|
Antonio Vodanovic despide cada edición del
Festival de Viña dando gracias a la Virgen. ¿Llegará
el momento en que el Festival lo despida a él?
No este año, al menos. En menos de lo que uno
demora en decir "Festival Internacional de la Canción",
él ya tiene la cara lista para salir a calmar
al monstruo.
Es su momento. Es su elemento. Es su lugar. Antonio
Vodanovic podría ser un ermitaño, un hombre
aparte, un Salinger de la tele, un Pie Grande del escenario.
Pero igual sería fácil saber dónde
y cuándo encontrarlo, aunque fuera una sola vez
en el año: cada febrero en el escenario principal
de la Quinta Vergara. Sólo anda. Sólo
siéntate a mirar. Vodanovic va a estar ahí.
¿Y qué va a pasar cuando ya no esté?
A un concejal de Viña del Mar le pareció
pertinente plantear, a tres semanas del inicio del show,
que ese momento llegara luego. Que se vaya Vodanovic
y llegue otro. Uno joven, uno descansado. El alcalde
de Viña y el resto de la comisión organizadora
lo desestimaron. El Canal 13 lo desestimó. Pero
la pregunta se instaló mientras los niños
- el público, la prensa, las fuerzas vivas de
la comunidad- jugaban en el bosque pre festivalero:
Antonio, ¿estás?
"No me voy a jubilar a mi edad, eso está
claro", dice Vodanovic. Y tira su trayectoria a
la mesa para poner las cosas en orden. "No voy
a arriesgar una carrera de 30 años para llegar
a un escenario donde no me quieren ver". Por ahora,
todavía lo quieren ver. "Los estudios que
conozco, los que ha hecho el canal y que evalúan
al Festival y al animador, son tremendamente positivos",
remata. Toma. "Lo que pase mañana, bueno,
es lo que va a pasar mañana", agrega luego.
Porque no es que Vodanovic se declare un vitalicio de
la Quinta Vergara. No es para siempre. Es sólo
que todavía no.
Y bueno, también es un asunto de quién
más. Aunque él lo dice de otra forma,
más compuesta, más Vodanovic. "Superar
lo que yo he hecho es muy difícil. Ya la gente
ve que el animador está como en su casa. Yo me
siento en mi casa, pero me siento sumamente preocupado...
mejor dicho, ocupado de atender bien a los invitados,
que son los artistas y el público".
Siempre ha sido así. Desde que animó por
primera vez el Festival, en 1976. Ese año el
monstruo echó abajo a punta de pifias a su coanimadora,
"Pelusa" Thieman, y Vodanovic se quedó
solo a cargo de la casa, tras una conversación
que, botella de whisky mediante, tuvo con tres hombres
de Televisión Nacional sobre un desastre que
se veía venir. "Iba a ser mi debut, y no
podía flaquear", recuerda ahora.
No flaqueó. Y se fue quedando, quedando, quedando.
¿Megavisión se hizo de la licitación?
No hay problema, Vodanovic se cambia de canal. ¿Canal
13 se quedó con la licitación? No hay
problema: justo Vodanovic viene de un año sabático,
sin contrato, replanteando su vida, pintando, leyendo
libros de autoayuda. Se va a Canal 13. ¿Un concejal
sugiere cambiarlo? Ja, ja, ja, tienes que estar bromeando
¿ya viste los estudios?
Pero Antonio, Antonio, don Antonio. Santis ya se fue.
Vivado ya se fue. La Rivera ya se fue. Hasta don Raúl
Matas ya se fue, por Dios santo. ¿Qué
va a pasar cuando la mayoría quiera que se vaya
usted?
"Ese momento va a llegar, lo tengo claro. No sé
si será este año, el próximo año,
nunca lo sé. Yo siempre termino el Festival de
Viña y digo gracias, hemos tenido una fiesta.
Y ése es el momento más feliz para mí.
Cuando despido el Festival".
Cuando despide el Festival, Vodanovic pasa a dar gracias
a la Virgen de Lo Vásquez. "Eso es tenerle
fe a alguien que siempre necesitas que te ayude",
dice serio. "Ahora, también tengo una cábala
que es más de chuchoca: que me toquen el traste".
Francisco Aravena F.
Fuente: Wikén
|