El más grande piloto brasileño de todos los tiempos, y uno de los más talentosos y triunfadores del mundo, tuvo una vida al límite. Su temprana muerte cambió la Fórmula 1 para siempre y dejó un legado difícil de igualar. El circuito de Interlagos en Sao Paulo, su ciudad natal, lleva una curva que se llama “S de Senna”.
14:17 horas. 220 kilómetros por hora. A esa hora y a esa velocidad iba el Williams Renault conducido por Ayrton Senna cuando impactó contra los muros de protección de la curva Tamburello del circuito Enzo y Dino Ferrari de Imola, en San Marino, Italia.
Era la séptima vuelta de la competencia. Sólo 24 horas antes,
en las clasificaciones del mismo Gran Premio, el austríaco Roland Ratzenberger,
un novato en la F1, se había estrellado contra el muro en la curva
Villeneuve.
Ayrton Senna frenó en la pista para ver de cerca cómo los rescatistas intentaban reanimar al austríaco. Aunque muchos creen que Ratzenberger murió en el acto por una severa fractura cervical y craneana, fue sacado rápidamente del circuito y se le declaró muerto en el hospital de Bolonia. Así, el Gran Premio de Imola 1994 no fue suspendido. Senna prometió dedicarle una victoria al día siguiente.
Pero ese fin de semana en Imola no estaba para alegrías ni homenajes. Fueron días trágicos para la Fórmula 1, con dos pilotos muertos en un total cinco accidentes.
El de Senna fue el cuarto. Era la séptima vuelta del Gran Premio de San Marino. El Williams Renault de Senna debía tomar la curva Tamburello, pero siguió recto e impactó a 250 kilómetros por hora contra las barreras de protección.
En esa misma curva, pero en 1987, el brasileño Nelson Piquet había sufrido otro accidente similar.
Sin embargo, lo del tricampeón mundial fue fatal. Senna lideraba la carrera escoltado por el alemán Michael Schumacher (a la postre el triunfador) cuando se produjo el accidente.
Los servicios de socorro demoraron varios minutos sacar al brasileño del habitáculo de su Williams.
La atención médica se le aplicó sobre la misma pista.
Luego, en una camilla fue llevado hasta un helicóptero que aguardaba
a pocos metros de distancia, que lo trasladó hasta el hospital Maggiore de
Bolonia.
En el centro médico, los médicos fueron pesimistas acerca del estado del brasileño, al cual no dejaron de calificar como grave primero y dramático luego. Un primer informe había dado cuenta que “Magic” había sufrido fuertes hemorragias. Se constataron además dificultades respiratorias y hubo que practicarle una traqueotomía.
Poco después los médicos agregaban al diagnóstico la existencia de fracturas múltiples en la base del cráneo, un hundimiento de caja craneana en el sector frontal y un estado de coma profundo. El pronóstico era extremadamente reservado, añadía por entonces la doctora Maria Teresa Fiandri.
El corazón de Senna, quien hacía poco había cumplido 34 años, se detuvo exactamente a las 18:40 horas. Desde ese momento, nada en la Fórmula 1 volvió a ser igual.
Fin de semana trágico
Entre el 29 de abril y el 1 de mayo de 1994 hubo cinco accidentes en el marco del Gran Premio de Imola. El primero fue del brasileño Rubens Barrichello, el viernes 29, aunque sin consecuencias graves.
El sábado 30, en la segunda tanda de clasificaciones, el austríaco Roland Ratzenberger (Simtek-Ford), de 31 años, impactó a alta velocidad contra las barreras de protección, muriendo poco después producto de lesiones cerebrales.
El domingo 1 de mayo, día de la carrera, se produjo el tercer choque. En la largada, el finlandés J.J. Lehto (Benetton Ford) fue impactado por el Lotus Honda del portugués Pedro Lamy, obligando a neutralizar la carrera durante las primeras cinco vueltas.
Apenas dos giros después de reiniciada la carrera, Senna impactó su Williams Renault contra las barreras. Murió en el hospital, por lo que el Gran Premio no se suspendió.
Y en la vuelta 48, el italiano Michele Alboreto (Minardi) atropelló en los boxes a tres mecánicos de Ferrari, quienes sufrieron heridas en sus piernas.