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Ximena Ossandón: “Queremos que ninguna mujer tenga los brazos cortados por un hijo”

La vicepresidenta de la Junji asegura que se seguirá con la política de ampliar cobertura, tratando de alcanzar el tercer quintil. Aclara que la priorización de madres que trabajan está pensada para el programa de extensión horaria.

07 de Octubre de 2010 | 11:41 | Por María José Errázuriz L.
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El Mercurio

Atrás han quedado las polémicas. Ya no da explicaciones de por qué instaló a la entrada de las oficinas de la Junji una estatua de la Virgen María con su hijo en brazos. Ni tampoco por qué recurrió a la Contraloría para que se revisara el uso del presupuesto por la administración anterior.


Está ciento por ciento concentrada en la labor que tiene por delante y se le ve contenta, ajena a las críticas y suspicacias que surgieron por ser confesional –es miembro del Opus Dei y tiene nueve hijos, el menor de 9 años-.


Ximena Ossandón, vicepresidenta ejecutiva de la Junta Nacional de Jardines Infantiles, Junji, no tiene en carpeta cambiar el objetivo que tiene la institución y asegura que seguirá cumpliendo las tareas que ha desarrollado los últimos 40 años, es decir, entregar educación inclusiva y de calidad para niños de sectores más vulnerables, especialmente, de madres que trabajan, estudian o son adolescentes.


Sin embargo, lo anterior no implica que no tenga una serie de desafíos como mantener la cobertura de los jardines, mejorar la calidad del servicio, mantener la ampliación de horarios y ampliar la cobertura al tercer quintil.


“Nuestro objetivo es tratar de igualar condiciones socio económicas a estos estratos. Estas no son guarderías, son jardines donde los niños no sólo están protegidos, sino que además reciben educación para que puedan desarrollarse mientras sus padres trabajan”, dice.


-Las estadísticas dicen que más del 30% de los niños que están en la Junji son de madres que no trabajan, ¿por qué?
“Es verdad que tenemos muchas madres que no trabajan, pero eso no significa que no sean necesitadas. Además, un 17% de nuestras madres son adolescentes.
“Las mujeres que no trabajan tienen que realizar sus labores en el hogar y eso también es un trabajo, y hay muchas otras que trabajan de manera informal, sin contrato, que también requieren apoyo”.


-¿Ustedes asumen como política que los niños no deben ser cuidados exclusivamente por sus madres?
“Nosotros de los 0 a los 2 años recomendamos el apego y promovemos que el niño esté con la madre el mayor tiempo posible; de hecho, los jardines Junji tienen una salita para que ellas puedan ir a amamantar, o sea, ponemos todas las condiciones para que el apego sea el mayor. Nuestras estadísticas y la encuesta Casen demuestran que los niños empiezan a ir regularmente al jardín después de los 2 años, pero aún así nosotros tenemos las puertas abiertas desde los 84 días. Ahora, de los 2 años en adelante empieza el desarrollo cognitivo y es importante que los niños vayan a un jardín donde se aplican técnicas pedagógicas que lleven al niño a tener ciertas habilidades y desarrollo que a veces no se dan en la casa”.


 -¿Los gobiernos anteriores tuvieron esta política por delante o miraron más por el desarrollo de la mujer?
“Yo admiro lo hecho por la administración anterior en este tema; creo que la Presidenta Bachelet puso a la primera infancia en un lugar donde nunca había estado antes y eso hay que reconocerlo. En esto, sin embargo, también hay una mirada de género y surge la pregunta si el objetivo son los niños o la madre. Nosotros tratamos que sean ambos: entregar educación de calidad tiene una forma, que la mujer vaya a trabajar, tiene otro camino.
“Michelle Bachelet hizo un estupendo trabajo con la cobertura, porque no sacamos nada con tener una educación de calidad que se imparta en sólo cuatro puntos, así como en apoyar a la mujer para que pudiera trabajar y buscar su desarrollo”.


-¿Las situaciones de violencia o alcoholismo en los sectores vulnerables hacen necesario rescatar a los niños de esos ambientes?
“Nuestra sociedad tiene desigualdades muy grandes y nosotros estamos trabajando para disminuir esa brecha, pero los problemas de drogadicción o maltrato están en todos los estratos, en forma transversal. Tal vez en los quintiles más vulnerables es una realidad más cuantificada o se no nota más porque se entera el vecino.
“No creo que tengamos que quitarle los niños a las madres, tenemos que acompañarlas a ellas y sus familias, ser su apoyo”.


-Señalaste que habían madres con hijos en la Junji que los dejaban en los jardines y se iban a tomar un cafecito o la playa. ¿A qué te referías?
“Fue sacada de contexto. Nos reunimos con el subsecretario de Educación para ver el problema que se nos presenta con la extensión horaria, que lleva muchos años; la idea es detectar a los casos de madres más vulnerables que no pueden retirar a sus hijos a las 16.30 y dejarlos hasta las 19 hrs. Ese programa hoy no tiene financiamiento, pero ya quedó en nuestra cultura, lo que implica que las 9 mil madres funcionarias que trabajan en nuestros jardines deben hacer una extensión horaria sin recibir ninguna gratificación monetaria y muchas de ellas vienen de esos mismos quintiles vulnerables.
“Además de pedir recursos extraordinarios, estamos desarrollando un instrumento para ver qué madres lo necesitan y qué madres no, porque el reclamo de nuestros funcionarios apuntaba a eso. La Ajunji (asociación de funcionarios) está en contra de la extensión horaria por la forma como se está realizando ya que va en desmedro de ellas mismas”.


Pese a lo anterior, Ximena Ossandón hace un reconocimiento a la madre chilena, señalando que no son muchos los niños que se quedan en extensión horaria. “La madre chilena es muy comprometida, llegan corriendo a buscar a sus niños, quieren estar con ellos”, aclara.


-¿Van a revisar la política de extensión de cobertura?
“La extensión de cobertura de las salas cunas nos ha dejado dos tareas. Lo primero es ver si tenemos la capacidad de recibir en niveles medio menor y medio mayor la cantidad de niños que vienen de salas cunas que quedaron porque no es posible tener los niños hasta los 2 años y después decirle a la madre que no hay cupo en jardines. Lo segundo es que en algunos casos hay grandes listas de espera en los niveles medio menor y mayor y algunas salas cunas que no están completas porque no existe demanda suficiente. Tenemos que analizar esto y ver si hay que reconvertir algunas de ellas.
“Gracias a Dios estamos llenos de niños, las listas de espera podrían duplicarnos; hay comunas donde se inaugura un jardín con 104 niños e inmediatamente se tiene una lista de espera similar, pero tenemos que focalizar y ver cómo va cambiando la demografía de la población, ya que hay comunas que van envejeciendo y las salas cunas ya no son primera necesidad”.


-¿La cobertura ha afectado la calidad?
“Tenemos instrumentos de gestión de calidad interna y nos miden también externamente. Naturalmente, cuando se ha tenido una meta de ampliar la cobertura, eso, muchas veces, va en desmedro de la calidad. Con esto no quiero decir que las cosas se hayan hecho mal, pero merecen un análisis. Para ampliar la cobertura se tuvo que contratar más gente y esas personas deben alinearse con la institución, empaparse de nuestros conceptos y eso es lo que queremos hacer.
“Nuestro coeficiente es más exigente, nuestro estándar lo es ya que tenemos un técnico por cada 6 niños, entonces la cobertura nos dejó muchos desafíos, ampliar en 800 salas cunas nos lo impone porque tenemos que tener supervisión, acompañamiento y capacitación”.


-Van ampliar su cobertura a un 50% del tercer quintil, ¿qué implica?
“Esto va muy relacionado con la demanda que existe y la única forma de pasar al tercer quintil es ampliando la cobertura”.


-¿También implica reordenar la demanda para concentrarse en las madres que trabajan? ¿Se discriminará a quienes envían a sus hijos a los jardines porque no tienen como alimentarlos?
“No hay que confundirse, el jardín clásico no está sólo hecho para las madres que trabajan; lo que pasa es que ellas tienen preferencia. La Junji está para toda madre que lo necesita, teniendo prioridad las madres que trabajan y las adolescente para que no dejen sus estudios. La priorización está pensada para la extensión horaria, pero quiero dejar claro que lo que nosotros queremos es que ninguna mujer en Chile tenga sus brazos cortados por un hijo.
“Queremos que nazcan niños y que las madres se puedan desarrollar en plenitud, que puedan surgir en lo económico, en la vida. Los niños no deben ser una carga, deben ser un plus”.


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