El
consumo de drogas en Sudamérica sigue siendo un desafío creciente, con patrones que varían significativamente entre países, según revela el
Informe Mundial sobre Drogas 2025 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que retrata con especial preocupación el consumo de
cannabis y cocaína en la región.
De acuerdo al informe, los países de
Sudamérica y América Central concentran el 30% de los confiscamientos de
cannabis a nivel global y su consumo es más alto en
Uruguay y Argentina, pero seguidos de cerca por
Chile, según los últimos datos disponibles para cada país.
En el caso de
Brasil, preocupa especialmente el aumento sostenido de la
mortalidad vinculada al
consumo de cocaína desde 2020, una tendencia que se ha estabilizado en
niveles elevados hacia 2023. Este fenómeno refleja no solo un incremento en la disponibilidad de la droga —evidenciado también por el aumento de
incautaciones—, sino también una
diversificación en los tipos de productos derivados de la cocaína que circulan en el mercado.
En el caso de
Chile, el país registró una
marcada caída en el
consumo de cocaína en 2020, atribuida a los efectos de la
pandemia y las restricciones sanitarias. Sin embargo, el informe advierte que esta disminución podría ser
transitoria y no necesariamente representa un
cambio estructural en las tendencias de largo plazo.
El documento de la ONU también advierte sobre
importantes diferencias de género en los patrones de consumo, particularmente entre jóvenes. El uso de
clorhidrato de cocaína sigue siendo notablemente mayor entre hombres, mientras que otros productos derivados muestran
brechas menos pronunciadas entre hombres y mujeres. Además, persiste una preocupación por el creciente impacto que este fenómeno tiene tanto en la
salud pública como en la
seguridad en varios países del continente.
Conoce a continuación cuáles son los
dos países con mayor prevalencia de consumo en algunas drogas y
qué posición tiene Chile dentro del contexto subcontinental.