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Atenas se sumerge en la fiebre olímpica

Aunque la incertidumbre por las entradas subsiste: apenas se vendieron la mitad de las 5,2 millones disponibles, y algunos temen unos Juegos con estadios semivacíos, en especial en los eventos clasificatorios.

08 de Agosto de 2004 | 11:13 | DPA
ATENAS.- Como un monstruo que se despereza tras un largo sueño, Atenas vivió hoy su último fin de semana de calma antes de sumergirse en la fiebre de los Juegos Olímpicos.

El sueño, que se extendió por 108 años, es ya casi realidad. Es cierto que en el aire se mezclan el polvo y el olor a cemento fresco, que en el estadio olímpico se siguen haciendo ajustes, que muchas obras requieren de retoques y que hasta el último minuto habrá trabajos pendientes.

Pero no hay dudas de que los Juegos Olímpicos ya están en Atenas.

"Estamos listos, nuestras instalaciones están listas y nuestra gente está lista. El tranvía, el metro, el tren y los carriles olímpicos están abiertos. Atletas de todo el mundo entrenan en nuestras instalaciones", resumió orgullosa la presidenta del comité organizador (ATHOC), Gianna Angelopoulos-Daskalaki.

Y ese optimismo es compartido por el Comité Olímpico Internacional (COI). "Estos serán unos Juegos realmente muy, muy buenos", aseguró su presidente, Jacques Rogge, que elogió a la organización, blanco de críticas durante años.

"El Comité Olímpico Internacional está extremadamente satisfecho con los preparativos, y estamos encantados de ver que las promesas que se nos hicieron fueron cumplidas", agregó.

Bajo un cielo seminublado y con temperaturas en torno a los 35 grados, los atenienses aprovecharon el descanso del domingo para tomar fuerzas de cara a tres semanas de fiesta, con 1.250 operaciones aéreas durante el fin de semana, mientras la villa olímpica no cesa de recibir atletas y miles de personas formaban durante horas largas filas bajo el sol para comprar entradas para los Juegos.

Aunque la incertidumbre por las entradas subsiste: apenas se vendieron la mitad de las 5,2 millones disponibles, y algunos temen unos Juegos con estadios semivacíos, en especial en los eventos clasificatorios.

Otros, tras ver cómo 150.000 tickets fueron vendidos en tres días, creen que ese peligro no existe.

Rogge parece ser uno de ellos: "Ya dije que los griegos aceleran su ritmo como en la danza del syrtaki. Si todo funciona bien, el 30 de agosto seré el hombre más feliz del mundo".

Los atletas, principales protagonistas de la fiesta deportiva, parecen contentos con el que será su hogar en los próximos días, ya que la villa olímpica no cesa de recibir elogios.

"Alaban la villa y están teniendo una muy buena impresión de las instalaciones que ya pudieron probar", aseguró Denis Oswald, el hombre del COI encargado de marcarle el paso al ATHOC.

Eran cerca de las cuatro de la madrugada del domingo, y el estadio probaba sus luces. Del azul mediterráneo pasaba al blanco más puro, con escalas en delicados turquesas y suaves lilas hasta enceguecer nuevamente con un blanco brillante.

Noche calurosa, brisa imperceptible y el "monstruo" que parece juntar fuerzas para el gran desafío. Coronado por dos arcos que sostienen la asombrosa cubierta de metal y vidrio diseñada por el español Santiago Calatrava, el estadio simboliza el desafío de los griegos.

Se trata de demostrar que un país chico y sin poder económico como es Grecia puede organizar con éxito el mayor acontecimiento mundial, y se trata de hacerlo sin traicionar una historia que se remonta a 2.800 años, y que tiene su último antecedente en Atenas 1896. Tras 108 años, Atenas regresa dispuesta a convertirse en el centro del mundo.
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