Octava
crónica breve
13/08/04
Nos
juntamos a conversar con cuatro personas que para 1937 tenían
entre 11 y 16 años y vivían en Guernica. Revivimos juntos
las cuatro horas del 27 de abril y los años difíciles
que vivió Euskadi bajo la dictadura de Franco, cuya máquina
propagandista acusó a los propios vascos de haber destruido la
ciudad.
Al
despedirnos, les regalamos los primeros juegos de poemas que habíamos
estado ordenando la tarde anterior. Van a presenciar este nuevo bombardeo
desde el balcón de la fundación Gernika Gogoratuz.
Mezclar la media tonelada de poemas y guardarlos en cincuenta bolsas
de 10 kilos nos tomó más de seis horas de trabajo físico.
Todo el cargamento se encuentra ahora en una cancha de rugby de las
afueras de la ciudad, donde bajará el helicóptero a reabastecerse.
El
plan para mañana:
A las seis de la tarde nos juntaremos con el piloto en la pista de aterrizaje
de ETB (TV vasca). Repasaremos por última vez nuestras posiciones.
Julio y Cristóbal subirán al helicóptero a lanzar
los poemas y registrar tomas áreas en vuelo rasante. Joaquín
dirigirá el lanzamiento por radio desde tierra firme. Pancho
Vargas, Joaquín y Sebastian Schmidt serán las cámaras
móviles en las calles para captar las reacciones de la gente.
Dos fotógrafos contratados ayer cumplirán la misma función.
Toda la operación está prevista en el intervalo que media
entre las 21 y 22 horas, considerando el momento en que el helicóptero
encienda las hélices y regrese finalmente a su base en Durango.
Esta
es nuestra última crónica antes del segundo bombardeo
de Gernika. Terminamos con unas frases para el bronce, entregadas por
los sobrevivientes de 1937: “Es importante que nunca se olvide
lo que sucedió aquí. Pero también es bueno verlo
de otro modo, y saber que vienen unos chilenos poetas a hacer esta cosa
tan linda”.
Reciban nuestros saludos.
Escríbele
a Casagrande
en Guernica
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