Alza de contagios, cuarentenas e inminente segunda ola: ¿Cómo evitar que diciembre sea un nuevo abril?
Distintas variables que confluyen ahora se asemejan al escenario que se vivía hace ocho meses atrás, en la antesala del momento más álgido de la pandemia.
Esta vez los contagiados son, en promedio, más jóvenes que los afectados en la primera ola.
El Mercurio (Imagen referencial)
SANTIAGO.- Casos al alza, proyecciones pesimistas, mayor confinamiento y la sensación de estar en la antesala de un escenario más crítico. Distintos factores que están ocurriendo en este momento hacen recordar la situación que se vivió en abril pasado, poco antes de que se desencadenara el momento más álgido de la pandemia en gran parte del país, que registró el peak de casos y mantuvo la red sanitaria funcionando al límite en los meses de junio y julio.
Tras ese complejo periodo, se percibió una mejora en las cifras generales y se avanzó en el desconfinamiento gradual de distintas zonas. La apertura de locales, la cercanía del verano y de las fiestas de fin de año hicieron pensar en unos meses más favorables con respecto a la pandemia, similar al verano europeo. Pero los casos comenzaron nuevamente a aumentar y volvieron abruptamente las restricciones, en pleno diciembre. ¿Será éste el nuevo abril?
Si se comparan las cifras del 15 de diciembre con el 15 de abril, actualmente se registra casi el doble de casos activos que hace ocho meses atrás; los nuevos casos diarios son cuatro veces más y se registran casi seis veces más fallecidos que entonces. La Región Metropolitana es hoy día, igual que en ese momento, la que registra más casos a nivel nacional (248 el 15 de abril y 361 el 15 de diciembre).
El doble de casos que en abril, pero con un aumento más paulatino
El Dr. Manuel Nájera, investigador del Centro de Epidemiología y Políticas de Salud de la U. del Desarrollo, plantea a Emol que "es difícil hacer comparaciones, porque hay diferencias relevantes" entre ambos momentos.
Menciona, por ejemplo, que "en abril teníamos una situación país bien distinta a la que tenemos hoy día, porque teníamos dos regiones complicadas: Magallanes y La Araucanía, y el ascenso en la Región Metropolitana; y hoy día tenemos casi todas las regiones con ascenso de casos, comparado con las semanas anteriores". "Entonces es una situación que, si uno la mira simplemente así, puede ser un poco más difícil", plantea el epidemiólogo.
Agrega que si bien hoy "tenemos herramientas de atención que, probablemente, (hagan que) a los casos graves se les atienda mejor; por otro lado tenemos en muchas regiones al mismo tiempo una situación de alza de casos y eso podría ser complicado si se dispara".
También menciona que "la capacidad diagnóstica que tenemos ahora es mucho mayor". En efecto –según datos del Minsal analizados por Emol–, el 15 de abril se informaron 4.079 test PCR, mientras que la última jornada fueron 29.482, es decir, siete veces más. Asimismo, la positividad actual es menor: 8,73% el 15 de abril versus 5,08% el 15 de diciembre.
10.864casos activos se registran hoy en el país; el 15 de abril había 5.242
Nájera señala además que "este ascenso de casos que tenemos (ahora) ha sido más paulatino", que "con la capacidad de diagnóstico instalada, no estamos viendo una amplificación de la trasmisión gigantesca".
Otra diferencia es que ahora "tenemos a favor el tema de la luz y de la temperatura, que son elementos que ayudan a disminuir un poco la trasmisión (...) las personas se juntan más en espacios abiertos y también más luz ayuda a que haya menos circulación (viral) en los espacios donde entra luz, porque uno tiende a abrir más las ventanas que en invierno, en que nos juntamos más en espacios cerrados, entonces la trasmisión es más rápida".
Dice que si bien el contagio "todavía no se ha disparado" y "estamos expectantes de cómo se está moviendo", advierte que "si no hacemos nada y seguimos sin mucho control individual y sin mejores medidas poblacionales, probablemente va a ser difícil controlar un segundo brote".
"El gran aprendizaje es que no tenemos que ser reactivos, sino que tenemos que actuar antes. Ser reactivos nos hace ir detrás del virus y nunca lo vamos a alcanzar de esa forma, y nunca vamos a controlarlo. Tenemos que actuar proactivamente; yo creo que a eso apunta la decisión de esta fase 2 para toda la Región Metropolitana"
Dr. Manuel Nájera, investigador UDD
Al respecto, subraya que "el gran aprendizaje" respecto de abril pasado "es que no tenemos que ser reactivos, sino que tenemos que actuar antes". "Ser reactivos nos hace ir detrás del virus y nunca lo vamos a alcanzar de esa forma, y nunca vamos a controlarlo. Tenemos que actuar proactivamente", remarca.
Comenta que "yo creo que a eso apunta la decisión de esta fase 2 para toda la Región Metropolitana, para evitar que un desenlace inmediato sea este aumento de casos incontrolable (...) Yo espero que (eso) se esté reflejando en esta decisión, y que si no tenemos una buena evaluación en estas dos semanas, tenemos que ir a medidas más extremas rápidamente; llegar tarde no nos sirve".
Mañalich: "En este momento se necesita apretar"
El ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, también se refirió al tema, en entrevista con EmolTV, donde comentó que "tenemos que pensar que lo más probable es que tengamos un verano difícil, desgraciadamente". "Contra lo que se predecía, este virus no ha tenido un comportamiento claro respecto a la temperatura y la humedad. Al principio se pensó que el calor iba a ayudar mucho, como pasó en Europa, a controlar la pandemia, pero nosotros estamos recién entrando a nuestro verano con cifras que son preocupantes", señala.
De todas formas, al comparar la situación actual con la de abril, dice que "hay que diferenciar los casos de contagio con los enfermos graves y la posibilidad de morir". "Hoy día la edad media de los casos que están siendo contagiados son mucho más jóvenes que la primera ola: si en el invierno nuestro la media era de 50 años o más de la gente que estaba enferma, hoy día está en 35 años. Esto significa, de hecho, que esas personas tienen un mucho menor riesgo de llegar a un hospital y de morir, por el solo hecho de ser más jóvenes", apunta.
Agrega que "en ese sentido, yo creo que es probable que tengamos una cierta disociación –tal como ocurrió en Europa en la segunda ola–, que la gente que se enferma es más joven, que hay menos tasa (proporción) de hospitalizados y de fallecidos; pero el número de contagio está subiendo en una forma alarmante". Ante eso, plantea que "la protección de quienes tienen más posibilidades de enfermar gravemente y morir, que son los adultos mayores o los trabajadores de primera línea de salud, es crucial".
Mañalich también cree que "hemos aprendido" de la primera experiencia, ya que "la gente anda con mascarilla, toma ciertos resguardos", sin embargo, "lo que preocupa es que no tenemos una estrategia focalizada en eventos de súper distribución de la enfermedad, que son fundamentalmente jóvenes hacinados en carretes, ahora de toque a toque".
Otra amenaza que percibe es que "las noticias de las vacunas han producido una suerte de relajamiento" en la población y estima que "ya no es posible que la gente resista" más medidas restrictivas. "Hacer cuarentena en 45 metros cuadrados es imposible (...) la gente tiene que salir porque o sino su familia no come (...) entonces, si uno recorre las ciudades de Chile en confinamiento, la verdad es que la circulación de personas sigue siendo enorme; y el ánimo de juntarse, para qué decir ese impulso natural que ocurre durante las fiestas de fin de año, es una cosa muy difícil de resistir. Y no lo digo culpando a las personas, estas medidas totalmente nuevas no pueden ser eternas, porque la gente no las va a aceptar y no puede aceptarlas".
En su opinión, "en este momento, yo creo que se necesita apretar un poquito, sobre todo en medidas muy específicas contra situaciones de riesgo; y esta segunda fase en la RM tiene como sentido fundamental proteger al resto de las regiones".
Comparación entre el 15 de abril y 15 de diciembre
