SANTIAGO.- El reloj marca las 02:24 horas del 15 de noviembre de 2019 cuando el presidente del Senado, Jaime Quintana (PPD), acompañado por los líderes de la mayoría de los partidos políticos del país, inició en el Salón de Lectura de la Cámara Alta en Santiago la lectura del "Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución".
"Esta noche es histórica para Chile y la democracia", parte diciendo el parlamentario, subrayando el carácter de la declaración que firmaron todos los presentes y que, después de 15 horas de intensas negociaciones que incluyeron episodios de tensión e incertidumbre, terminó sellando el inicio de un inédito proceso constituyente en el país.
Fue el cierre de una jornada que comenzó cerca de las 11:30 horas del jueves, cuando los representantes de Chile Vamos y la oposición se dieron cita en la sede del Poder Legislativo en la capital para continuar las conversaciones que quedaron inconclusas el día anterior,
el cual había terminado sin acuerdo, pero con señales de avance.
El punto de partida indicaba la apertura del oficialismo a un plebiscito de entrada, con la opción para consultar a la ciudadanía sobre el mecanismo para crear una nueva Carta Magna. Sin embargo, una hora después, el optimismo de la centroizquierda se derrumbó súbitamente tras conocer la contrapropuesta de RN, la UDI y Evópoli.
Convención constituyente, con una composición de un 40% de parlamentarios, 40% de delegados elegidos por la ciudadanía y un 20% de figuras designadas fue la propuesta de los partidos de Gobierno, retrocediendo del 50-50 del día anterior, lo cual fue rechazado tajantemente por los partidos de la ex Nueva Mayoría y el Frente Amplio.
Entremedio, el PC decidió restarse de la negociación -a la cual llamaron "cocina"- en la cual se estaba elaborando -a su juicio- un acuerdo insuficiente para responder a la demanda ciudadana que se instaló desde hace tres semanas en Chile, poniendo cuesta arriba la situación en las fuerzas opositoras. No obstante, siguieron conversando para buscar una salida al asunto.
13:30 horas. El ala poniente junto con el segundo piso de la sede capitalina del Congreso se copaba paulatinamente de parlamentarios, asesores y prensa. La oposición ocupó el comedor de la presidencia del Senado como cuartel general, mientras Chile Vamos hizo lo propio con las oficinas del comité de la UDI.
"Cómo pudieron ganar el gallito", lamentaban algunos opositores, apuntando al poder que tuvo el gremialismo para bloquear el plebiscito de entrada y reducir la participación ciudadana en el proceso. Una hora después, hicieron una pausa en la deliberación y partieron a almorzar. Lo mismo hizo Chile Vamos minutos antes.
A las 15:30 se reiniciaron las reuniones por separado, con miras a reunirse cara a cara una hora y media después. Entremedio, la oposición logró acuerdo interno: todos estarían firmes detrás de un plebiscito de entrada, con la opción de escoger entre la convención o la asamblea constituyente, ambas con amplia participación ciudadana.
Cuando ya eran las 17:01 horas, el senador Felipe Harboe (PPD) subió al segundo piso a dejar la propuesta opositora, bajando inmediatamente. Dieciocho minutos después regresó, asegurando que las posiciones estaban más cerca. "Estamos en el área chica", comentaba entre sonrisas, evidenciando la confianza que existía en la centroizquierda.
La sensación, luego de las conversaciones informales que habían sostenido sobre todo con gente de RN y Evópoli era que esta vez si saldría humo blanco. La propuesta era similar a la que luego fue definitiva, pero una parte de la UDI se resistía a escribir la Constitución desde cero sin elevar los quórums.
La compleja fase final
A esa hora, 18:55 horas, el Gobierno había visado la propuesta opositora y encomendó a parlamentarios de RN y Evópoli convencer a los sectores más duros del gremialismo. A las 19:49, los líderes de Chile Vamos se reúnieron en la oficina de Andrés Allamand, para convencer a la UDI.
"El mensaje ha sido muy claro por parte de la ciudadanía. Esta es una victoria de todo el país y por lo tanto lo que hacemos acá es ponernos a la vanguardia de este nuevo contrato social. Ofrecemos una Constitución ciento por ciento democrática"
Jaime Quintana, presidente del Senado
La reunión terminó a las
20:30 y se comenzó a preparar la conferencia de prensa. La expectación era grande cuando los presidentes oficialistas bajan al primer piso para responder a la propuesta de oposición.
A las 20:55, el senador Francisco Chahuán (RN) anuncia que se concretó el acuerdo, sin embargo, algo pasa. La presidenta del PH, Catalina Valenzuela, aparece diciendo que su partido se retira del acuerdo para dar más espacio de participación a los movimientos sociales, ante la incredulidad de Gabriel Boric y Giorgio Jackson.
A las 21:00 estaba programado el punto de prensa, pero nadie aparece. Trece minutos después, el presidente de RN, Mario Desbordes, aclaró que Chile Vamos presentó una contrapropuesta. La noticia cae como balde de agua fría.
La UDI pide que si el organismo constituyente no llega a los dos tercios de acuerdo en algún capítulo, permanezca el vigente en la Constitución de 1980. Es decir, que la carta fundamental creada en dictadura fuera la base y no que se partiera desde cero.
El punto es rechazado por la centroizquierda. Las caras de tensión son evidentes, pero aún hay esperanza. Desde La Moneda, el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, sostiene conversaciones telefónicas con varios presidentes de partidos de ambos bloques para intentar que el acuerdo se cerrara. Ya son las 22:00 horas.
Una hora después, la oposición crea una réplica y las conversaciones se trasladan al segundo piso. Las oficinas de los senadores
Juan Castro,
Luz Ebensperger y
Francisco Chahuán se transforman en el epicentro de la negociación. En la primera, se reúnen los líderes opositores, la segunda es de uso común y la tercera recibe a Chile Vamos.
Se acerca la medianoche y todos repiten como un mantra que "estamos cerca" o que faltan "algunos detallitos", pero en eso pasan casi dos horas. Cerca de la 1 AM, ambas partes se reúnen a redactar el acuerdo, es inminente y algunos parlamentarios dan cuenta de la buena nueva a los medios, pero siempre en condicional.
Media hora más tarde el ambiente ya es más relajado. Hay cansancio, pero sonrisas y muestras de agradecimiento entre todos. Ena Von Baer bromea con Felipe Harboe, Luciano Cruz-Coke con Leonardo Soto, Fuad Chahín con parlamentarios del FA. A viva voz se llama a los presidentes de los partidos de oposición para la revisión final.
Luego es el turno de Chile Vamos, en la oficina de Chahuán se cierra el círculo. Todos exhaustos comienzan a bajar al primer piso para que los presidentes de partido firmen el acuerdo. La reunión se realiza en la vicepresidencia del Senado, mientras algunas figuras toman posición en la rueda de prensa en que se anunciará todo.
02.00 am y está todo listo. Harboe y Matías Walker, presidentes de las comisiones de Constitución del Senado y la Cámara, respectivamente, se felicitan y se toman selfies para retratar el momento. La expectación es alta, pero el cansancio también. Varios se van: No hay nada más que hacer, el acuerdo está sellado.