Cristina Fernández, vicepresidenta de Argentina.
Reuters.
El lunes 8 de junio, se conoció el anuncio de la expropiación de la
compañía agroexportadora Vicentin por parte del gobierno de Alberto Fernández, en Argentina. Esto, bajo el argumento de la
preocupación por el quiebre de la misma, de manera de hacer un rescate de una empresa "que había entrado en un colapso financiero", destacando que ello no implica un "sesgo arbitrario" por parte del Ejecutivo.
El anuncio puso en alerta a agricultores, economistas y a líderes de la oposición, quienes lanzaron duras críticas en medio de manifestaciones que se repitieron desde Buenos Aires hasta Avellaneda, ciudad de la provincia de Santa Fe, donde se encuentra emplazada la planta.
En medio del tenso panorama, el
diario La Nación de Argentina, publicó hoy que "a partir de documentos del Banco Central (BCRA) desde 2011 hasta el año pasado,
el Nación siempre fue el principal prestamista local de la compañía que ahora el Gobierno intervino".
Agregan que "otros documentos privados preparados por ex funcionarios de Cambiemos y que posiblemente terminen en la Justicia, además, indican que los préstamos que la cerealera recibió crecieron sustancialmente entre la primera y la segunda administración de Cristina Kirchner. Estuvieron apalancados, a su vez, por el negocio de la compañía".
En diciembre de 2011, detalla el medio, la Vicentin le debía al sistema bancario argentino $1.024 millones y ocupaba el 14° lugar entre los mayores deudores del país. Un 35,40% de esos recursos los había puesto el Banco Nación, el mayor prestamista local de la empresa (también tiene otras líneas de financiamiento). Es decir, $358 millones.
En tanto, a fines de 2015, cuando Cristina Kirchner dejó el poder, la deuda de Vicentin con todo el sistema había escalado a $2.769 millones, de los cuales el Banco Nación había puesto casi el 47% de los recursos. Son $1.295 millones. Ese año, la cerealera volvió a ocupar el puesto 14°, pero había estado incluso más arriba en esa administración. Dos años antes, por ejemplo, llegó al puesto 10, con un lugar destacado entre los grandes deudores del sistema argentino.
En tanto, detallan que en el último mandato de Cristina Kirchner el incremento de la deuda de Vicentin con el Banco Nación subió 261%, pero en dólares, 16%. Ya para diciembre pasado, la deuda de Vicentin con el sistema argentino llegó al puesto 3°. Eran $23.503 millones en total, de los cuales el banco Nación tenía $18.259 millones, que implican un salto de 1.309%. En dólares, el incremento es de casi el 200%.
Línea de crédito habilitada
El medio también accedió a un documento privado "preparado por exfuncionarios de Cambiemos", donde se daría cuenta que Vicentin ya tenía habilitada una línea de crédito por US$170 millones desde 2013, en pleno segundo mandato de Cristina Kirchner. Eso implicaría una aumento de 240% con respecto a los números de 2008.
A fines de 2016, cuando concluyó la gestión de Carlos Melconian en el Banco Nación, esa línea ascendía a US$240 millones, y trepó hasta los US$300 millones en junio de 2018, con González Fraga, algo que se mantuvo hasta mediados de 2019. El incremento en pesos que se muestra más arriba sería el resultado de la devaluación, pero en dólares, el número es relativamente constante.
La línea por US$300 millones venció en julio de 2019 y no fue renovada porque excedía el límite de fraccionamiento de riesgo que aconseja el BCRA. "En otros términos: el Banco Nación no podía prestarle a nadie más del 15% de su patrimonio neto. La empresa había quedado desfasada por una dificultad del banco, que por la devaluación y las transferencias al Tesoro lo redujo de U$ 4.500 millones a U$ 1.500 millones", señalan.
Esos movimientos posteriores, que buscaron adecuar la situación de la cerealera con las nuevas condiciones crediticias, debería poder esclarecerse tras la auditoría que está realizando el Banco Nación. Además, un tribunal está supervisando la bancarrota de Vicentin, mientras el poder Ejecutivo también está siendo cuestionado por interferir asuntos judiciales en una nación con una larga historia de tensiones similares.
