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Lejos de la guerra: Shulaveri, la localidad donde armenios y azerbaiyanos viven juntos y en paz

En este pequeño pueblo de Georgia, sus habitantes conviven sin problemas e incluso han formado familia entre ellos. Y todos tienen un sentimiento común: que cesen los combates.

27 de Octubre de 2020 | 17:28 | EFE/Editado por Ramón Jara A., Emol
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La situación en Nagorno-Karabaj preocupa mucho a los habitantes de Shulaveri.

AFP
La paz entre armenios y azerbaiyanos es posible. En un pueblo georgiano representantes de ambas etnias se casan, son vecinos y trabajan juntos. Rezan por el fin de la guerra en Nagorno-Karabaj y confían que el odio no estropee su convivencia.

"Tenemos religiones diferentes, pero Dios sólo hay uno", comentó a Efe la azerbaiyana Elmira Jachaturián, que está casada con un armenio.

Elmira, de 44 años, vive en Shulaveri, localidad que se encuentra a escasos kilómetros de la frontera con Armenia y no muchos más lejos de Azerbaiyán, países enfrentados desde 1988 por el control de la región.

Shulaveri, que tiene unos dos mil habitantes, ha sido históricamente hogar de ambos pueblos. Pero no es una excepción, ya que en Georgia un 10% de la población son armenios y azerbaiyanos.

Matrimonios mixtos

"Nací en este pueblo y me casé con un armenio (Artur). Mi hija mayor se casó con un azerbaiyano", comentó Elmira, cuyo apellido de soltera era Mirzóev.

Trabaja en una tienda de alimentos, que regenta junto a su madre. Clientes armenios, azerbaiyanos y de otras minorías étnicas frecuentan su negocio.

"En Shulaveri no ha cambiado nada entre armenios y azerbaiyanos desde el estallido de la guerra. Seguimos yendo juntos a bodas y funerales. Compartimos las penas y las alegrías", afirma.

Además de los precios de los productos y el tiempo, el único tema de conversación es la guerra. Todos quieren que cesen los combates y recibieron con gran entusiasmo las noticias sobre un alto al fuego.

Cada mañana enciende el computador para escuchar las últimas noticias del frente y escribir mensajes a familiares y amigos en ambas repúblicas.

"Usted no entiende el dolor que sentimos en nuestro corazón con cada disparo, cada explosión. Rezamos para que la paz se instaure lo antes posible. Es muy doloroso. Quiero que este dolor cese cuanto antes", explica.

Convivencia desde la URSS

En tiempos soviéticos los habitantes de esta localidad trabajaban en una fábrica textil. Pero desde la caída de la URSS se dedican a cultivar verduras y al comercio al por menor.

El marido de Elmira trabaja en Armenia, mientras ella vive junto a sus dos hijas, Albina e Irma, en el dormitorio de la antigua fábrica.

"Nadie se opuso a nuestra boda. Nadie dijo que una Jachaturián no pueda casarse con un Kiarimov. En nuestro pueblo esos comentarios no son posibles", explica Albina, cuyo marido, Kamrán, tiene siete años más que ella.

Sueña con ser profesora e impartir clase en su pueblo a niños de todas las etnias.

"Es verdad. En nuestro pueblo todos se llevan bien independientemente de su origen. Yo y Albina nos conocemos desde niñas y seremos amigas para toda la vida", agrega su amiga Giunel Gadzhíev, de origen azerbaiyano.

"No quiero esta guerra. Tengo seres queridos en Azerbaiyán y en Armenia. Y en Shulaveri hay muchos como yo. Hace poco, el primo de uno de mis conocidos azerbaiyanos resultó herido. Sufren y mueren a decenas, a cientos. ¡Paren de una vez!"

Giunel Gadzhíev
Sus hijas acuden con amigas de todas las etnias a clases de artesanía. Y cuando tienen oportunidad, viajan a Tiflis, donde asisten a servicios religiosos en una iglesia armenia y en una mezquita.

"No quiero esta guerra. Tengo seres queridos en Azerbaiyán y en Armenia. Y en Shulaveri hay muchos como yo. Hace poco, el primo de uno de mis conocidos azerbaiyanos resultó herido. Sufren y mueren a decenas, a cientos. ¡Paren de una vez!", dijo.

Georgia, un vecino neutral

Todos respaldan la postura adoptada por las autoridades georgianas, que han llamado a ambos bandos en conflicto a cesar las hostilidades y ofrecieron su territorio como sede para esas negociaciones.

Nada más estallar los combates en Nagorno-Karabaj, Tiflis suspendió el tránsito de mercancías hacia ambos países. Hace días, a iniciativa de la Iglesia Ortodoxa Georgiana armenios y azerbaiyanos se congregaron en la capital para rezar por la paz.

Desde entonces, las oraciones conjuntas se celebran todas las semanas hasta que la guerra termine.

"Tengo muchos amigos entre los armenios y georgianos. Cada día quedamos, nos llamamos y hablamos de que el Karabaj necesita la paz", dijo Nazim Ibraguímov, un obrero azerbaiyano.

Cree que la actual guerra sí puede dificultar la convivencia futura entre azerbaiyanos y armenios.

"Después de lo que está pasando en Nagorno-Karabaj, a los armenios y azerbaiyanos les será muy difícil coexistir. Las familias mixtas pronto serán cosa del pasado y así será por mucho tiempo", indicó.

"Después de lo que está pasando en Nagorno-Karabaj, a los armenios y azerbaiyanos les será muy difícil coexistir. Las familias mixtas pronto serán cosa del pasado y así será por mucho tiempo

Nazim Ibraguímov
"Discrepa el constructor local Turgai Gasanov, de origen azerbaiyano. Menciona los nombres de sus amigos armenios, Artur y Eduard, con los que comió hace poco en un restaurante local.

"La vida continúa y nuestra amistad nadie la podrá romper, ni siquiera una guerra. La guerra no es asunto nuestro. Eso es gran política. Simplemente es muy triste que allí muera gente", dijo.
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