Las aventuras del único chileno que ha corrido el Rally Dakar en camiones

SANTIAGO.- Sábado 9 de enero de 2010. La caravana del Dakar se encuentra en Antofagasta. Es el día de descanso. La mayoría de los pilotos aprovecha la jornada para tomar un aire, algunos duermen en hoteles y otra parte mira cómo sus mecánicos arreglan sus máquinas.

Ya son casi las dos de la tarde. Casi todos los corredores ya lleva horas en el campamento. No todos. Un chileno, después de más de 24 horas aparece por el bivouac. Es el último criollo en pasar por la meta. Su arribo no pasa desapercibido, porque su máquina es gigante, la más grande de la armada nacional. Es Francisco Casale, el único chileno que ha competido en camión en la historia de la prueba más extrema del mundo.

Fueron dos años de recorrido, "nada más", dice, porque "se lo comió" la dureza de conducir uno de estos vehículos en el desierto. "Bajé ocho kilos en cada una de las veces que estuve en la carrera. Tanto saltar duele el estómago, porque el camión como es alto se mueve más para todos lados. Además, vamos sentados donde va la rueda delantera, entonces saltas todo el tiempo".

Y tal como ese 9 de enero en Antofagasta, la aventura de este ingeniero textil en el Dakar terminaba cada jornada o de madrugada o temprano en la mañana del día siguiente y cuando todos ya estaban en carrera en la posterior etapa.

"Es que nos daba la noche en la ruta y preferíamos parar y dormir en el camino. Nos metíamos debajo del camión para que no nos atropellaran. Ahí además está calientito porque va la caja de cambios, el motor. Con eso pasábamos el frío, sobre todo en la mañana. Ya cuando comenzaba a aclarar, conducíamos otra vez y llegábamos al campamento poco antes de volver a salir otra vez camino a una nueva etapa. A veces llegábamos y debíamos ponernos de inmediato en la fila para partir de nuevo", cuenta casi en tono de risa. 
 
En total deben haber sido cerca de 400 horas las que pasó Casale en la ruta. El primer año, eso sí, marcó un hito, porque llegó al último día de la competencia y en el lugar 27, pero a más 150 horas, o sea, a seis días del ganador de esa versión, el ruso Vladimir Chagin. 

A pesar de eso, al subir al podio en Argentina fueron felicitados por sus propios rivales. Esto, porque llegaron al final de la prueba, incluso sin haber contado con un equipo de apoyo. Además, auxiliaron a todos los compañeros rezagados que encontraron en el camino. Y ojo, con el no despreciable récord de haber cambiado sólo un neumático en toda la carrera. "Nuestro camión anduvo tan bien, que hasta pudimos ayudar a otros. Me decían el Padre Hurtado del Dakar”, contaba en ese momento el piloto.

Y desde su experiencia se la juega porque no habrá más criollos en esta categoría. "El camión es complicado, no creo que haya otro chileno en esto, muchos quieren, pero lo prueban y cambian su idea. Son 12 o 15 horas saltando", apunta.

En el Dakar 2011, lo pasó tan mal como en su primera incursión, pero fue más corto todo, porque debió abandonar la carrera. No llegó a tiempo para comenzar la etapa Copiapó-Copiapó del 11 de enero.

Ese fue el día que se terminó la aventura de Casale corriendo un camión en la prueba más dura y extrema del mundo. Ya no quiso más, porque el cuerpo le pasaba la cuenta casi todo el año. "Estoy muerto creo que no volveré más", comentaba tras dejar la carrera sentado en una mesa del comedor del campamento.

Hoy lo que tiene son sólo recuerdos. Su camión, ese que guarda estas historias, es arrendado para publicidad de una marca de bebida energética. Mientras, Casale ha vuelto a correr el Dakar, pero en camioneta. "Después de haber manejado tantas horas un camión, subirse a una camioneta es un chiste". Con eso termina todo...