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Wimbledon: El fin del calvario de Ivanisevic

El tenista croata fue amenazado de muerte, jugó años para pagarle el tratamiento contra el cáncer de su hermana, fue el primero en luchar en una cancha por su naciente patria y recibió el apoyo de su padre, afectado de una severa enfermedad coronaria que le impide -en teoría- emocionarse demasiado.

09 de Julio de 2001 | 13:06 | emol,com/EFE/DPA
LONDRES.- "Dios, ¿por qué todo tiene que ser tan difícil?" pensó en voz alta y cara compungida el croata Goran Ivanisevic después de desperdiciar su tercer punto de partido en la final de Wimbledon frente al australiano Patrick Rafter, la que finalmente se llevó en cinco sets.

En ese momento, según confesó después, el tenista croata sacudió la cabeza para despejar el recuerdo de sus tres finales perdidas, miró a su padre, Srdjan, un hombre de 58 años, profesor de electrónica en la universidad de Split, que estaba en la tribuna, el mismo que un día decidió vender la casa de sus antepasados para que Goran pudiera pagar los billetes de avión y comenzase su carrera deportiva.

Al momento de servir en el 40 iguales y con ventaja de 8-7 en el quinto set, Srdjan miró para otro lado. No quería volver a sufrir tanto con su hijo, su inseparable compañero, por quien incluso arriesgó su vida por estar cerca de él en los momentos importantes.

Srdjan sufrió una operación de corazón el año pasado en la que le colocaron tres válvulas para poder continuar con vida. A pesar de que los médicos le prohibieron viajar y sobre todo le recomendaron evitar tensiones, él desoyó los consejos y continuó fiel en sus proyectos.

Después de haber sido segundo del mundo en 1994, de ganar 21 títulos en su carrera, y dos medallas de bronce olímpicas, el cañonero croata se fue diluyendo en la clasificación mundial hasta aparecer 125° antes de comenzar el torneo de Wimbledon.

La culpa se debió en parte a sus problemas con el hombro, donde sufre una lesión congénita que le produce gran dolor a la hora de servir sus fenomenales misiles. De hecho continua tomando pastillas para mitigar el dolor y al final de año deberá decidir si se opera o deja el tenis.

Goran ha sufrido una gran transformación este año, si se tiene en cuenta que en el Abierto de Australia cayó en la primera ronda de la fase previa, y tras volar durante 21 horas a los tres días tuvo que hacer el mismo camino de vuelta pero con las manos vacías, en lo que él calificó como un "castigo de Dios".

Luego no pudo acudir a la clasificación de Roland Garros y hace tres semanas perdió en la primera ronda del torneo de Queen's ante el italiano Cristiano Caratti.

Al pisar Wimbledon, donde entró en el cuadro tras solicitar una invitación, algo cambió radicalmente para jugar el mejor tenis de su carrera cuando se encuentra cerca de cumplir 30 años.

Las razones de esta transformación de Ivanisevic radican en que nunca antes hasta hoy tuvo la oportunidad de jugar por si mismo. Siempre estuvo presionado, primero para ganar dinero a toda prisa para sufragar los gastos para curar el cáncer de cuello que padecía su hermana Srjdana.

Luego llegó la guerra de su país y necesitaba ganar a la fuerza para convertirse en la enseña de los suyos. Fueron tiempos en los que se hizo famoso con la frase "puedo hacer más por ellos con la raqueta que con una metralleta".

La guerra tuvo una gran influencia en su carrera. Cuenta Srdjan que durante su estancia en Wimbledon desde 1991 a 1995 tuvo que cambiar varias veces de hotel e incluso registrarse con nombre falso. "Recibíamos mensajes a media noche, mensajes en los que decían que iban a matarle". Eran tiempos en los que un guardia de seguridad pasaba la noche enfrente de la puerta de su habitación.

Tal fue su miedo que en 1992 durante el torneo de Australia recibió incluso lecciones para utilizar un arma de fuego porque las amenazas continuaban, incluso le decían que iban a poner una bomba en su hotel.

Las anécdotas en torno al heterodoxo "Bombardero de Split" son incontables y en muchos casos inciden en su sorprendente personalidad. Por ejemplo, tiene tatuada una cruz, una rosa y un tiburón, que según él dan una imagen completa de su personalidad: "Una cruz es eso, una cruz. La rosa significa amor. Y el tiburón es una bestia. Si lo combinas todo, ese soy yo".

Muy implicado en todo el proceso de los Balcanes, Ivanisevic es incluso el responsable de las obras de caridad de la ATP, mantiene una fundación para ayudar a los niños necesitados tras la guerra de su país y está siempre dispuesto a participar en cualquier acto benéfico.

Cuando estaba en ventaja, con el cuarto punto de partido a su favor, Goran voló lejos y recordó que él eligió combatir en la pista por su naciente país y se ganó las iras de los yugoslavos cuando en 1992 rehusó a jugar por Yugoslavia en el Abierto de Australia. Allí se convirtió en el primer croata en defender esa nueva bandera.

Ahora, libre y capaz de controlar a los tres Goran que conviven en él, "el bueno, el malo y el de emergencia", Ivanisevic sacó el último punto, Rafter la metió a la red y el croata se fue al pasto, a llorar, porque los sueños que son reales no se aguantan adentro.
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