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Columna editor diario El País, Uruguay: "Pese a todo, Chile saldrá favorecido en lo anímico"

Edward Piñón escribió para Emol unas líneas en las que respalda la decisión de Borghi de marginar a jugadores.

11 de Noviembre de 2011 | 11:00 | Por Edward Piñón
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Edward Piñón tiene su visión acerca del conflicto en Chile.

El Mercurio

MONTEVIDEO.- No es un código escrito, pero no precisa que se ponga en blanco y negro para entender que bajo sus normativas se rige un grupo humano. No se trata, tampoco, de regirse sobre un control de alcoholemia para determinar si la bebida ingerida se situó por encima de los valores que cuestionan, por ejemplo, que un chofer asuma el control de un vehículo. Cuando se avanza sobre el carril equivocado, no queda otra que afrontar las consecuencias.

Los cinco jugadores que Claudio Borghi resolvió sancionar con la exclusión de la selección chilena cometieron una falta gravísima. Y esa falta no se mide por la cantidad de vasos de alcohol que hayan bebido, si no por la violación explícita a una convocatoria.

Si la “Roja” está por encima de todo, si por la selección hay que dar el máximo, si la camiseta nacional es la principal motivación, ¿cómo se puede caer 45 minutos tarde a una concentración? No perdieron ningún vuelo, no estaban en otra ciudad, no tuvieron ningún choque. No hay excusa posible. Ni palabra que pueda borrar la grosera falta cometida contra la camiseta más linda de todas. ¿No tienen reloj? ¿No sabían que se pasaban del horario o creyeron que hacían lo que querían.

A Borghi no le quedaba otro camino que pegar el portazo. De qué manera puede después mirar a los ojos a los otros jugadores. Pasar por alto la falta le quitaba autoridad para el resto. Cómo llamarle la atención a un jugador por un error técnico o pegar un grito por una falta de actitud en la cancha si a cinco jugadores los dejó llegar a la hora que se les antojo a la concentración.

Además, hoy que Chile lamenta las bajas, porque nadie puede desconocer la capacidad deportiva de Jean Beausejour, Jorge Valdivia, Gonzalo Jara, Arturo Vidal y Carlos Carmona, ¿de verdad creen que el equipo se resiente desde lo anímico? No existe mayor empuje para fortalecer la moral de un equipo que saber que hay que reponerse ante la adversidad que se genera por situaciones extra deportivas. No existe mayor impulso para un jugador que tener la certeza que el conductor de su equipo premia la identificación con la selección. Y si de fútbol se trata, ¿no tiene Matías Fernández las condiciones deportivas como para suplir al “Mago”?

Como uruguayo, con ese lenguaje futbolero en el que todo, o casi todo, está permitido, hasta hubiese sido mejor que al campo de juego entraran estos muchachos cuestionados por su comportamiento. A juzgar por los hechos, sería muy fácil sacarlos mentalmente del compromiso con simples insinuaciones de su “inaceptable” estado.

La decisión de Borghi fue la correcta y son las medidas que cualquier ciudadano del mundo fanático del fútbol espera ver del entrenador de su equipo ante situaciones de esta naturaleza. Porque a la cancha tienen que entrar los que defienden a la selección todos los días del año. Porque ese lugar no se gana solamente con chispazos en 90 minutos de juego.

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