Desde 1957 a la fecha, la Democracia Cristiana ha vivido varios cismas, pero ninguno ha logrado quebrar al partido.
El Mercurio.
SANTIAGO.- "He concluido que el pensamiento humanista cristiano que nos inspira necesita de una nueva expresión en el espectro político", dijo la ex ministra y ex senadora Soledad Alvear, al momento de anunciar a la Democracia Cristiana (DC) tras 50 años de militancia.
Con ello, la también ex presidenta del partido notificó su intención de impulsar la creación de un nuevo movimiento para representar las ideas socialcristianas que, a su juicio, la colectividad ha dejado de defender. En definitiva, formar "una nueva DC".
Junto a ella, su esposo, el también histórico militante,
Gutenberg Martínez, y medio centenar de ex camaradas, como el ex diputado Zarko Luksic y el ex ministro Felipe Sandoval, también dejaron la colectividad con la idea de sumarse al nuevo referente.
Sin embargo, no son los únicos que han renunciado al partido, motivados por la profunda crisis que generó la derrota en las últimas elecciones presidenciales y parlamentarias. En enero,
la ex ministra Mariana Aylwin también puso fin a su vínculo con la DC.
Al igual que Alvear, la hija del ex Presidente se llevó consigo a una treintena de miembros del partido, con los cuales mantuvo el nexo que los unió bajo Progresismo con Progreso, grupo paralelo a la tienda política que rechazaba su presencia en la Nueva Mayoría.
Junto a dicho movimiento, Aylwin ha mantenido cierta actividad pública e incluso ha formado parte de conversaciones con el senador de RN, Francisco Chahuán, quien está intentando agrupar a distintas fuerzas bajo el nombre de Federación Social Cristiana.
El difícil camino de los ex falangistas
La denominación escogida por el parlamentario no es casual. Entre 1953 y 1957, ese fue el título de la coalición que agrupó a la
Falange Nacional y el
Partido Conservador Social Cristiano, grupos que se separaron del Partido Conservador y que confluyeron en la DC.
Es tal vez ese origen el que anima a Alvear y Aylwin: Retornar a los orígenes del partido, separándose del partido madre para explorar nuevos caminos políticos. Sin embargo, en sus 60 años de historia,
el resultado de las aventuras separatistas no ha sido el mejor.
Ya lo advirtió la semana pasada el candidato a la presidencia de la DC, Fuad Chahín, quien advirtió que “todos estos movimientos que en algún momento han intentado reemplazar a la DC han terminado en un fracaso total y absoluto".
Y es que en el pasado el partido ya ha sufrido crisis similares y ha terminado imponiéndose. Así ocurrió a fines de los años '60, cuando algunos sectores del partido, convencidos de la necesidad de transformaciones sociales más profundas, decidieron partir.
Fue así que en 1969 se separó un grupo que formó el partido
Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), el cual dejó la DC debido a la política “pro-norteamericana” impulsada por el gobierno de Eduardo Frei Montalva.
Al año siguiente, dicho partido se sumó a la Unidad Popular, la coalición de gobierno de Salvador Allende. Lo mismo hicieron en 1971 un grupo de siete diputados de la DC, quienes cansados por la tendencia derechista del partido formaron la
Izquierda Cristiana (IC).
Ambos grupos terminaron severamente disminuidos tras el fracaso de la UP. En medio de la dictadura, la mayoría de los miembros del MAPU terminaron acercándose al PS y luego al PPD, mientras que la IC intentó sobrevivir hasta 2013, con casi nulo éxito electoral.
Otra escisión relevante ocurrió en 2008, cuando el ex presidente de la DC y líder del sector "colorín", Adolfo Zaldívar, fue expulsado del partido debido a su postura crítica hacia el primer gobierno de Michelle Bachelet.
Ese hecho motivó a cerca de 70 militantes a renunciar a la colectividad, quienes liderados por los abogados Hernán Bosselin y Ramón Briones formaron el
Movimiento Social Cristiano, el cual sirvió de plataforma para impulsar una candidatura presidencial de Zaldívar.
600Militantes ha perdido la DC durante este 2018
En mayo de ese año, buena parte se sumó al
Partido Regionalista Independiente (PRI). De hecho, el diputado Jaime Mulet pasó desde la DC a presidir esa colectividad. Sin embargo, debido al fracaso de la aventura presidencial de Zaldívar, al cabo de unos años varios de ellos regresaron a la Falange.
Asimismo, el PRI -ahora liderado por Alejandra Bravo y Eduardo Salas, ambos ex militantes DC- nunca logró convertirse en la alternativa de centro que pregonaba, con el objetivo de competir con la DC desde la derecha. De hecho, en la última elección logró solo el 0,66% de los votos a nivel nacional.
