|
La conexión Shakespeare
Shakespeare
y su soneto XX miran a Wilde y a Alfred Douglas caminar de la mano por
Londres:
...
y en un principio fuiste para mujer creado,
mas la naturaleza, chorreando al trazarte,
al añadirte algo me defraudó contigo,
sumándote una cosa que no hace a mi propósito.
Mas ya que te dotó para placer de hembras,
será mío tu amor; tesoro de ellas su uso.
El Poeta Muerto / Soneto escrito por Bosie
Soneto escrito por Lord Alfred Douglas en 1901, meses después
de la muerte de Wilde. Fue publicado en su libro ‘‘Sonnets’’,
de 1909. El propio Douglas dijo que se refería a Oscar Wilde.
Tomado de ‘‘Cartas a Lord Alfred Douglas’’,
de Oscar Wilde, en traducción y notas de Luis Antonio de Villena.
Tusquets Editores, 1987.
En sueños le vi la última noche. Su semblante
esplendoroso no tenía ya sombra de desgracia.
Y, como antaño, imponderable, musical,
yo oía su voz de oro, le veía descubrir
la gracia oculta de las cosas triviales
y conjurar los encantos incluso del vacío,
hasta vestir las cosas de belleza, cual de un ropaje,
y hacer de este mundo un lugar encantado.
Luego me vi ante herrumbrosa reja
llorando por la pérdida de palabras inexpresadas,
de cuentos olvidados, de misterios revelados a medias,
de ignotas maravillas que hubieran podido salir a la luz
y de pensamientos sin voz, semejantes a acuchillados ruiseñores.
Y al despertarme supe que él había muerto.
El
Discípulo / relato breve de Oscar Wilde
Cuando murió Narciso, el remanso de su placer se trocó
de una copa de aguas dulces en una copa de lágrimas saladas,
y llegaron llorando a través de los bosques las ninfas de las
montañas, las oréades, para consolar al remanso con su
canto. Y cuando vieron que el remanso se había trocado de una
copa de aguas dulces en una copa de lágrimas saladas, soltaron
las verdes trenzas de sus cabellos y gritando al remanso le dijeron:
—No nos sorprende que hagas un duelo tal por Narciso, tan hermoso
como era. —¿Era hermoso Narciso? —dijo el remanso.
—¿Quién había de saberlo mejor que tú?—
respondieron las ninfas. A nosotras siempre nos desdeñaba, pero
a ti te cortejaba, y solía recostarse en tus orillas e inclinarse
a mirarte, y en el espejo de tus aguas reflejaba gustoso su belleza.
Y el remanso respondió: —Pero yo amaba a Narciso porque,
cuando recostado en mis orillas se inclinaba a mirarme, en el espejo
de sus ojos veía mi propia belleza reflejada.
Traducción de Catalina Montes, publicada en "Cuentos completos",
de Oscar Wilde. Colección Austral, Espasa Calpe, 1988.
|