SANTIAGO.- En menos de dos semanas Francia tendrá un nuevo presidente, tras una competitiva primera vuelta que dejó en la papeleta final al centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen.
Las propuestas económicas son una de las principales diferencias de estos dos candidatas, que va desde la relación con el resto de Europa y la postura respecto al libre comercio.
Emmanuel Macron
Totalmente de acuerdo con la concepción de la Unión Europea, Macron ha sido el único de los candidato en defender el acuerdo comercial entre el bloque y Canadá. Su ideario también contempla la creación de un presupuesto específico para la zona euro y la creación de un ministerio especial para estos asuntos.
Para reactivar la inversión y el gasto, el ex ministro de Economía del actual Presidente, François Hollande, ha prometido recortar el impuesto corporativo gradualmente del 33% actual al 25% y bajar los impuestos locales a la vivienda.
Además, propuso hacer más eficiente al Ejecutivo y disminuir el tamaño del Estado, para recortar el gasto público de 60.000 millones de euros. Eso incluye eliminar hasta 120.000 empleos públicos que resultarán de los trabajadores que deben irse a retiro en los próximos cinco años.
En cuanto al empleo, pretende convertir en universal el derecho al subsidio por cesantía, incluyendo no sólo los asalariados, sino también los empresarios, agricultores e independientes. Esto incluye que las personas sin trabajo tendrán la obligación de hacer cursos de formación y deberán "aceptar las ofertas de trabajo correspondientes".
Marine Le Pen
"La base de todo esto es el patriotismo, es decir, cada medida y cada euro gastado tiene como vocación defender el interés de los franceses", afirmó la candidata de ultraderecha durante su campaña, para dar a conocer su programa que define como "prioridad nacional" y "proteccionismo inteligente".
De esta manera, la líder del Frente Nacional se posiciona en la vereda contraria de Macron, al querer cambiar la moneda a un "nuevo franco" de menor valor para ayudar a que las exportaciones francesas sean más competitivas, priorizar la producción local y crear un nuevo impuesto a las compañías que contratan trabajadores extranjeros.
Por supuesto que este nacionalismo incluye convertir a Francia en el segundo país en abandonar la Unión Europea, después del éxito del Brexit.
Le Pen también quiere recortar los tributos sobre la renta para los más pobres, reducir la edad de retiro y mantener la semana laboral de 35 horas.
Además, se opuso a la privatización de las grandes empresas estatales.
