Aunque parece haber gente que nació con el buen gusto adquirido para lucir sus prendas, siempre se puede pulir el look propio, afinando el ojo y la intuición para verse mejor. Para partir, dos expertos comparten valiosa información de qué ponerse en los eventos sociales más exigentes.
01 de Febrero de 2013 | 16:24 | Emol
Foto: 2/2 | Crédito: Editorial Océano
Cuenta la leyenda que cuando Yves Saint Laurent tenía apenas 4 años, lloraba desconsolado cuando veía a una mujer mal vestida.
Lo más probable es que el fallecido diseñador fue uno de los privilegiados seres humanos que nacen con una orientación estética innata que les permite hacer del look un arte, que plasmó en cada bella mujer que trabajó para él. “No obstante, tenemos algo a nuestro favor: a ser bello no se aprende, pero a tener estilo y elegancia, sí”, aseguran dos expertos de la moda en México.
Lucy Lara, directora de revistas de moda y una de las personas más influyentes en el rubro mexicano, se unió a Antonio González de Cosío -jurado en “Mexico’s next top model”- para lanzar “El poder de la ropa” (Editorial Océano), un libro dedicado a aquellos que quieren encontrar su estilo personal y desarrollarlo de la mejor forma posible, a través de su vestuario.
Pero el estilo, ¿se hereda, se aprende o se compra? Según los autores, el gusto de la madre al vestir influye mucho en los conceptos de look que una persona pueda desarrollar en el futuro. Lamentablemente, no es ley que de una mamá elegante, la hija o el hijo crezcan con el mismo sentido estético. La idea, explican, “se trata de tomar elementos del acto cotidiano de vestirse y que pueden, a la larga, transformarse en estilo. Es como cantar, escribir o pintar: se trata de un talento que necesita pulirse”.
Citando a la diseñadora española Purificación García, el primer paso para encontrar el propio camino en la elección de las prendas es conocer el tipo de cuerpo que se tiene. “Debes ser muy analítico y exigente contigo mismo. Mirarte mucho al espejo y ser crítico. No usar algo porque es la prenda ‘in’ del momento, sino porque realmente te queda bien”.
Asimismo, García aconsejó para aquellos que están muy perdidos, imitar el estilo de celebridades, porque a través de esa experimentación, se descubrirá el gusto propio. “Tienes que escuchar esa voz interna que te dice si algo está bien o no”, aclaró.
Por otro lado, parte importante del estilo es vestir adecuadamente para cada ocasión y no aparecer, por ejemplo, con un estilo de gala en un cóctel, o dirigirse a un evento -como una inauguración o una avant-première- con hawaianas.
La elegancia, dicen los autores, es saber estar a la altura de cada ocasión. “Chanel decía que ver a una bailarina en un escenario era glorioso, pero si la transportaras así vestida a la calle, se vería ridícula”, dicen Lara y González de Cosío, para justificar por qué no se debiera ir con un vestido de noche a la oficina, o llevar chalas a una cena formal.
Qué decir de las invitaciones a eventos con códigos de vestimenta, donde se pide expresamente a las personas que asistan con un atuendo de características específicas. “Antaño, lo códigos eran muy simples: etiqueta, formal, semiformal o casual (…) Sin embargo, hoy los códigos se han diversificado de tal forma que muchas veces nos cuesta trabajo descifrar qué nos quieren decir”, concuerdan.
A modo de guía, ofrecen una pequeña descripción de los códigos más frecuentes, para hacerse una idea de qué es lo que te debes poner en cada ocasión.
-Formal: Hombres de corbata y mujeres, con vestido corto –esto no es minifalda- y zapatos altos.
-Formal de noche: En ellos se prefiere un traje oscuro y corbata y en ellas, un vestido corto, pero de coctel: más de fiesta, que se denota en su tela u ornamentación.
-Formal de playa: Ante la gran oferta de matrimonios frente al mar que se realizan hoy en día, se recomienda a los hombres vestir un traje de lino o algodón, con tonos claros. Deben llevar zapatos y para su mayor comodidad, sin calcetines. No requiere corbata.
Las mujeres pueden ir con un vestido corto o largo, pero de seda, chifón o algodón. Si se trata de un traje de sastre, se prefiere uno que esté hecho de telas naturales, como el lino o el algodón.
-Etiqueta o gala: Este es el más exigente. Ellos van de esmoquin y ellas de vestido largo.
-Etiqueta creativa: La idea aquí es vestir atuendos de noche y no clásicos. Para esto, un hombre puede combinar un esmoquin con una chaqueta brillante, corbatas entretenidas, y una mujer se puede dar el gusto de ser extravagante y jugar más con su maquillaje o su peinado.
-Casual divertido (casual fun): Esta categoría entrega completa libertad a la imaginación. Se aceptan cosas fuera de lo común, como poleras con diseños coloridos y brillantes, vestidos más sensuales y joyas diferentes, pero siempre que tu apariencia no parezca disfraz. “¿Cómo saber si estás yendo demasiado lejos? Simple: si la prenda que vas a llevar a la fiesta no te la vas a volver a poner nunca es que estás haciéndolo”.
-Casual: Se permite ir sin corbata ni chaqueta, en el caso de ellos. En el de ellas, se puede ir con pantalones y hasta con zapatos sin taco. Las zapatillas, en ambos sexos están prohibidas.
-Casual de playa: Los hombres deben usar pantalones claros con una camisa que pude ser lisa o con estampados. También se le permite chalas, pero solo de cuero, jamás de plástico. Las mujeres, vestidos sueltos, que pueden ser tipo túnicas o shorts con un blusón. El calzado no lleva taco para que sea más cómodo caminar sobre la arena.
-Casual chic: Los autores explican que “éste y otros términos confunden hasta a los expertos. Lo que significa es que debes llevar ropa cómoda, en buen estado, desde luego, pero que destaque tu gusto por la moda”.
Para las mujeres se recomienda un vestido coqueto con unos cómodos zapatos y para los hombres, pantalones relajados, dándole protagonismo a la polera o camisa que usen. (Jeans y zapatillas están fuera de lugar).
Matrimonios, la forma más común de lucir impecable
Si bien existen personas que no suelen tener mucha actividad social que exija algún tipo de código de vestimenta, prácticamente no hay quien se escape a la invitación de un matrimonio.
Aquí, las fotografías del evento dejarán a la posteridad un testimonio de tu persona, a través de cómo reflejaste tu gusto y hasta personalidad con tu atuendo.
Por otro lado existen ciertas prendas que al ser tan elegantes o particulares, a veces se presta para confusiones a la hora de vestirlas. En el texto, Lara y González de Cosío aclaran que, por ejemplo, el chaqué se usa solo en una boda, siempre que seas el novio o pariente de él. Los invitados no debieran usarlo.
Bajo ningún pretexto, una mujer debe usar un vestido blanco, a menos que seas la novia, y un traje del mismo color, para los hombres, se recomienda para festejos en la playa o la ciudad, pero solo si es verano.
Para aquellos que les gusta jugar con su traje, usando pantalones y chaquetas de distinto color, corbatas estrafalarias o brillos en las telas, se pide precaución de no parecer miembro de un grupo de magia de Las Vegas, o que el vestuario lo haga confundirse con los meseros del evento.