En la sala de juegos llamada "luna",
Molly una niña de cuatro años, juega junto a su compañera
Olly con las decenas de cajas de cartón que se encuentran repartidas por el espacio. Cada una inventa algún medio de transporte al que corresponde el cuadrado y crean mundos nuevos donde
solo la imaginación cuenta. Todo esto pertenece al jardín infantil
Avenue, ubicado en
Ilminster, Reino Unido, el que cuenta con cinco salas de juego que fueron asignadas para los niños, pero
solo tienen cajas de cartón y libros en su interior desde hace más de un mes, con la puesta en marcha de un nuevo proyecto. No hay televisores, puzles, tabletas, trenes, legos ni muñecas.
La iniciativa se pensó llevar a cabo por solo un mes para ver cuál era la reacción de los niños y padres a un nuevo estilo que busca
"volver a la básico" dejando atrás tecnologías y juegos de la industria de los que antiguamente no se conocía, pero a pesar de que ya pasó el plazo, todo sigue igual.
Las salas de juegos continúan sin juegos y adaptando a los niños a estar lejos de las nuevas tecnologías sin sus televisores, tabletas y diversiones electrónicas de las que más de alguno ya estaba acostumbrado en sus casas.
El cerebro detrás de la iniciativa es,
Matt Caldwell, quien pasó 25 años enseñando a niños de primera infancia. "Todo se trata de volver a la básico y probar que no se necesitan muchos juegos brillantes, caros, electrónicos y plásticos para pasarlo bien y ser niño", relató.
Matt cuenta que su proyecto se basó en un modelo creado en
Alemania en los años 90, donde algunos jardines infantiles sacaron los juegos durante tres meses, incluso lápices, hojas y pinceles, y se dedicaron a
"observar más que a dirigir".Después de los meses de observación, el estudio demostró que los niños que participaron en el tiempo "libre de juguetes" mostraron un
incremento en interacciones sociales, creatividad y mejores herramientas de comunicación. Sin embargo, el jardín de Ilminster decidió tomar un camino más suave a esta adaptación, ya que aún conserva sus actividades con papeles, pintura y artesanías.
Los libros son esenciales en la agenda. "Lo primero que hicimos fue conversar acerca de qué era un juguete.
Los juguetes se fueron, las pelotas entraron. El juego de cocina están fuera, pero los utensilios reales están definitivamente adentro y se volvieron muy de moda entre los niños", relató Caldwell.
A partir de este nuevo gusto por los utensilios, los niños ayudaron a la limpieza durante el mes de febrero de los juguetes tradicionales y ninguno emitió alguna queja.
La experiencia
Dentro de la segunda sala, llamada "estrella",
Danny (4), juega con los palos de madera para helados, los forma en una línea para crear nuevas figuras e intenta balancearlos para hacer una pirámide.
Por mientras, en la sala "sol", el estudiante
Oliver (4) juega a inventar que es un pirata y que las cajas son barcos. Esta feliz con el cambio. "Me gustan estos juegos. Mis cosas favoritas son el bote y el área de los libros", relató.
Su abuela,
Sue Burke, todos los días va a buscarlo al jardín y es fanática del proyecto. "
Es brillante. En la casa todo son los trenes, por lo que es bueno verlo explorando cosas nuevas", contó Burke.
Según informó el
Daily Mail, los docentes están muy contentos con el cambio que se hizo.
Kate Boyes, una profesora del jardín aseguró que le gusta a pesar de que el ordenar al final de la jornada se hace más complejo debido a los nuevos objetos pequeños, pero que por el respeto a los recursos naturales es muy bueno.
"Tenemos a un niño que es ciego y para él las nuevas texturas han sido muy buenas. También me gusta que muchas de estas cosas que usamos, habrían terminado en basureros de reciclaje", relató Boyes.
Matt, el creador, señaló que el 20 por ciento de niños tiene necesidades educativas especiales, por lo que este nuevo estilo de jugar ha sido muy beneficioso para ellos también.
Además, Matt indicó que la comunicación ha sido uno de los grandes beneficiados con este nuevo método.
"Los docentes aseguraron que los niños utilizan más palabras en sus juegos", relató.