SARA JESSICA PARKER
La blonda de tímida mirada y ascendencia judía nació el 25 de marzo de 1965, muy lejos del glamour neoyorquino, en Nelsonville (Ohio), aunque se crió en Cincinnati con sus siete hermanos.
A los ocho años empezó a aflorarle su veta artística cuando formó parte del ballet de esa ciudad y apareció en el programa de televisión “The little match girl”.
Tiempo después, su esforzada familia se trasladó a Nueva Jersey en busca de mejores oportunidades pero no por eso descuidó sus estudios de danza los que la llevaron por primera vez a pisar el suelo de Broadway con el musical “The innocents”, a los 11.
Luego de participar en varias producciones, en 1978 Jessica se integró al elenco de “Annie” hasta que se percataron de su talento innato y le dieron el papel principal, el que fue elogiado por la crítica.
Con estos resultados y la tentación de Hollywood, que ya había fijado sus ojos sobre ella, decidió abandonar momentáneamente los escenarios para probar suerte en la pantalla grande y por qué no en la chica.
Fue así que debutó en 1984 con “Footloose”, mítica y taquillera película ochentera con
Kevin Bacon. Le siguieron “Girls just want to have fun” y “Honeymoon in Vegas”, entre varias otras, desarrollando una carrera llena de altibajos en lo que a cine se refiere.

Porque fue definitivamente en la televisión donde Parker encontró su nicho. Tras participar en algunas series como “Equal justice” recayó en el personaje que la llevaría hasta la lo más alto de su carrera: Carrie Bradshaw de “Sex and the city”, en 1998.
Tras seis exitosas temporadas, en donde se convirtió en productora de la glamorosa serie, Jessica se transformó en toda una gurú de la moda, destacándose siempre por su estilo y como la mejor vestida en todo evento. Tanto así, que hasta firmó un jugoso contrato por 38 millones de dólares como rostro de Gap.