se retraiga (succione) o se desvíe (mire hacia un costado) o que la mama presente una hendidura.
Los especialistas señalan que, generalmente, la mujer se palpa un tumor cuando éste ya tiene 2 cms., en cambio, un experto lo hace incluso con aquéllos de un centímetro. En ambos casos ya se está en presencia de un nódulo lo suficientemente grande, pues las mamografías visualizan tumores menores de 1 cm.
Es preferible que las mujeres premenopáusicas se realicen el autoexamen y la mamografía tres días después de la menstruación para evitar que inflamaciones propias de ella alteren los resultados.
Las estadísticas indican que el cáncer de mama es mucho más frecuente después de los 50 años, aunque hay excepciones a edad temprana; por tal motivo las mamografías deben comenzar a hacerse en forma periódica a partir de los 40 años.
Si existen antecedentes familiares, el chequeo con rayos x debe iniciarse 10 años antes de la edad en que la pariente presentó la patología. Se deben considerar, inicialmente, los familiares de primera línea, es decir, madre, hermana o hija y luego los de segunda línea, abuela, tía o prima.
Los síntomas evidentes de que se puede estar en presencia de un cáncer de mama es palparse una dureza en la mama o en la axila, la alteración del pezón y el sangramiento de éste. El dolor en la mama, generalmente, no es señal de cáncer sino de otro problema.
Cuando por las diversas vías expuestas se detecta una micro calcificación, los médicos deben proceder a una punción preoperatoria con anestesia local destinada a obtener un pedazo de muestra que será enviada a biopsia. El resultado de ella puede despejar inmediatamente si se trata de un tumor benigno o no y ello no sólo prepara a la paciente para la cirugía extirpatoria, sino que permite a los profesionales planificar mejor sus objetivos.
Además, la punción permite realizar la técnica del ganglio linfonodo centinela, cual es el primero de los ubicados en la axila que puede comprometerse con un cáncer. Si la biopsia del ganglio señala que está sano queda claro que no es necesario extirparlos y poner drenaje tras la cirugía.
Establecido un diagnóstico de cáncer, caben cuatro posibilidades de tratamiento, los que las más de las veces se dan en forma combinadas, pero que siempre dependerán del paciente, su edad y su pronóstico. Es así como se puede proceder a una cirugía, a la radioterapia, la quimioterapia y la hormonoterapia.