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De China a Uruguay: Los casos de rebrote de covid-19 que preocupan al mundo

Ya son varias las naciones que han experimentado un repunte de contagios, cuando ya habían iniciado su plan de desconfinamiento. Todo esto ha llevado a las autoridades a echar pie atrás y retomar algunas restricciones.

27 de Junio de 2020 | 08:10 | Redactado por Ramón Jara A., Emol
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Reuters
En estos tiempos extraños marcados por la pandemia de covid-19, probablemente el sentimiento que más ha rondado por la mente de las autoridades mundiales sea el mismo que embarga a la mayor parte de la ciudadanía: temor. Temor a contagiarse, a que el número de casos y muertos sea incontrolable o a que todos los esfuerzos sean insuficientes. Ese miedo se siente, en todo orden de cosas.

Esto ha quedado claro en las últimas semanas tras la aparición de nuevos brotes de coronavirus en lugares donde se creía haber ganado esta especie de batalla sanitaria o, al menos, se daba por controlada la crisis. Países cuyos habitantes estaban volviendo a las calles y los negocios reabrían sus puertas, con cautela, pero ansiosos de volver a la tan anhelada "normalidad". Y el temor sale a la luz: nadie quiere volver a ver hospitales colapsados ni morgues llenas; nadie quiere calles desiertas otra vez.

Es por eso que cualquier repunte de nuevos casos asusta e inquieta, y ya hay un grupo de países que han entrado en esa dinámica. Razones hay varias, algunos hablan de un "relajo" general y otros culpan directamente a las autoridades. Ante esto, las medidas de emergencia se han tomado con rapidez, aunque signifique retrasar los planes originales. Revisa aquí estos casos.

Alerta en Beijing

Luego de semanas de emergencia total, las autoridades de China daban a entender al mundo entero que la situación ya estaba controlada en el país donde surgió el covid-19. Salvo algunos casos aislados, desde el gigante asiático hacían creer que la pandemia ya era cosa del pasado. Sin embargo, hace 14 días las alarmas se encendieron nuevamente, esta vez, tras detectar un nuevo brote de coronavirus en la ciudad de Beijing.

El rebrote se registró en el mercado de alimentos de Xinfadi, el más popular de la capital china. En un principio se habló de 46 contagiados, por lo que el Gobierno decidió decretar cuarentena en las zonas aledañas al mencionado recinto, el cual fue cerrado en su totalidad.

Las primeras inspecciones realizadas detectaron el virus en una tabla de cortar pescado utilizada por un vendedor de salmón importado. Esto llevó a que otros mercados y cadenas de supermercados anunciasen que retiraban de su oferta este producto marino, en su mayoría importado de Noruega.

Con el paso de las horas, la preocupación fue creciendo. Tres días después de detectarse el nuevo brote, ya se hablaba de 106 nuevos casos en Beijing. A esas alturas, las autoridades ya habían extendido la cuarentena a otros diez barrios y cerrado total o parcialmente cuatro mercados de la ciudad, mientras se intensificaron los testeos. La situación es "extremadamente grave", advertían desde la alcaldía.

La situación, no obstante, ha ido controlándose, según destacó el jefe de epidemiología del Centro chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, Wu Zunyou. "En los próximos días seguiremos viendo nuevos casos confirmados, pero la transmisión del virus está bajo control, con lo que la curva se irá aplanando poco a poco. El brote está controlado", afirmó.

Alemania: La crisis del matadero

La crisis del covid-19 golpeó con firmeza a buena parte de Europa. Y en ese contexto, autoridades y expertos de todo el mundo destacaban a Alemania como uno de los ejemplos a seguir: tomó medidas drásticas desde el principio y el número de casos y fallecidos ha sido inferior del de países como Italia, España o Reino Unido. Con esos datos, se convirtió en uno de los primeros lugares del continente en bajar las restricciones.

Sin embargo, hace unos días volvió la preocupación. Principalmente por lo ocurrido en el estado de Renania-Westfalia, donde un brote de coronavirus en un matadero de Gütersloh, dejó al menos 1.500 nuevos casos. La situación de la empresa Tönnies, donde pasaron unos 7.000 trabajadores en los últimos tiempos, obligó a las autoridades a decretar el martes el reconfinamiento en ese cantón, donde viven 360.000 personas.

La medida, que también fue tomada para el cantón de Warendorf, está prevista hasta el 30 de junio y significa una reducción de los contactos entre las personas, el cierre de bares, cines y museos y la prohibición de actividades de ocio en espacios cerrados.

Este hecho ha tenido repercusiones en Alemania. Varias regiones decidieron cerrarle las puertas a las personas provenientes de la zona afectada y también se han registrado casos de discriminación, al punto de que el Gobierno de la Canciller Angela Merkel ha tenido que salir al paso y hacer un llamado de atención. "Debemos demostrar respeto y simpatía unos a otros, en especial en situaciones difíciles", dijo Steffen Seibert, vocero de la Mandataria.

Hasta ahora, Alemania registra 194.036 contagiados por covid-19, de los cuales han fallecido 8.965.

Portugal y la vuelta al encierro

Portugal era otro país aplaudido por su gestión en Europa. La unidad política para enfrentar la pandemia y la decisión de un confinamiento rápido y ejemplar de la población lo pusieron en el pasillo de honor. Los números, hasta el momento, no mienten: 40.866 infectados y 1.555 fallecidos, mientras que su vecino España registra más de 28.000 muertos.

Sin embargo, con la desescalada crecieron los temores. A medida que se eliminaban las restricciones, aumentaban los casos de covid-19. Así quedó claro el viernes: Portugal registró ayer 451 nuevos contagios en un día, su peor dato desde el 8 de mayo, con el 75% de las infecciones concentradas en la región de Lisboa.

Esto llevó al Gobierno de António Costa a decretar "confinamiento domiciliario" en 19 de los 24 distritos del área metropolitana de la capital portuguesa, que continuarán bajo estado de "calamidad". De esta forma, los vecinos volverán a salir solo para lo imprescindible: trabajar, comprar medicamentos o alimentos, y no podrán producirse reuniones de más de cinco personas.

El resto de Lisboa está en fase de "contingencia", un paso más allá de la alerta, que implica mayores precauciones pero no modifica sustancialmente la actividad de sus habitantes. Los comercios, de este modo, cerrarán a partir de las 20:00 horas, salvo restaurantes, gasolineras, clínicas, farmacias, funerarias o instalaciones deportivas, y no se permitirán reuniones de más de 10 personas.

Mientras, el resto del país pasará a un nivel más leve, el de alerta, con medidas de seguridad y distanciamiento social y reuniones de hasta 20 personas.

El "relajo" de Uruguay

Con los ojos del mundo puestos en Latinoamérica por el aumento notorio de casos de covid-19 en países como Brasil, Perú, México o Chile, desde un rincón de la región surgía una leve luz de esperanza: Uruguay, la pequeña nación sudamericana que se erigía como la que había enfrentado de mejor manera la pandemia. Factores geográficos y demográficos ayudaron a controlar la enfermedad, con pocos casos.

Ante esto, los uruguayos festejaban. Semanas atrás ya habían reabierto los centros comerciales y poco a poco el país comenzaba su "nueva normalidad". Pero un rebrote en el departamento de Treinta y Tres, fronterizo con Brasil, alertó a todos: solo el fin de semana registró 18 nuevos contagios por coronavirus, en un país donde hasta ese entonces habían 12 casos activos.

Hasta este viernes, esta región registraba 54 casos activos, mientras que el total en todo el país es de 75. Por eso, días antes el Gobierno de Luis Lacalle Pou había decretado cuarentena en ese departamento de 50.000 habitantes. La medida implica, entre otras cosas, la suspensión de las clases presenciales hasta el 3 de julio.

"Le voy a hablar a todo el país: nos relajamos un poco", reconoció el lunes el Presidente uruguayo, quien agregó que "con lo que está pasando hoy retrocedimos algunos casilleros (...), nos obliga a poner pausa, a ir para atrás todo lo necesario. La verdad es que lo hacemos con pesar, pero es nuestro deber".

"Estuvimos festejando un caso, estuvimos festejando cero caso, y resulta que de un día para el otro tenemos 18 nuevos. Esto nos da la clara señal de que esto no está ganado, que no está ni cerca", lamentó.
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