con el equipo y que ahí se saca la foto. Eso no era correcto. Lo segundo es que el muchacho dijo que lo habían pintado en la sede de Colo Colo en Cienfuegos. Yo tenía imágenes de video y fotos que imprimí en la Biblioteca Nacional donde se veía que tenía tres autoadhesivos en la cara. No lo pintaron. Lo tercero es que le pregunté si cuando se tiró chocó con alguien o se agarró de alguien. 'No, caí justito', me respondió. Y no. Él se frena con el hombro de Lucho Pérez. Lucho Pérez me dijo 'alguien se enganchó conmigo y frena'. Esas cosas las tenía clarísimas", comenta.

Entonces, ¿cómo seguir? Miranda encontró pistas en el sitio Dalealbo.cl. Hablaban de un niño que robaba y que ocasionalmente trabajaba para un señor que vendía cartones en la calle Guillermo Mann en Ñuñoa.

Fue hasta allá y lo mandaron a la población Exequiel González Cortés. Se encontró con los papás de López Recabarren. Le contaron que desde muy chico a su hijo lo tiraba la calle y que tenía facilidad para robar. Trataban de reprenderlo, pero no había caso.

"Mamita, yo nací ladrón y voy a morir ladrón. Pero eso no quita que no te quiera y te adore"

Luis Mauricio López Recabarren

Colarse en los estadios era lo único que lograba alejarlo de los malos pasos. Poco después de entrar al Monumental, ingresó a la cancha del Nacional, que quedaba muy cerca de su casa, en un duelo de Copa América entre Chile y Argentina. Hizo gritar a todo el reducto un "C-H-I" y terminó comiéndose un sándwich junto al carabinero que lo detuvo.

Le decían "Monito" por su papá, el "Mono", que cuando era niño también tenía la costumbre de colarse en los estadios. Hasta consiguió una foto con Pelé.

El "Monito" siguió sus pasos.. En su casa había una enorme colección de fotos junto a futbolistas profesionales de Colo Colo, la selección, Cobreloa, Universidad Católica, la U. Cuando salió en la tele por la final de la Libertadores, todos lo reconocieron en la Exequiel González Cortés, pero él rehuyó de los periodistas. No quería ser un rostro conocido. No quería atraer a la policía.

"Es una historia de alguien cuyas expectativas de diversión eran limitadas. El peluseo era una de ellas y el peluseo probablemente definió su vida posterior"

Luis Miranda Valderrama

Con el paso del tiempo los problemas del "Monito" cada vez fueron mayores. "Mamita, yo nací ladrón y voy a morir ladrón. Pero eso no quita que no te quiera y te adore", recordó su madre, María Recabarren.

"Cuando se empezó a meter con la pasta base [de cocaína] la cosa se puso más incontrolable. Mi hijo era re-buena persona. Si usted hubiera visto las pololas que tuvo, todas bonitas. Siempre lo quisieron ellas. Nunca lo abandonaron, hasta el final", declaró su padre, Luis López.

Luis Mauricio López Recabarren murió el 30 de julio de 1999 en el Hospital de la Penitenciaría. Tenía 24 años y cumplía condena por "robo con intimidación".

Sufría leucemia y sus padres creen que los problemas de salud comenzaron por un balazo en la cabeza que recibió en un asalto.

"Esta es la típica historia de un niño que no tenía mucha más diversión que la de meterse a las canchas de fútbol. Es una historia de alguien cuyas expectativas de diversión eran limitadas. El peluseo era una de ellas y el peluseo probablemente definió su vida posterior, siendo un hombre de la calle, que termina delinquiendo. Es un poco, siento, la historia de un tipo de persona y de un Chile que fue cambiando. Un muchacho pelusón que ya no se ve tanto en las calles, si no que en las poblaciones. Antes se veían estos muchachos en el centro, en los estadios. Ahora estos pelusones, por desgracia, están siendo los cisarros", reflexiona el periodista Luis Miranda.
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