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La hazaña del marino chileno que rescató a los náufragos del "Endurance" en la Antártica en una pequeña nave a vapor

La pericia del piloto Luis Pardo permitió salvar a los británicos, luego de que su mítico barco explorador se hundiera en el gélido mar de Weddell.

09 de Marzo de 2022 | 15:33 | Por N. Ramírez, Emol
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El piloto 2° Luis Pardo Villalón y el remolcador a vapor "Yelcho", de la Armada de Chile.

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Este martes, a más de cien años de su naufragio, sumergido a una profundidad de 3.008 metros en el mar de Weddell, fueron hallados los restos del "Endurance", el legendario barco explorador polar británico, que se hundió en 1915.

El "Endurance", comandado por sir Ernest Shackleton, zarpó en noviembre de 1914 desde Puerto Stanley, en las islas Faulkland, como parte de la Expedición Imperial Transatlántica, para intentar cruzar la Antártica de punta a punta –desde el mar de Weddell hasta el mar de Ross– pasando a través del polo sur. Sin embargo, se quedó atrapado en los hielos del Mar de Weddell, a 160 kilómetros de la Antártica, con sus 28 tripulantes a bordo.

La nave permaneció así cerca de diez meses, antes de ser aplastada por el hielo y hundirse. Tras el naufragio, Shackleton y sus hombres huyeron del lugar a pie, viéndose obligados a instalar un "campamento" sobre una gran masa de hielo, que llamaron Ocean Camp. Shackleton confiaba que las corrientes marinas los llevarían hacia el norte. Sin embargo, la masa de hielo se empezó a quebrar.

Entonces navegaron en tres botes salvavidas hasta llegar a Isla Elefante, en el extremo norte de la península Antártica, donde sobrevivieron durante meses alimentándose de focas y pingüinos, y haciendo ejercicio para evitar congelarse.

Consciente de que nadie iría a rescatarlos, Shackleton decidió dejar a 22 de sus hombres esperando en la Isla Elefante y partir con los otros cinco a buscar ayuda en un bote salvavidas rumbo a las islas Georgias del Sur, un territorio británico de ultramar, en una de las proezas de supervivencia más excepcionales que se conocen.

Diecisiete días después, y luego de haber avanzado más de mil kilómetros, lograron llegar a un centro ballenero noruego, en las islas Georgias del Sur. Cuatro meses más tarde Shackleton regresó a la isla para rescatar con vida a sus 22 compañeros.

Tres rescates fallidos y la pasividad de Gran Bretaña


Pero una pieza clave que completa esta gesta es el marinero chileno Luis Pardo Villalón, quien al mando del "Yelcho", una pequeña embarcación a vapor, llegó hasta la Isla Elefante y rescató a todos los tripulantes, el 30 de agosto de 1916.

¿Cómo se gestó el rescate? Tras llegar a las islas Georgias del Sur, Shackleton enfrentó una nueva odisea para intentar conseguir ayuda para rescatar a sus compañeros que aún permanecían en la Isla Elefante. Según historiadores, es probable que el inicio de la Primera Guerra Mundial haya dificultado que Gran Bretaña asumiera el rescate.

"La obra es grande, pero nada me arredra, soy chileno. Dos consideraciones me hacen afrontar dichos peligros, salvar a los exploradores y darle renombre a mi patria (...) Cuando usted esté leyendo esta carta, o su hijo ha muerto o ha llegado con los náufragos a Punta Arenas. Solo no volveré"

Luis Pardo, en una carta a su padre antes de zarpar
Documentación de la época daría cuenta de ello. Una carta que habría sido enviada por Winston Churchill a su esposa en 1916 señala: "Imagina a ese ridículo Shackleton y su expedición polar. Cuando todos los enfermos y heridos hayan sido sanados, cuando todos sus empobrecidos y quebrantados hogares hayan sido recuperados (...) entonces y solo entonces me preocuparé de esos pingüinos".

Shackleton intentó tres veces rescatar a sus hombres, sin tener éxito. Primero lo hizo desde las islas Georgias del Sur, con un ballenero local, el Southern Sky, pero el hielo los hizo retroceder hasta las islas Faulkland. Desde allí, intentó otro rescate, zarpando desde Puerto Stanley, en un buque pesquero facilitado por Uruguay, pero nuevamente el hielo los empujó de vuelta. Luego realizó un tercer intento, esta vez desde Punta Arenas, donde con la ayuda de residentes ingleses, arrendó la goleta "Emma", que también falló.

Tras el tercer fracaso, Shackleton pidió el apoyo de la embarcación "Yelcho" para que remolcara a la goleta "Emma" desde Puerto Stanley hasta Punta Arenas. Como el comandante de la "Yelcho" estaba enfermo, fue reemplazado por el piloto 2° Luis Pardo Villalón. Durante ese trayecto, ambos se conocieron y Pardo se enteró de la terrible situación de los 22 náufragos del "Endurance" que permanecían varados en la Isla Elefante.

El "Yelcho" era un remolcador no apto para navegar en el hielo


Una vez en Punta Arenas, Shackleton solicitó a la Armada de Chile, a través del vicealmirante Joaquín Muñoz Hurtado, que la escampavía "Yelcho" viajara a la Antártica a rescatar a sus compañeros. El vicealmirante lo consultó con el Gobierno, el cual accedió.

A simple vista, la nave –un pequeño remolcador a vapor, construido en 1906– no reunía las condiciones mínimas para viajar a la Antártica, menos en invierno. No tenía doble casco para hacer frente a los hielos. Tampoco contaba con electricidad, calefacción ni comunicación, y tenía un precario sistema de navegación.

Considerando lo peligrosa que era de la misión, se convocó a voluntarios y el primero en presentarse fue el piloto Luis Pardo, quien entonces tenía 33 años, estaba casado y tenía dos hijos pequeños. Aunque no era su expertise, contaba con algo de experiencia en la elaboración de cartas hidrográficas. Tras asumir el mando de la misión, planificó cuidadosamente la operación, trazó la ruta y escogió a los hombres que lo acompañarían. De su pericia y del coraje de la tripulación dependía el éxito del rescate.

"Ahí estaba, a menos de dos kilómetros en el mar, un barco negro muy pequeño, al parecer un remolcador a vapor, nada parecido al rompehielos polar de madera que esperábamos. El asombro se apoderó de todos al ver flamear la bandera chilena"

Uno de los náufragos británicos, en su diario de vida
Antes de zarpar, Luis Pardo dejó una carta a su padre, donde seña: "La obra es grande, pero nada me arredra: soy chileno. Dos consideraciones me hacen afrontar dichos peligros: salvar a los exploradores y darle renombre a mi patria. Si fracaso y muero, usted cuidará de mi Laura y de mis hijos, que quedarán desamparados y sin más apoyo que el suyo (...) Cuando usted esté leyendo esta carta, o su hijo ha muerto o ha llegado con los náufragos a Punta Arenas. Solo no volveré".

La madrugada del 25 de agosto de 1916, la "Yelcho" zarpó desde Punta Arenas, en medio de una gran cantidad de personas que concurrieron al muelle a despedirla. El comandante Pardo se dirigió al sur por el Estrecho de Magallanes, tomó la ruta de los canales y se internó en el mar de Drake. El 30 de agosto, tras cinco días de navegación y luego de esquivar peligros témpanos de hielo, finalmente el "Yelcho" llegó a la isla Elefante, avistando a los náufragos que estaban al límite de sus fuerzas. Uno de ellos ya había sufrido amputaciones debido al congelamiento.

Uno de los náufragos británicos escribió en su diario de vida: "Ahí estaba, a menos de dos kilómetros en el mar, un barco negro muy pequeño, al parecer un remolcador a vapor, nada parecido al rompehielos polar de madera que esperábamos. El asombro se apoderó de todos al ver flamear la bandera chilena", según se relata en un libro escrito por Caroline Alexander.

El rescate fue rápido y en cerca de una hora todos los británicos estaban a bordo de la embarcación, retornando a tierra sanos y salvos. Tras el éxito de la misión, el "Yelcho" tuvo un triunfal recibimiento en Punta Arenas, el 3 de septiembre, y la hazaña se convirtió en un acontecimiento nacional e internacional. Los homenajes se repitieron en Valparaíso, hasta donde fueron dirigidos los tripulantes del "Endurance", para luego retornar a su país.

Junto con la proeza de rescatar con vida a los navegantes británicos, en medio de inclementes condiciones, esto marcó un hito para el país, ya que fue la primera vez que una misión oficial chilena llegaba a la Antártica, siendo un ejercicio de soberanía y un impulso para alcanzar la presencia que actualmente tiene Chile en ese continente.

La gesta ha sido relatada en diferentes libros, películas y documentales, aunque el rescate por parte de la nave chilena usualmente ha quedado relegada a un segundo plano. En la actualidad, uno de los buques de la Armada que cumple importantes misiones en la Antártica lleva el nombre de "Piloto Pardo".
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