Cuando en el pasado no se entendía bien qué eran y por qué se producían los terremotos, en todas partes del mundo se trataba de establecer una relación directa entre su ocurrencia y la posición de la luna, el clima o el comportamiento de los animales, lo que dio origen a una serie de creencias populares sobre el tema.

Por ejemplo, en la mitología hindú, una de las creencias más antigua afirm que la Tierra es una plataforma plana, sostenida por ocho elefantes que a su vez se apoyan sobre el caparazón de una tortuga gigante. De esta manera, los sismos son atribuidos a los movimientos que realizan los animales cuando se sienten cansados y sacuden sus cabezas.

En tanto, en Japón se creía que los movimientos telúricos se debían a los jugueteos del namazu, un pez gigantesco que vivía en el barro bajo la superficie terrestre y que únicamente podía ser dominado por el dios Kashima.

En el caso de Chile, para los mapuches los terremotos expresan un desequilibrio cósmico que debe ser corregido por los hombres a través de ritos propiciatorios, como es el caso del nguillatún. En esta ceremonia, la comunidad entrega ofrendas a los dioses, los espíritus de los antepasados y la tierra, con el objetivo de restablecer el lazo entre el mundo humano y el mundo sagrado, cuya ruptura se manifiesta en la catástrofe sísmica.

Asimismo, para los habitantes del sur del país, la jibia o calamar rojo es señal de que se aproxima un terrible desastre. Esto debido a que, como recuerdan los más ancianos, en los días previos al terremoto del 21 de mayo de 1960, las costas de Castro y Puerto Montt, en la Décima Región, se llenaron de jibias. Y que antes, en la década del cuarenta, sucedió lo mismo en la víspera de fuertes movimientos telúricos.

Otra creencia fuertemente arraigada en las personas es la que sostiene que el calor, la humedad y el aire estancado, son presagio de que pronto ocurrirá un terremoto. Sin embargo, en la actualidad se sabe que no existe ninguna relación entre el estado del tiempo y los terremotos, ya que éstos ocurren por igual en zonas secas y desérticas, en las regiones polares, en invierno o en verano, cuando hay calma o cuando hay viento.

También existe una tendencia a creer que los terremotos que ocurren cerca en el tiempo pero en diferentes lugares del mundo, se interrelacionan por un aparente "efecto cascada" que actúa como disparador. Sin embargo, los especialistas han descubierto que no puede establecerse ninguna relación entre terremotos ocurridos en zonas distantes.

Los estudios científicos también han echado por tierra la convicción popular de que los movimientos telúricos tienen relación con la alineación de la Luna, el Sol y los planetas, o la que dice que los animales pueden predecir un sismo con cierta antelación. Según los especialistas, aunque es posible localizar zonas definidas o susceptibles de sismos, o bien establecer primariamente el período en el cual puede ocurrir uno, aún es científicamente imposible determinar con precisión cuándo se producirá un terremoto.

Fuentes:
http://www.memoriachilena.cl
http://www.sinaproc.gob.pa/terremotos.htm
http://www.analisisinternacional.com/analisis/terremoto.html
http://www.ceride.gov.ar/servicios/comunica/entrana.htm