Brian Hamilton junto a Nadia Popovici.
AFP
El 23 de octubre será una fecha que Brian Hamilton posiblemente jamás olvide. El ex jugador profesional de hockey sobre hielo y hoy asistente de los Canucks de Vancouver de la NHL, es el protagonista de una increíble historia.
Ese día, jugaban los Canucks ante los Kraken en el Climate Pledge Arena de Seattle, y una vez terminado el partido, una fanática se acercó al cristal que divide la cancha del público.
La aficionada le mostró el celular a
Hamilton y le advertía mediante un mensaje (ver imagen más abajo) que el lunar que tenía en su cuello tenía características peligrosas.
Después de esto, Hamilton fue al doctor y se sorprendió. El lunar era un melanoma maligno, que afortunadamente para él aún no había penetrado la piel.
Así, el ex jugador pudo tratarse a tiempo. Este 1 de enero, él mismo publicó una carta a través de las redes sociales de su equipo: "Estoy intentando encontrar a una persona muy especial y necesito la ayuda de la comunidad de hockey. A esta mujer que trato de encontrar: me cambiaste la vida y ahora quiero decirte muchísimas gracias".
Y gracias al poder de las redes sociales, la encontraron. La fanática era Nadia Popovici, quien contó al Seattle Times que es estudiante de medicina y que en un voluntariado había visto muchos melanomas.
"Él miró mi teléfono y se alejó y pensé que tal vez ya lo había visto. Tal vez ya se lo había dicho un médico, 'probablemente esté bien', pensé (...) Lo atrapé en un momento en el que todos se estaban yendo y no había nadie detrás de él y le mostré mi teléfono y estoy muy feliz de haberlo hecho".
Hamilton, luego, se confesó: "Tengo una familia maravillosa, tengo una hija maravillosa y pienso que ella extendió mi vida. Ella no me sacó de un auto en llamas como las grandes historias, sino que me sacó de un fuego lento, y luego las palabras de la boca del médico dijeron que si ignoraba eso durante cuatro o cinco años, no estaría aquí".
Pero la historia no se quedó ahí. Los Canucks, a modo de reconocimiento, le otorgaron 10 mil dólares a Popovici para ayudarla con su carrera de medicina.