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Vulnerable en la soledad y el amor

17 de Julio de 2007 | 10:53 |
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De ascendencia italiana –de hecho, recita sus cuatro apellidos italianos de una carrera y agrega, entre una carcajada, “tutta la mafia insieme” (toda la mafia junta)- su familia era muy respetada y conocida en Viña del Mar, su ciudad natal.

No sólo su padre, Américo Simonetti, era un destacado empresario, sino que un hermano, gran equitador, le dio una medalla de oro a Chile por salto en altura montando un caballo.

“Es un peso ser Simonetti, es una doble responsabilidad, complicado. Somos una familia tremendamente conservadora y yo de conservadora no tengo nada”.

-¿Cuánto de italiana tienes?
“Harto”.

-Entonces no puedes tener nada de conservadora.
“A ver, tengo la pasión y ella es peligroso. Soy conservadora en cuanto me gusta la cosa de familia, de hecho cuando soñaba lo hacía con una familia con hartos hijos, llena de comida y donde todos discutieran. Bueno, no sucedió nada de eso, Dios me dio un sólo hijo y más encima me lo pidió de vuelta (es sacerdote jesuita). O sea, he tenido que controlar mis pasiones en ese sentido, pero sí tengo mucho de italiana, de Italia, no me siento muy identificada con la colonia de acá”.

-¿Y qué cosas son esas?
“Me encanta la cocina; después del canto, la cocina es mi fascinación y el hecho de tocarse, abrazarse, de decirse las cosas, de apapachar; me gusta querer”.

-O sea, ¿te habría encantado ser la nona?
“Sí, pero no voy a poder ser nunca la nona” (lo dice con cierta pena o decepción).

-¿Lo lamentas mucho?
(Aquí Gloria se vuelve más reservada en su tono de voz) “Sí, me da lata”.

-Cuando tu hijo, Cristián del Campo, entró en los jesuitas, públicamente dijiste que lo resentías.
“O sea, por favor, casi me morí. Fue, creo que una de las cosas, junto con la muerte de Jorge (Noguez, su segundo marido), más fuertes que he vivido en mi vida. Uno es egoísta, es un ser humano, uno piensa por uno, en su proyección, en que él se iba a casar, yo me iba a hacer íntima amiga de la señora, tendría muchos nietos y los iba a malcriar y nada de eso pasó. Obviamente que cuando Cristián sale con este número yo casi me morí, porque además no me lo esperaba, había terminado ingeniería comercial, tenía un millón de amigos”.

Hoy las cosas son distintas. Se reconoce sumamente apegada a su hijo, tanto que él actúa casi como si fuera su padre y ella pareciera que disfruta esa atención. “Claro que me vino una rebelión; yo tengo uno nada más, si tuviera 4 hijos me daría lo mismo, pero al final de cuenta...”

-¿Te reconciliaste?
“Tengo que pensar que es su felicidad y qué es lo que queremos las mamás para los hijos, eso. Igual, igual, me cuesta, hasta el día de hoy y eso que han pasado 12 años”.

-También fue dura la traumática muerte de Jorge, atragantado en un restorán. Y al poco tiempo te muerde el perro rottweiler en la cara. ¿Qué tiene la Gloria que se ve entera, que logra enfrentar los episodios duros de la vida?
“Yo también me lo he preguntado mucho, pero creo que hay una sola explicación y que es que Dios me quiere mucho. En el fondo, me da como estas pruebas para tratar de ordenarme un poco, cosa que todavía no logra (se larga a reír) y ver si pienso más y actúo menos con el corazón. Son llamados de Dios a acercarme más a Él”.

-¿Cuán vulnerable es Gloria Simonetti?
“Yo, en el amor, soy vulnerable. Si mi cabeza fuera tan fría, por lo menos, más ordenada o como lo es para mi carrera artística, sería una Gloria menos vulnerable. Soy atroz”.

-¿Todavía?
“Sí, sigo soñando con un algo que sea realmente concreto”.

-¿Te gustaría volver a tener pareja? ¿No te gusta vivir sola?
“Sí, me cuesta vivir sola, no me gusta la soledad y gran parte de esa soledad la he suplido con mi academia de canto (en Viña del Mar, donde vive desde hace casi 5 años), mis alumnos, pero hay una parte de mi corazón que se siente muy solo porque soy de mucha comunicación; entonces, necesito de repente conversar, compartir en todo el sentido de la palabra con una persona, que sea mi otra parte, mi amigo, mi amante. El problema es que cuando uno está muy vulnerable hay muchos señores y no tanto que se te acercan sin intenciones serias y es ahí cuando tienes que mirar con distancia a los personajes que se te van apareciendo. No estoy, a estas alturas del partido, para estar incursionando en chanchos que no den afrecho” (se larga a reír de nuevo).

-¿Volver a Viña del Mar tuvo el sentido de recobrar afectos?
“No, me fui acompañada, con pareja. Irme a Viña fue una opción de vida, me tenía muy aburrida Santiago, muy estresada, me daba cuenta que tenía que hacer algo, pero que no era acá; necesitaba respirar otro aire”.

-¿Te reoxigenaste?
“Sí, por dentro y por fuera. Me están tentando para volver y poner una academia acá, pero no podría, no sería capaz, estoy demasiado feliz viviendo tranquila, es un proyecto que me ha costado un mundo sacar adelante, pero es un proyecto cierto, real, consolidado ya”.

-¿Cuál es tu canción?
“‘Nuestro tiempo terminó’, pertenece a mi gran maestro y es mi canción favorita, la que más amo y que no voy a dejar de cantar nunca”.

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