Mariola Guerrero, LUN/Photosport
El fútbol chileno siempre tiene algo nuevo para sorprender. A los ya conocidos problemas de Barnechea en la B, este domingo otro bochorno ensució la última fecha de la segunda categoría del balompié criollo.
El duelo que debían jugar
Santiago Wanderers y la Universidad de Concepción fue suspendido a poco del inicio, por falta de guardias de seguridad en el estadio Elías Figueroa Brander.
La empresa que prestaba los servicios al elenco caturro decidió no presentarse en el recinto, debido a millonarias deudas impagas.
Los dardos se fueron con todo contra la dirigencia del elenco porteño, en especial hacia su principal controlador,
el ex presidente de la ANFP, Reinaldo Sánchez.El empresario salió a defenderse y lo hizo "a su manera", disparando y acusando abiertamente una maniobra política detrás de la cancelación del duelo.
"Los árbitros no suspendieron el partido, fue la delegada presidencial (Sofía González), que es una figura política", dijo el dirigente a El Mercurio de Valparaíso.
No se quedó ahí. "Estamos a una semana de las elecciones. Es una encerrona política (a Rafael González, vicepresidente de Wanderers y candidato a alcalde por Valparaíso del Partido Republicano). Perdóname la palabra, pero yo creo a él lo jodieron", apuntó.
Sánchez asume la deuda con la empresa de seguridad, pero acusa al hoy renunciado gerente del club, Rodrigo Feldstedt. "Le pasé 185 millones el miércoles", afirmó.
En cuanto a lo deportivo, y según las bases del Torneo, Wanderers debería perder el partido ante la UdeC por 3-0, pero pese a eso los caturros podrían meterse en la liguilla de la B, si es que a Barnechea terminan desafiliándolo.
