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Países Bajos y un problema de desobediencia: La confianza entre ciudadanía y autoridades puesta a prueba por la pandemia

Mientras han aumentado los casos de covid-19 de manera exponencial, desde el Gobierno ven con preocupación el comportamiento de la población, que muchas veces hace caso omiso de las medidas y recomendaciones.

03 de Diciembre de 2021 | 16:12 | AFP/Editado por Ramón Jara A., Emol
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AP
En Países Bajos, pese a que un 85% de los adultos están vacunados contra el covid-19, el país sufre un resurgimiento de la pandemia y la población -que suele respetar a las autoridades- esta vez no está cumpliendo con las normas sanitarias, advierten los expertos.

En los espacios públicos cerrados, el uso de mascarillas es obligatorio, pero muchos no lo hacen.

El pase sanitario se verifica con poca asiduidad en bares y restaurantes, y pese a que estos establecimientos deberían cerrar a las 17:00 horas desde el fin de semana pasado, la medida no siempre se respeta.

Las raíces de este problema son profundas. En Países Bajos rige un contrato social que establece que la relación entre la autoridad y los ciudadanos se basa en la confianza.

En marzo de 2020, el primer ministro, Mark Rutte, llamó a realizar "un confinamiento inteligente", pidiendo que la gente se quedara en casa, sin la intervención de las fuerzas del orden.

Y desde entonces, rara vez se ha recurrido a las fuerzas de seguridad.

El domingo pasado, los agentes detuvieron en el aeropuerto de Amsterdam a una pareja (un español y una portuguesa) que escapó de un hotel de cuarentena.

Entre los otros huéspedes, había personas contagiadas con la nueva variante del covid-19 Ómicron.

"Así no se hacen las cosas en Países Bajos. El Gobierno no dice: 'hay que hacer esto o aquello'", explicó Rutte al inicio de la pandemia.

La gestión de los primeros meses de la crisis fue un éxito, con bastante libertad y un amplio margen de responsabilidad individual.

"La gente respetaba las reglas. Estaban unidos frente al virus", recordó Mark Bonten, un epidemiólogo consejero del Gobierno.

"Aversión a las reglas"

Pero tras un levantamiento demasiado rápido de las restricciones sanitarias y dos sucesivos reconfinamientos parciales, se gestó la frustración.

Estos últimos meses, los contagios se dispararon. Actualmente se registran cerca de 20.000 positivos diariamente, una cota muy alta para un país de 17 millones de habitantes.

La semana pasada hubo cerca de 900 contagiados por cada 100.000 habitantes, con lo cual Países Bajos se convirtió en el cuarto país de Europa con más incidencia, según estadísticas de la AFP.

Las unidades que tratan el covid están saturadas. Y el anuncio de nuevas restricciones en noviembre incluso generó violencia en las calles.

La buena voluntad de los neerlandeses se ha visto "erosionada", constató Bonten.

El epidemiólogo de la Universidad de Leiden Frits Rosendaal señaló un contraste con los países mediterráneos. Al inicio estos países fueron golpeados por más fuerza por la pandemia, pero en estas regiones las medidas de prevención se respetan más.

En Italia, España, Francia o Portugal los poderes públicos han sancionado a las personas que desobedecen con duras multas.

"Aquí hay una aversión a las reglas", señaló Rosendaal.

El Ministerio de Salud fue contactado por la AFP pero declinó realizar comentarios.

"Seguir las reglas"

Las autoridades confían en la estrategia de vacunación en un país donde los no vacunados representan el 15% de la población y el "70% de las admisiones en cuidados intensivos", destacó Aura Timen, experta del Instituto Nacional de Salud.

Pero si bien las vacunas reducen drásticamente los cuadros más graves de la enfermedad, no garantizan una protección absoluta y para evitar el contagio es necesario vacunar al conjunto de la población o aplicar normas sanitarias, señalaron los expertos.

Sobre todo en un momento en que la variante Ómicron -que probablemente sea más contagiosa- llegó al país.

Pero cómo van a comportarse los holandeses, es algo que está por ver.

Jan, un encargado un centro de pruebas de covid-19 en las afueras de Ámsterdam y que además es empresario, contó a la AFP que no pide a los clientes el pase sanitario.

Les da la mano pero luego se la lava y se realiza pruebas periódicamente. No está vacunado y tampoco permite que sus hijos sean inoculados, pero no está en contra de esta medida.

"Uso mi intelecto", afirmó. "No creo que seguir las reglas de forma automática sea la respuesta", agregó.
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