Estrenos
en Chile
Réquiem de Guerra
Juan
Pablo Izquierdo dirigió el estreno para Chile de esta obra en
julio de 1984. La presentación tuvo lugar en el Teatro Municipal
y congregó a cerca de 200 personas sobre el escenario: los solistas
ingleses Arthur Davies (tenor), Peter Knapp (barítono), Elizabeth
Vaughn (soprano), el coro profesional de Santiago, el coro infantil
del Santiago College y la Orquesta Filarmónica de Santiago, dividida
en dos conjuntos como lo exige la obra.
Las funciones se hicieron a media luz para que el público pudiera
seguir atentamente los versos del poeta inglés Wilfred Owen.
La obra, que fue considerada como el estreno más importante de
ese año, “tiene como sujeto a la guerra y la violencia
para mostrar la crueldad innecesaria que por ella se produce”,
comentó en ese entonces Izquierdo.
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JUAN
PABLO IZQUIERDO |
El director
chileno la definió como una composición de denuncia, una
protesta por los horrores de la guerra. “En ella se enfrenta la
liturgia de una Misa de Réquiem cualquiera con los versos de
Owen. Es una interpolación entre ambos. Los versos son un paréntesis
en la liturgia de la misa, un diálogo entre el texto litúrgico
del descanso eterno y la posición del hombre contemporáneo”,
explicó en esa oportunidad a El Mercurio.
Dido y Eneas
Esta ópera de Henry Purcell fue presentada en 1986 por
el Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica
de Chile. El director Ricardo Kistler escogió la versión
elaborada por Benjamin Britten e Imogen Holst y la ofreció de
un modo semi dramatizado.
Se trató de una producción sencilla con algunos desplazamientos
de los personajes y un fuerte apoyo en la iluminación para crear
las distintas atmósferas.
La soprano Mary Ann Fones interpretó a Dido y el barítono
Sergio Gómez a Eneas. El resto de las voces principales estuvo
a cargo de las sopranos Marcela Holzapfel (actualmente Marcela de Loa),
quien encarnó a Belinda, y Lorna Guzmán quien, junto a
las mezzosopranos Laura Délano y Soledad Díaz, interpretaron
al trío de brujas. La puesta en escena fue dirigida por Ramón
Núñez y la iluminación estuvo a cargo de Ramón
López.
“Dido y Eneas” es la única ópera propiamente
tal de Henry Purcell y fue compuesta por el músico inglés
en 1689, siguiendo el encargo del director de un internado femenino
para que fuera representada por sus alumnas. Purcell se basó
en un texto del poeta Nahum Tate, quien se inspiró en Virgilio.
Tate agregó una escena de brujas a la historia del poeta.
Antes se había presentado en Chile a manera de concierto en la
sala Isidora Zegers (director Gerd Zacher) y con escena en el Teatro
Camilo Henríquez (director Juan Pablo Izquierdo), usándose
para ambas presentaciones el arreglo de Edward Dent.
Cantata San Nicolás
Esta obra, compuesta en 1948 por Benjamin Britten, fue estrenada
en Viña del Mar el 4 de diciembre de 1987 en el Teatro Municipal
de esa ciudad. El 9 de ese mismo mes se presentó por primera
vez en Santiago, en el Teatro Oriente. El responsable artístico
en ambas ocasiones fue el director Ricardo Kistler.
Las funciones estuvieron a cargo del Coro de Cámara de la Universidad
Católica, la Orquesta de Cámara de la UC, el Coro de Estudiantes
del Campus Oriente, el niño soprano Sebastián Covarrubias
y tres solistas del Colegio Alemán Humboldt. Para el rol de San
Nicolás se contó con el tenor Cristián Carrasco,
quien había recibido una beca del Consejo Británico para
perfeccionar sus estudios en el Guildhall School of Music and Drama.
El Círculo de Críticos de Arte de Valparaíso premió
como músico más destacado a nivel nacional a Ricardo Kistler
por su estreno de la obra en el país.
La Cantata San Nicolás fue compuesta para el centenario del Lancing
College, la vieja escuela de Peter Pears. En su estructura, mezcla melodías
de origen popular con otras tradicionales y contemporáneas, canto
gregoriano y coros en el escenario y en la sala. De hecho, en el estreno
en Chile se repartió a los asistentes la partitura de los himnos
para que cantaran en conjunto con los coros, siguiendo la tradición
deseada por Britten.
Al comentar el contenido de esta obra, el maestro Kistler explicó
en ese entonces que el texto de la cantata, que pertenece al escritor
inglés Eric Crozier, pretendía acabar con el mito superficial
de Santa Claus que baja con sus renos a repartir regalos. “Si
bien es cierto que San Nicolás distribuyó sus bienes entre
los pobres y siempre se preocupó de dar al que no tenía,
su espíritu verdadero era el de un místico que sufrió
hasta encontrar que lo que más necesitaba la gente es amor, mucho
amor. San Nicolás, que vivió en el siglo IV después
de Cristo, fue de los primeros que realmente comprendió el significado
del cristianismo; él supo entender el mensaje de Jesús
y llegó a pelear a puños por defender su real dimensión”.
El San Nicolás que muestra la obra de Britten tiene una visión
más humana, es santo pero a la vez hombre, aseguró en
esa oportunidad Kistler, para quien el compositor inglés tenía
una necesidad de restablecer los valores verdaderos.
A Ceremony of Carols
Esta obra, que es un conjunto de villancicos navideños
escritos en inglés antiguo, fue presentada junto con la Cantata
San Nicolás en el Teatro Oriente, en 1987.
La dirección general estuvo a cargo de Ricardo Kistler y las
voces femeninas fueron interpretadas por Verónica Soro, soprano,
y Laura Délano, mezzo, como solistas; Virginia Canzonieri fue
el arpa solista que requiere la partitura.
La composición fue pensada para voces de niños, tanto
en el caso de los solistas como en el del coro, pero es más usualmente
representada por voces femeninas.
En “A Ceremony of Carols” el compositor adoptó un
estilo arcaizante que le permitió combinar cualidades modales
con su estilo propio de lenguaje armónico.
La
obra comienza con el tradicional Hodie Christus natus est (canto
llano a capella) para la entrada de los fieles a la iglesia y su melodía
retorna para la salida.
Entre
ellos se interpretan nueve villancicos y un interludio a cargo del arpa.
El
diluvio de Noé (Noye’s Fludde)
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CORO
DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO |
En 1996,
cuando se cumplía el vigésimo aniversario de la muerte
de Benjamin Britten, el Coro Femenino de Cámara de la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso ofreció 10 conciertos
con obras vocales y corales de este compositor bajo la batuta de Boris
Alvarado: Misa Brevis en Re Mayor Op.63, Three Two-Part Song, A Wealden
Trío, Fancie, The Oxen, The Birds, Friday Afternoons Op.7, A
Ceremony of Carols Op.28, Lone Dog y Noye’s Fludde Op.59 (El diluvio
de Noé). Ésta última, que es una musicalización
de la historia bíblica, fue presentada por primera vez en Chile
el 8 de diciembre de 1996.
El
concierto reunió a más de 200 músicos sobre el
escenario del Teatro Municipal de Viña del Mar, entre solistas,
instrumentistas y coros (el Coro Femenino de Cámara de la UCV
y cuatro agrupaciones corales infantiles de los colegios St. Margaret’s
y The Mackay School en las partes dedicadas a la congregación
y al canto de animales y pájaros).
David
Bamford interpretó la voz de Dios, mientras que René Verger
y Jessica Quezada encarnaron los roles de Noé y su mujer.
Para
esta obra, Britten adaptó el texto del Antiguo Testamento y se
basó en las creaciones teatrales y musicales propias de la Inglaterra
de la Edad Media, conocidas como “Obras de Teatro de Milagro y
Misterio”. Éstas se montaban cada año con motivo
de la fiesta de Corpus Christi en Chester, pueblo situado al norte de
Inglaterra. Inicialmente, eran instaladas en carruajes y cada comparsa
iba girando por la calle, con el objeto de que todos los habitantes
del pueblo pudiesen ver cada uno de los misterios que representaban.
La
historia narra el episodio del Antiguo Testamento referido a Noé,
a quien Dios le ordenó construir un arca para que salve a su
familia y a los animales que habitan la Tierra del Diluvio Universal,
que vendría para liberar al mundo de la iniquidad de los hombres.
El
diluvio de Britten fue estrenado en The Parish Church of St. Bartholomew
de Oxford, el 18 de junio de 1958, y después fue presentado en
cada iglesia del condado de Suffolk, Inglaterra. La obra fue concebida
para ser interpretada dentro de un templo, específicamente en
su ala central; sin embargo, las futuras representaciones se hicieron
en el Snape Maltings Concert Hall, un teatro que Britten, Peter Pears
y el libretista Eric Crozier pensaron para presentar sus óperas
y conciertos.
El
“Noye’s Fludde” contempla la participación
de músicos profesionales y estudiantes jóvenes en una
agrupación compuesta por un quinteto de cuerdas, una orquesta
de cuerdas, 4 u 8 trompetas, 6 o 12 percusionistas, piano a cuatro manos,
órgano, conjunto de flautas dulces, campanas y efectos especiales
que intervienen durante la tormenta; todos ellos acompañados
de los solistas a cargo de los roles principales y los coros.
En
cuanto a su estructura formal, el texto de esta obra contiene esencialmente
expresiones lingüísticas provenientes del inglés
antiguo, dejando traslucir un estilo simple y directo, que revela y
recrea un estilo de presentación similar al que caracterizaba
las representaciones medievales.
Let’s
Make an Opera y The little Sweep
"Let's
make an Opera" surge como un juego de iniciación en el género
escénico y dramático, fue presentada por primera vez en
Chile en junio de 1988. El estreno se realizó en el Teatro Municipal
de Santiago y la dirección estuvo a cargo de Boris Alvarado.
Se
trata de una pieza que muestra el proceso de creación y puesta
en escena de una ópera. El montaje no sólo contempla la
interpretación de la obra, sino también la participación
del público, que puede cantar en cuatro números de la
producción, que corresponden a la introducción, al final
y dos interludios.
Ambientada
en una mañana de enero de 1810, está protagonizada por
siete niños y cuatro adultos, que inventan una historia, escriben
el libreto, componen la música y la llevan a escena, trabajo
que se muestra en la segunda parte de la ópera llamada “The
Little Sweep”, Op. 45. También llamado “El Pequeño
Deshollinador”, fue presentado por primera vez en Chile en el
Teatro Municipal de Valparaíso en 1997, también bajo la
dirección de Boris Alvarado.
En
esa oportunidad, la obra fue ejecutada por el Coro Femenino de Cámara
de la Universidad Católica de Vaparaíso y cuatro agrupaciones
corales infantiles.
Basado
en un texto del poeta William Blake, “The Little Sweep”
narra la historia de Sam, un niño de 8 años aprendiz de
deshollinador, que llega a hacer su primer trabajo al ayuntamiento de
Iken, en la ciudad de Suffolk.
Su
padre, que había quedado en la bancarrota, debió venderlo
para poder alimentar a la familia. Pero, Sam, con la ayuda de los jóvenes
de la casa, logra escapar de su destino laboral y va al encuentro de
su padre.
La
ópera de Britten fue terminada en 1949 y fue estrenada el 14
de junio del mismo año en el Jubilee Hall, como parte del Segundo
Festival de Música y Artes de Aldeburgh. A partir de esa fecha,
se han realizado muchas representaciones en diversas partes del mundo
(China, Japón, Francia, Italia, Rusia, Estados Unidos e Israel,
entre otros países).
En
el Teatro Municipal, la obra fue interpretada por Pablo Oyanedel (Black
Bob y Tom), Enrique Salgado (Clem y Alfred), Lorena Ebensperguer (Sammy,
el pequeño deshollinador), Silvia Urtubia, Jessica Quezada y
Mónica Mancilla, solistas de la Universidad Católica de
Valparaíso, quienes estuvieron acompañados del coro femenino
del colegio Villa María Academy.
Los
instrumentistas fueron Rodrigo Pozo y Nelson Angel (violines), Marcela
Ticu (viola), Mircea Ticu (violoncello) Patricia Escobar y María
Angélica Rueda (piano a cuatro manos) y José Díaz
(percusión).
La
escenografía estuvo a cargo de Andrés Garcés y
Pol Taylor.
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