GUERRA CONTRA EL REQUIEM
Por Juan Antonio Muñoz

Carátula de "War Requiem" para el sello Decca

La obra de Benjamin Britten, pensada para la reconciliación europea, fue boicoteada aun antes de su estreno. Esta es la historia.

Por Juan Antonio Muñoz H.

El 14 de noviembre de 1940 la catedral de Coventry fue destruida por los bombarderos alemanes. En vez de conservar las ruinas, como se hizo en otras ciudades, se quiso que un nuevo templo fuera erigido como símbolo de los nuevos tiempos. De manera que una catedral nueva, diseñada por Basil Spence, se inauguró el 30 de mayo de 1962, con el propósito de que fuera testigo del ánimo renovado que emprendían las naciones.

El gobierno inglés encargó a su más célebre compositor en vida, Sir Benjamin Britten (1913-1976), que compusiera una obra para la apertura. Britten, que desde tiempo atrás tenía deseos de hacer una gran partitura coral sobre textos religiosos, fundió, entonces, en un sólo corpus, la antigua misa latina para los muertos con poemas relacionados con la guerra escritos por Wilfred Owen (1893-1918), quien había combatido y muerto muy joven, pocos días antes del armisticio de la Primera Guerra.

El músico quería que su ‘‘War Requiem’’ (‘‘Réquiem de Guerra’’) fuera un alegato por la paz. A muchos llamó la atención en ese momento la elección de Owen, porque el más destacado del grupo de poetas de la Gran Guerra no era él sino Rupert Brooke, cuyos versos estaban en sintonía con los sentimientos patrióticos de la época, tendientes a exaltar la imagen del joven que se sacrifica por la patria en peligro.

Owen, al revés, escribía poemas estremecedores y jamás se refería a la gloria que alcanzarían los soldados sino al dolor que estaban obligados a sufrir y a infligir. El no creía que fuera inevitable morir por la patria y veía la guerra como un ultraje contra la humanidad y el cristianismo. Además, consideraba que la guerra era injusta para ambos bandos. Alinearse en uno u otro lado de la trinchera le resultaba imposible.

Britten estructuró todo como un diálogo entre un tenor y un barítono, que representan a dos soldados muertos que comentan la tragedia. Es particularmente sugestivo el fragmento en que el barítono canta: ‘‘Yo soy el enemigo que tú mataste, amigo mío. Te he reconocido en esta misma oscuridad; con el mismo gesto con que ayer mortalmente me heriste. Me defendí; pero mis manos estaban frías y sin fuerza’’.

Soprano sin permiso

Mstislav Rostropovich

Siempre tras la necesidad de que la partitura reforzara el tema de la reconciliación europea, el músico escogió como solistas para el estreno al tenor Peter Pears, por Inglaterra; al barítono Dietrich Fischer-Dieskau, por Alemania, y a la soprano Galina Vishnevskaia, por la Unión Soviética. A esta última, esposa del cellista y director Mstislav Rostropovich, le fue escrito especialmente el pasaje para soprano del ‘‘Réquiem’’.

Pero la Guerra Fría no se hizo esperar: los soviéticos negaron el permiso para viajar a Coventry a Galina Vishnevskaia, a pesar de que ésta tenía que estar en Londres hasta pocos días antes pues debía cantar ‘‘Aída’’ en Covent Garden.

La primera respuesta de Ekaterina Furtseva, Ministro de Cultura de la Unión Soviética entre 1960 y 1974, fue una pregunta:

—¿Cómo puede usted, una mujer soviética, colaborar con un alemán y un inglés en una obra política?

—No es una obra política sino un llamado a la paz, respondió la Vishnevskaia.

—Pero fueron los alemanes quienes restauraron la catedral de Coventry.

Así lo recuerda la cantante en su autobiografía:

‘‘Tras mi última función en Covent Garden recibí la orden de volar de regreso a Moscú al día siguiente. Me obligaron a decirles a los periodistas que me reclamaban urgentemente... para hacer un programa de televisión.
Entretanto, Rostropovich recorría Moscú tratando de obtener el famoso permiso’’.

Pero la respuesta fue:

—No cambiaremos de opinión. La catedral fue restaurada por los alemanes. Debieron dejar las ruinas como estaban, para que sirvieran de testimonio de la brutalidad del fascismo. No se debe transformar en amigo al enemigo. ¿Comprende usted? Fue construida con dinero alemán. No coincidimos con los ingleses en ese asunto y no vamos a unirnos a la celebración.

La soprano Galina Vishnevskaia

El 30 de mayo de 1962, día del estreno del ‘‘Réquiem de Guerra’’, la Vishnesvskaia lloraba a solas en su casa en Moscú. En su reemplazo, Heather Harper cantaba en Coventry. Pocos meses después, en enero de 1963, Galina interpretó la obra en el escenario del Royal Albert Hall e intervino en el registro discográfico que hizo Decca con Pears, Fischer-Dieskau y el propio Britten en el podio.

‘Réquiem de Guerra’’ (DECCA)
 

Obra perturbadora y dura, a la vez que de una belleza contenida que asombra, el ‘‘Réquiem de Guerra’’ de Britten fue definido por Shostakovich como una de las obras musicales más importantes del siglo XX. Nada mejor para conocerla que escuchar esta versión dirigida por el propio compositor y que congrega a los solistas que él había escogido para el estreno: Peter Pears (tenor), Dietrich Fischer-Dieskau (barítono) y Galina Vishnevskaia (soprano).

Quien escuche la obra por primera vez debe atender a los tres planos en los que se desarrolla la compleja partitura. El primero es el de los solistas tenor y barítono, quienes, junto a una orquesta de cámara, cantan los poemas de Owen. Luego, los intérpretes de la misa de réquiem latina, que son la soprano solista (en una parte de gran exigencia), el coro mixto y la gran orquesta, que representan el mundo ritual del funeral. Finalmente, el coro de niños y el órgano, que encarnan la pureza que se pierde en cada guerra.

Britten consigue un equilibrio perfecto de estos tres planos en la interpretación de su obra y obtiene momentos sobrecogedores en las secuencias del ‘‘Dies Irae’’ y en el final, cuando las campanas tañen por última vez y el coro canta las palabras ‘‘Requiescant in pace’’.

Esta grabación fue ocupada como banda sonora de una película sobre el ‘‘Réquiem de Guerra’’ filmada por el controvertido cineasta inglés Derek Jarman (‘‘Eduardo II’’), en la que actúa Sir Laurence Olivier.


IMPRIMIR

Ir al inicio