SANTIAGO.- La historia de la serie Galaxy Note estará marcada por siempre por lo que ocurrió con su versión de 2016, el Note 7: dos semanas después de su lanzamiento, Samsung retiró de circulación unidades vendidas en Estados Unidos y Europa y un mes después sacó al teléfono del mercado por completo, todo debido a problemas en su batería que lo dejaban en riesgo de incendiarse.
Los meses posteriores tuvieron a Samsung revelando los resultados de su investigación interna, mostrando un nuevo proceso de revisión de componentes y lanzando el exitoso Galaxy S8. Todo apuntando a este momento, el regreso del Galaxy Note, a través de un nuevo modelo que ya está disponible en Estados Unidos y llegará a Chile durante octubre.
Pudimos probar el nuevo dispositivo, el Note 8, por algunos días, comprobando que todavía hay espacio para el phablet en el mercado, incluso después de un incidente tan crítico como el del año pasado.
¿Cómo es el equipo? El Note 8 es, al mismo tiempo, la evolución lógica del lenguaje de diseño que Samsung viene desarrollando desde hace un par de años, con pantallas grandes y curvas que cada vez cubren más espacio de la parte frontal del teléfono; y también una señal de que más allá de todo problema, la compañía está comprometida con la serie que se ha consolidado como el segundo lanzamiento más importante que hace en teléfonos cada año.
Así, el smartphone tiene una construcción que mezcla metal y vidrio, una pantalla quad HD de 6,3 pulgadas y componentes técnicos que resumen lo que debiese ser un equipo premium en 2017: un procesador Exynos 8895, 6 GB de RAM, 64 GB de almacenamiento (ampliables vía una tarjeta microSD), carga inalámbrica, un conector USB tipo C, puerto de audífonos y -por primera vez en un equipo Samsung- una cámara trasera con dos lentes.
Este último punto es la mayor novedad de este año. Tal como lo han hecho otros fabricantes, uno de los lentes es uno tradicional y el segundo es un telefoto, permitiendo funciones de zoom óptico y un "modo retrato", que identifica al sujeto en la imagen y difumina el fondo. El resultado es bueno, aunque a ratos todavía se siente tan artificial como en otros modelos con funciones similares. Fuera de esto, las imágenes (fotos y videos) tienen muy buenos resultados, algo que se hereda del Galaxy S8.
El otro gran punto del Note es, como siempre, el lápiz digital S Pen, que permite funciones como tomar notas directamente en la pantalla, anotar pantallazos y crear saludos animados que después pueden ser enviados a través de archivos GIF. Pero, tal como ha ocurrido en ocasiones anteriores, el atractivo del S Pen parece apuntar más a usuarios profesionales.
En cuanto a uso, el Note 8 lidera en la industria. No hay acción que se sienta lenta y la mezcla del capacidad técnica con las optimizaciones de Android hacen que la experiencia no muestre problema alguno. Ahora, eso también es cierto en el Galaxy S8, y es ahí donde radica el problema del Note 8.
Según indicó Samsung al momento del lanzamiento, el nuevo teléfono llegará a Chile con un precio de $850 mil, mientras que el S8 está disponible por $680 mil ($770 por la variante S8+). Son dos equipos que virtualmente pueden hacer lo mismo, salvo las características de la doble cámara -que no son realmente algo que use todos los días-, el S Pen -de nuevo, no tan necesario- y los 2 GB de RAM extra. ¿Valen esos leves cambios una diferencia de $170 mil? Es probable que para algunos sí, pero para la mayoría del público, el S8 es un teléfono igual de atractivo y más económico. Con el Note 8 Samsung demostró que la línea de phablets tiene vida después de la crisis de 2016, pero no entregó una razón como para elegirlo frente a otro de sus teléfonos.