En el mundo de las preparaciones artesanales de vehículos se pueden encontrar grandes proyectos que terminan en coches modificados con buen gusto y excelente rendimiento mecánico, pero también hay otras iniciativas que básicamente nunca debieron existir.
Así al menos lo deja en evidencia el sitio Motor1.com que en una de sus notas dedica espacio para comentar la transformación de un Hyundai Coupé en un Bugatti Chiron.
No es necesario ver la imagen del coche terminado para suponer que la aventura tuvo mal final ante la inmensa diferencia entre ambas máquinas.
Pese a ello, el sitio especializado intentó explicar el proyecto reconociendo que se puede entender la atracción que genera uno de los hiperdeportivos más potentes del mercado y que supera fácilmente los 400 km/h gracias a un motor W16 de 8.0 litros y cuatro turbocompresores que eroga 1.500 CV.
Además, añade el texto, que es igualmente comprensible que el creador de esta transformación no tenga los 2,5 millones de euros que cuesta el Chiron.
Pese a ello, el intento de transformación no califica “ni siendo benevolentes” dice el artículo, ya que solo se puede suponer que intenta acercarse al Chiron por la combinación de colores y el característico lateral, con la carrocería sobredimensionada en forma de “C”.
El resto de detalles son una suma de malas decisiones como el alerón totalmente desproporcionado y que parece más bien sacado del Koenigsegg One:1 que de un modelo Bugatti.
Un caso exitoso
Pero no pierda la fe en la humanidad, ya que no todos los intentos por replicar un deportivo de alta gama están condenados al fracaso.
Un ejemplo de esto se conoció hace ya unos años en Argentina, donde un fanático de los motores se dio el trabajo de transformar su querido Renault Fuego en un Lamborghini.
El trabajo de transformación duró desde 2004 hasta 2018, ya que todos los cambios se hicieron de forma artesanal.
“Empecé este proyecto con mi mujer y mis hijos. Y un año después falleció mi papá. Él era uno de los que creía en mí. Y por él lo terminé” dijo a la prensa local Walter Hugo Dave, responsable del proyecto.
