CALIFORNIA.- Muchas veces se ha planteado el problema que genera la popularidad de las grandes compañías de internet, principalmente porque dos gigantes se han impuesto en la vida de la personas sin mayor competencia. Se trata de Facebook y Google que en reiteradas oportunidades han sido cuestionados por un posible monopolio que mantienen en sus rubros.
Sin embargo, la situación va un poco más allá. Tal como lo detalló el propio fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, en sus audiencias frente al Congreso de Estados Unidos -tras el escándalo de Cambridge Analytica- estas plataformas no necesariamente se encuentran en un contexto de monopolio.
El problema, más allá de los negocios que mantienen estas compañías, se enfoca en las decisiones que toman respecto del contenido que es mostrado a los usuarios. Tanto Google como Facebook cuentan con algoritmos y moderaciones que permiten eliminar contenido -por abusivo o falso, entre otras opciones- que también sesga un poco la cantidad de publicaciones que ven los usuarios.
Recientemente Facebook ha anunciado que ciertas industrias no podrán pagar publicidad en su plataforma, o ha impuesto restricciones al respecto, como que compañías extranjeras no pueden intervenir en propaganda política. Decisiones similares ha tomado Google con el tiempo, lo que lleva a los expertos a pensar en los grandes sesgos existentes.
A pesar de que esto pueda sonar muy evidente, no lo es para todo el público. Más difícil es aún establecer hasta dónde llegan las influencias de estas compañías, ya que por si no fuese suficiente el alcance a través de sus plataformas principales (Google es el principal motor de búsqueda online), también cuentan con otros servicios igualmente populares.
Fue en 2006 cuando Google adquirió la plataforma de videos YouTube, y en 2012 cuando Facebook compró Instagram. Dos años después Zuckerberg decidió comprar WhatsApp.
Con todos los posibles frentes cubiertos, estas dos empresas no sólo podrían tener un monopolio comercial, sino también uno más importante: El de la información, ya que tienen la capacidad de decidir a qué tipo de contenido se exponen las personas en sitios tan amplios como las redes sociales o las búsquedas online.