Valoración de las instituciones según la CEP: La mirada de los candidatos y el debate que se abrirá en la Convención

Me parece importarte entender que nuestro rol como constituyentes, trasciende nuestra posición en el espectro político. Debemos trabajar por represtigiar el ejercicio de la política, mediante discusiones con altura, responsables, actitudes probas, coherentes con los principios democráticos y abiertos a la ciudadanía.

Salir del ejercicio político transformado en una pyme para ganar elecciones, recuperar el sentido de vocación y compromiso con lo público y trabajar por un mejor país, a profundizar la democracia que es el único camino para un mayor bienestar y paz social. Espero que quienes formemos parte de la Convencion tengamos eso claro.

Chile vive una crisis profunda de legitimidad de sus instituciones democráticas, especialmente los poderes Legislativo, Ejecutivo y, en cierta medida, también el Judicial. Por lo mismo, es fundamental que en la Convención se discuta a fondo sobre el régimen de Gobierno y el sistema de partidos políticos.

Ello mediante cambios al equilibrio Gobierno/Congreso y al sistema electoral. También habrá que revisar modernizaciones al Poder Judicial, especialmente al sistema de nombramientos y ascensos. Es imposible que la democracia funcione bien si las instituciones políticas no generan confianza y se perciben con poca legitimidad.

La encuesta pone de manifiesto lo que todos sabíamos, aunque de manera más patente y también más inquietante. Del desprestigio de la mayoría de los políticos (personas), se ha pasado al de la política (actividad) y el peligro es que de allí se pase al desprestigio de la democracia (forma de hacer política).

La Convención permitirá mejorar todas nuestras instituciones y ayudará a que esta mejore en su calidad, pero poco se sacará con eso si la cultura democrática del país no mejora sustancialmente. La nueva Constitución permitirá mejorar la democracia del gobierno central, pero también de los gobiernos regionales y comunales.

Hoy existe una crisis de confianza en las instituciones y existen, también, muy pocos políticos que den confianza. El trabajo de la Convención Constituyente debe ser serio, con respeto a las reglas, con debate, sin violencia, buscando acuerdos que construyan y no polaricen aún más este ambiente político que nos tiene asfixiados.

Vemos que hay un porcentaje de confianza hacia los partidos, el Congreso y el Gobierno que no supera el 10%. Esto tiene que ver con una crisis de institucionalidad que se viene produciendo y que se observó más tras el estallido social, y el generar esta nueva Constitución fue una salida democrática a un proceso social fuerte.

Las FF.AA. y de orden no superan el 37% de confianza, no podemos decir que los chilenos están de acuerdo con esas instituciones. Sin duda que en la Convención tenemos que avanzar en un sistema menos presidencialista, con una sola cámara y reforzar el carácter no beligerante de las FF.AA.

La evaluación ciudadana es mala de muchas instituciones y la Convención puede jugar un rol relevante, pero eso también va a depender de cual sea su actitud. Si la Convención, como yo creo, viene acompañada de participación ciudadana, mucho diálogo y una lógica de acuerdos, evidentemente ayudará a mejorar la confianza.

La gente se tiene que sentir parte de este proceso, no solo votando el 15 y 16 de mayo, sino que también después opinando, debatiendo. De lo contrario, si la Convención trabaja puertas adentro, sin participación ciudadana, evidentemente no se va a generar más confianza y no va a aportar en eso.

La nueva Constitución debe legitimar y modernizar las instituciones públicas para que la ciudadanía confíe en ellas. Es necesario un nuevo régimen semi presidencial, desburocratizar la administración pública, fortaleciendo la participación ciudadana, la fiscalización y sanción de los abusos y estableciendo el Defensor del Ciudadano.

También es necesario un nuevo sistema de seguridad pública, eficaz, preventivo y avanzado en tecnologías. El financiamiento de los órganos públicos debe orientarse a asegurar el desarrollo sustentable, enfocado en las necesidades de las personas (…) y acercar la toma de las decisiones públicas al bienestar de las personas como principio constitucional de probidad.

La encuesta refleja que la seguridad para los chilenos es muy importante, por eso la buena evaluación de la PDI y Carabineros. Ese es un punto a favor. La Convención Constitucional tiene la misión de que exista seguridad en todos los ámbitos, las reglas del juego, la institucionalidad y que no existan ciudadanos de primera y segunda categoría. Unos que se saltan las reglas y no tienen consecuencias y otros que las respetan.

Veo los resultados con preocupación, pero no son una sorpresa. Desde hace algunos años que hay una desconexión entre la ciudadanía y los políticos. Las instituciones son frágiles y la democracia también lo es. Por lo mismo, estos resultados nos deben convocar a todos y todas a hacer el máximo esfuerzo para generar esa conexión.

Asimismo, los buenos resultados de los municipios dan cuenta de la importancia del trabajo en terreno y la cercanía con las necesidades de las personas. Eso marca la orientación hacia donde tiene que transitar la política y también es una orientación para el proceso constituyente. Este proceso tiene que tener sentido de realidad en relación con el Chile del presente y eso lo va da conexión territorial y la participación ciudadana.

La encuesta vuelve a confirmar, una vez más, la crisis de confianza, de representación y legitimidad que tienen las instituciones políticas en Chile. Y también la critica a varios actores sociales, como por ejemplo, la televisión. Estamos en un punto de inflexión. Hemos tocado fondo y es fundamental asumir este hecho para cambiar la hoja de ruta de nuestro país.

En este grave escenario institucional, la Convención es una oportunidad para reconstruir un pacto político que dote de legitimidad a nuestras instituciones. Este desafío, no excepto de riesgos e incertidumbre, será posible si la ciudadanía participa activamente del proceso y los constituyentes son capaces de construir un acuerdo macizo para lograr una Nueva constitución. El desafío está ahí y debemos tomarlo.

Todas las encuestas muestran el problema de legitimidad que tienen las instituciones políticas. Esto, en buena medida, se explica por algunas de las características de la Constitución que no permite una renovación de prácticas y que pone trabas a la participación, por ello, la Convención viene a ser un canal fundamental en la relegitimación de las instituciones representativas.

Pero esta responsabilidad no es solamente de las personas que ocuparán cargos de representación. Todos los chilenos pueden jugar un papel en este momento votando masivamente el 15 y 16 de mayo. La Convención necesita de un gran respaldo ciudadano, para tener las espaldas políticas suficientes para abordar este desafío.

Verdaderamente creo que no puede ser peor las actuaciones de los partidos políticos, Congreso y Gobierno frente al drama de la realidad en Chile. Por eso hoy más que nunca debemos tener representantes con conocimiento, respeto y con empatía hacia la ciudadanía a través del proceso constituyente.

La ciudadanía siente hastío por la clase política. Es importante sacar cosas en limpio para el nuevo país que queremos construir, y una de esas es elegir autoridades que tengan probidad. También hay responsabilidad cívica de quienes no fueron a votar y vamos a proponer participación ciudadana en muchas más instancias.

Los carabineros y militares han matado gente, violado y dejando tuertos a muchas personas, eso es imperdonable, pero la gente tiene miedo de este sistema perverso en el que nos han domesticado diariamente y ese miedo hace necesario que sean necesarias esas instituciones. Pero hay que refundarlas por respeto a la ciudadanía.

Me parece grave, la población de Valparaíso asocia al Congreso a la corrupción. Esto impide la construcción de acuerdos, el país requiere de una nueva política, caras nuevas y oxigenar la política. Una Constitución no que refunde Chile, pero que sí reconozca que tenemos cosas de las que sentirnos orgullosos.

(La valoración de las FF.AA. y de orden) es un llamado a los políticos que promueven su refundación. La ciudadanía percibe que lo que hay que reformar es la clase política y ve que esas FF.AA. y de seguridad están en la calle, ayudando. Eso no lo perciben de sus autoridades. Más que reformular Carabineros, hay que reformular la política.

El desgaste de las instituciones es un hecho evidente, que están absolutamente decadentes producto de la crisis y la corrupción. Y las FF.AA.y Carabineros gozan, por lo menos entre la gente común, de un nivel de descrédito brutal, cualquier encuesta que diga lo contrario no guarda relación con la realidad.

Esto hay que abordarlo en el debate de la nueva Constitución sin ningún tipo de prejuicios y con la seriedad que requiere, ello solamente va a ser posible con personas que tengan no solo el valor de querer discutirlos, sino también la independencia para restituir unas nuevas FF.AA. y un nuevo régimen político, que no puede seguir así.

La última encuesta muestra la pérdida de confianza en el Gobierno, pero todavía este goza del doble de confianza respecto del Congreso y 5 veces más que los partidos. El deterioro de las instituciones políticas no se debe a la calidad de los miembros, sino al diseño institucional, que ha perjudicado el funcionamiento de los poderes del Estado.

La nueva Constitución nos ofrece la oportunidad de rediseñar el sistema político, pero para que el nuevo diseño sea consistente y eficaz es clave combatir el populismo y la demagogia, que como muestra esta encuesta CEP se ha vuelto en una verdadera amenaza a la democracia.

Venimos hace meses con instituciones que perdieron credibilidad. No me parece muy extraño el resultado de esta encuesta. Las instituciones son parte de hacer efectivos los derechos que han sido vulnerados. Tenemos que reformular la institución de Carabineros en la nueva Constitución.

Tenemos que cambiar el presidencialismo, que es demasiado poderoso, descentralizar la política y dar herramientas a las comunas, porque ellas son las primeras que reaccionan (…) Un modo de hacer algo es la descentralización, dando más poder a los gobiernos locales y debe haber una reestructuración de las FF.AA. y Carabineros.

La CEP refleja la crisis institucional y política que estamos atravesando. Nada nuevo. No es casualidad que sean las instituciones políticas las peor evaluadas por la ciudadanía. Es lo que pasa cuando la política se dedica más a pelear entre ellos y no a resolver los problemas de las personas y las familias.

Lo que los chilenos queremos de la política es menos oposición y más colaboración. Menos peleas y más acuerdos. Eso es lo que debemos lograr en el debate constitucional y de ahí lo importante de construir un nuevo sistema de gobierno que marque un cambio en el sistema político, hacia uno que propicie el diálogo, los acuerdos amplios y la colaboración entre distintos sectores.

Hay una crisis profunda en la legitimidad de una serie amplia de instituciones ante la sociedad. No es algo nuevo, sino que crece sistemáticamente durante la última década y media y responde no solo a los excesos que han existido (corrupción, abusos ilegales de poder), sino a un profundo desajuste con la nueva geografía social y cultural en que ha adoptado la sociedad chilena.

El proceso constituyente no solo es una oportunidad histórica para modernizar dicha institucionalidad sino, principalmente, para orientarla hacia esta nueva geografía social y cultural, a sus conflictos negados y desoídos, que requieren canales de procesamiento legítimos en los cuales expresarse democráticamente.

Los resultados de esta encuesta reflejan que las demandas sociales manifestadas en octubre de 2019 y agudizadas por las medidas de ayuda adoptadas por la pandemia, han influido en la pérdida de credibilidad hacia la clase política. Sin embargo, no se ha perdido la confianza en general hacia las instituciones.

Sin duda todo ello debe ser tema a debatir en la Convención, tarea que requerirá un alto grado de disposición, de compromiso, conocimiento y voluntad para lograr los mejores acuerdos que nos permitan garantizar los cambios esperados por la ciudadanía.

Para nadie es sorpresa (la encuesta) respecto al Congreso, los partidos y el Gobierno, ya que vienen en caída libre. Las Fuerzas Armadas y de Orden también han caído pronunciadamente. Los municipios, al ser espacios políticos más cercanos y cotidianos, están más legitimados.

El fin del proceso constituyente no es legitimar la institucionalidad actual, sino crear una nueva institucionalidad de bases legítimas a toda la sociedad. Por eso es tan importante la transparencia total y participación ciudadana.

Lo que gobierna este país es una elite política que son familias. Todos son padres, hijos y sobrinos, entonces esa realidad de cómo está estructurada la política ha llevado a la gente a desconfiar y a todo lo que hoy día eso representa: una falta de compromiso y de realidad con la gente.

Creo que es un gran desafío que los que representemos en la Convención tengan una conexión con sus bases a través de cabildos y de otras formas de estar recogiendo las demandas de la gente. Si en la Convención eso se adopta como norma y doctrina, nos acercará más al pueblo, de lo contrario vamos a seguir con la misma modalidad.

Desde hace al menos una década vemos un proceso que se desarrolla en una aparente contradicción. Por un lado, la politización de la sociedad expresada en movilizaciones y alto interés por los asuntos públicos. Por el otro, la profunda deslegitimación de las instituciones políticas (partidos, Congreso y gobierno).

La encuesta confirma que son procesos simultáneos. La ciudadanía entrega alto valor a la opinión pública no mediada por el poder (radios, sindicatos, redes sociales), y recela de las instituciones que representarían la concentración (empresa privada, televisión, gobierno, partidos). Esta es una oportunidad para la Convención de representar aquel interés por lo asuntos públicos, reformar las instituciones políticas y que estas representen al Chile real y no a una minoría influyente.

Nunca he confiado mucho en las encuestas, nunca me han preguntado para ser parte de los resultados. Respecto a la calificación que se hace por la ciudadanía sobre la institucionalidad chilena, me parece que es ajustada a la realidad, a lo mal que funcionan y, en algunos casos, se podría decir que ni funcionan.

Ahora, la percepción de la gente debe ser parte en el debate en la Convención, pues la fuente material de la nueva constitución debe nacer de un trabajo territorial donde se escuche a la ciudadanía, pienso que la Asamblea Constituyente debe formarse en el pueblo y los convencionales hacerse cargo de lo que resuelve esa asamblea.