ESTRASBURGO.- El pleno del Parlamento Europeo endureció hoy, miércoles, de forma drástica la normativa comunitaria que regulará la fabricación y venta de productos de tabaco.
Los eurodiputados aprobaron una batería de enmiendas a la propuesta que amplía el número y el tamaño de los mensajes de prevención al consumidor sobre los riesgos que implica fumar, y suprimen la posibilidad de vender cigarrillos bajo la denominación "light" o "bajo en nicotina".
A pesar de la presión de las grandes compañías tabaqueras, el pleno también aprobó que se obligue a los fabricantes a que, a más tardar "el 31 de diciembre de 2003", comuniquen a las autoridades sanitarias una lista de todos los componentes de sus productos.
Esta medida trata de controlar qué aditivos se incluyen en el tabaco para facilitar la dependencia de los consumidores, ya que la normativa obligará a los fabricantes a que acrediten que dichos aditivos "no causan daños indirectamente facilitando la iniciación en el tabaco a las personas jóvenes o incrementando el carácter adictivo de los productos".
Los eurodiputados aprobaron, además, la prohibición expresa de utilizar amoniaco en la elaboración de los productos de tabaco.
Otras de las enmiendas introducidas en la propuestas provocará cambios drásticos en la presentación de las cajetillas de cigarrillos.
Además de que deben indicar el contenido en alquitrán, nicotina y monóxido de carbono y de las sustancias que componen su producto, el 35 por ciento de la superficie frontal del paquete y el 45 por ciento de su parte dorsal estarán dedicados a los mensajes de advertencia contra su consumo.
Se amplía no sólo el tamaño, sino también el número de mensajes para pasar del actual "Fumar perjudica gravemente a la salud" por otros más agresivos como "Fumar mata", "Al fumar se usted matando a sí mismo" o "Fumar mata a medio millón de personas al año en la UE".
La cámara no respaldó, por el contrario, las enmiendas que buscaban que se pudiera imprimir en las cajetillas la foto de un enfermo terminal de cáncer de pulmón o de boca, como proponían algunos eurodiputados.
La propuesta y las enmiendas introducidas por el Parlamento Europeo tendrán que ser ahora debatidas en el Consejo de ministros de Consumo de la UE antes de volver a la cámara para su aprobación si ambas instituciones acuerdan un proyecto definitivo.
Estos trámites supondrán que la normativa final tardará todavía casi seis meses en ser aprobada y otros tantos o más en aplicarse.
