El discurso titulado "Rompiendo la tragedia del horizonte: cambio climático y estabilidad financiera" dado en 2015 por el entonces gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, se considera un detonador de la actuación de los bancos centrales respecto del cambio climático.
Si bien no están directamente involucrados en abordar el calentamiento global, los bancos centrales deben estar atentos a su impacto en la economía y el sistema financiero.
En medio de una creciente preocupación pública, las instituciones están incorporando consideraciones sobre el clima en sus políticas y están atentas a las amenazas a su principales cometidos: estabilidad de precios, implicaciones en la supervisión bancaria y crecimiento económico en general.
Una herramienta a su disposición son las pruebas de resistencia bancaria, que puede medir cómo se comportarían las instituciones financieras frente a las crisis climáticas.
Mientras la BCE lanza iniciativas en ese sentido, el Banco de Francia ya puso a prueba a nueve grupos bancarios y quince aseguradoras en mayo, estimando un riesgo hasta ahora moderado para esos establecimientos.
La BCE toma cada vez más en cuenta el riesgo climático cuando compra de obligaciones emitidas por empresas o carteras de operaciones de refinanciamiento, dando preferencia a las firmas que aportan activos no relacionados con actividades contaminantes.
El Banco Popular de China también toma en consideración las pruebas de estrés climático. El Banco de Inglaterra las usa desde junio en grandes firmas como HSBC y Barclays y debe anunciar antes de fin de año su programa para comprar activos con criterios verdes.
Muchos bancos centrales se unieron a la Red para Ecologizar el Sistema Financiero (NGFS por su sigla en inglés), que actualmente comprende 95 bancos centrales y reguladores, incluidos los de China, India y Brasil.
Otro de sus miembros, el Banco de Japón, propuso en junio otorgar préstamos a tasa cero a instituciones que financien proyectos para la conservación del medioambiente. El organismo también comprará obligaciones verdes en divisas extranjeras.
La Reserva Federal (Fed) estadounidense, el mayor banco central del mundo, está no obstante rezagado. Su presidente, Jerome Powell, afirmó que la protección del medioambiente no es "algo que abordamos directamente".
Sin embargo, "nos sentimos implicados en el hecho de pensar en riesgos climáticos", como catástrofes naturales, para determinar posibles implicaciones para la economía y el sistema financiero, indicó miércoles la jefa de la oficina de la Fed en San Francisco, Mary Daly.
En el caso de Chile, durante su presentación del Informe de Política Monetaria (IPoM) de septiembre ante el Senado el miércoles, el presidente del Banco Central, Mario Marcel, sostuvo que han "estado trabajando bastante en estos temas", incluso sostuvo que "nos incorporamos a una red global de bancos centrales y reguladores financieros por el reverdecimiento de las finanzas".
"Tenemos varios proyectos en desarrollo", sobre los cuales "al menos vamos a hacer referencia en la presentación del Informe de Estabilidad Financiera en noviembre próximo". Además, aseguró que el "efecto del cambio climático sobre el crecimiento de largo plazo, el efecto del cambio climático sobre los riesgos financieros, entre otras cosas, vamos a ir incorporándolo en nuestros análisis crecientemente".