Corea
del Sur:
El milagro económico del río
Han
GONZALO VEGA S.
En 1953,
Corea del Sur era un país arruinado por la guerra con su vecino
del Norte, y una de las naciones agrícolas más pobres
del mundo. Pero en menos de 50 años, y en buena medida gracias
a su empuje, este pequeño país logró integrarse
al grupo de los codiciados "tigres asiáticos".
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Seúl
ha sido testigo directo del milagro sudcoreano |
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Su PIB,
que en 1962 era de 2,3 mil millones de dólares, actualmente llega
a los 857 mil millones; el ingreso per cápita, de US$ 87 creció
a US$ 12.000; ha disfrutado de un promedio de 8,6% de crecimiento económico;
surgió como la undécima nación más rica
del mundo, y se estableció como uno de los principales constructores
de barcos y fabricante de aparatos tecnológicos y automóviles
del mundo.
Aunque fue una de las economías más afectadas por la crisis
asiática de 1997, ha logrado recuperar su dinamismo productivo,
y actualmente los más de 48 millones de sudcoreanos disfrutan
de un nivel de vida que no soñó la generación anterior.
La educación primero
Este proceso se denominó "El Milagro del Río Han",
en referencia al cauce que cruza la capital del país, Seúl.
¿Pero en qué consistió? En una estrategia de desarrollo
económico orientada al exterior y que utiliza las exportaciones
como el motor de su crecimiento.
Pero no todo se basó en la economía. El otro actor importante
fue la educación. Los coreanos siempre le han dado una gran importancia,
no sólo como un medio para la realización social, sino
como un medio de avance social.
La educación primaria es gratuita y obligatoria para todos los
niños entre 6 y 12 años, y el aporte del gobierno es el
mayor componente del presupuesto de las escuelas.
"La meta de la gente coreana es la educación, ya que la
tierra coreana no tiene casi ningún recurso natural. El único
recurso natural es la propia gente", señala a "El Mercurio"
la experta sudcoreana Wonjung Min.
Chile y Corea tienen muy poco en común, lo que se puede confirmar
en detalles como que el 21% de los sudcoreanos lleva por nombre Kim;
que el idioma coreano tiene diez vocales y catorce consonantes, y se
escribe con un alfabeto fonético nativo llamado Han-geul; en
que no hay costumbre de dar propinas, o en que hay un fuerte respeto
hacia la tercera edad, al punto de que los jóvenes no pueden
mirar a los ojos a un anciano cuando están hablando.
"Ambas culturas son muy diferentes. Quizás lo que más
nos distingue es que en Chile la gente expresa mucho más que
los coreanos. En general, los orientales no expresan todo, son más
reservados. En Chile mucha gente siempre dice sí, para que no
lo molesten. Pero en Corea la palabra es compromiso. Hay que cumplir
la palabra", señala Min.
Pero pese a todas estas diferencias, Corea del Sur eligió a Chile
para firmar su primer Tratado de Libre Comercio (TLC).
¿Por qué Chile? Para el embajador sudcoreano en nuestro
país, Shin Jang-bum, la respuesta es simple: "Porque es
el país más estable en América Latina, en términos
políticos, económicos y sociales, y su mercado es muy
abierto. Además, puede ser una puerta mutua de entrada para América
Latina y para Asia".
Entre enero y julio del presente año, el intercambio comercial
con Chile fue de 1.430,2 millones de dólares. Pero -producto
del TLC- se estima que esa cifra debiera duplicarse en los próximos
cinco años.
Pero la idea es que el intercambio no sea sólo económico,
sino que se amplíe a otros sectores como el cultural, y ése
será uno de los principales temas que abordarán los Presidentes
Roh Moo-hyun y Ricardo Lagos durante la cumbre del APEC 2004.
Según el embajador, el principal desafío para Seúl
ahora es continuar con su expansión comercial y apertura económica.
Pero Corea del Sur tiene otra preocupación: su acercamiento a
Pyongyang.
En junio de 2000, ambos países firmaron un histórico acuerdo
que abría el camino de la reunificación, pero esta dinámica
se estancó debido a problemas internos y a la acusación
de Washington a Corea del Norte de promover el terrorismo y de reactivar
su programa de armas nucleares.
Evitando roces
Desde entonces, Norcorea, que ha reconocido el desarrollo de un programa
nuclear secreto, y EE.UU. han mantenido un tira y afloja que ha contribuido
a tensar las relaciones con sus vecinos del sur, aliados de Washington.
En junio pasado, la relación entre las dos Coreas -que técnicamente
aún están en guerra porque el conflicto bélico
finalizó en una tregua y no en un tratado de paz- dio un paso
determinante con la firma de un acuerdo que definía medidas para
evitar incidentes armados en la frontera.
Se trata de una iniciativa importante, aunque la paz definitiva está
lejos de llegar.
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