NUEVA YORK.- El Presidente chileno Ricardo Lagos dijo hoy que no le preocupa el caso Pinochet porque pertenece al pasado y su misión es encarar los problemas del futuro, y pidió al nuevo Congreso norteamericano que apruebe con prontitud el 'fast track' para la incorporación de Chile al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta).
Lagos habló este jueves en un desayuno de trabajo que le ofrecieron grupos de industriales norteamericanos, tras haber acudido la víspera a la Asamblea General de la ONU durante la Cumbre del Milenio.
El Mandatario, ante la pregunta de una periodista, comentó que el caso del general (r) Augusto Pinochet es "producto del pasado y sí, es un tema divisivo, pero a mí no me preocupa porque mi tarea en encarar los problemas del futuro".
Aseveró que la mayoría del pueblo chileno comparte esta actitud de mirar al futuro, aunque reconoció que hay sectores en los que el tema causa desazón y es un elemento de discordia.
Por otra parte, el Mandatario chileno pidió al nuevo gobierno norteamericano que salga de los comicios del 7 de noviembre, así como al nuevo Congreso, que negocien por la 'vía rápida' la incorporación de Chile al Tratado de Libre Comercio que integran México, Estados Unidos y Canadá, y afirmó que "será ésta la única forma en que Chile accederá a negociar un tratado de ese tipo".
Respecto a la apertura económica, dijo que en América Latina "aprendimos la lección de los años 90. Y abriremos la economía chilena aún más". Comparó los aranceles cobrados ahora por Chile, una media del 9%, con los del Mercosur, que suman el 14%, y ratificó que "serán reducidos un 1% anual hasta dejarlos en el 6% para todos los productos importados en el 2003". Recordó que lo que sucede fuera del país es vital para Chile, cuya economía depende en un 55% de las exportaciones, frente a un 11% de Brasil, por ejemplo.
El Mandatario desea lograr un tratado de libre comercio con los países latinoamericanos para el 2005, "comenzando el proceso de ratificación en abril del 2004 a fin de poder firmarlo en el 2005".
En referencia al presupuesto chileno, dijo que su gobierno está empeñado en lograr un superávit estructural del 1% del PIB a partir del 2001.
Prometió que su gobierno continuará la política económica de los años 90 y pronosticó que en 10 años, Chile tendrá unos niveles de renta per cápita, en la actualidad de US$ 5.000, "parecidos a los de España y Portugal durante la década del 70".
En materia tributaria, insistió en que su gobierno "no elevará los impuestos, ya que no es cuestión de elevarlos, sino de conseguir que los impuestos existentes los paguen todos. Sí, en este terreno tenemos un problema de evasión fiscal y estamos decididos a eliminarlo para hacer el sistema más justo".
Reconoció que mientras en algunos países europeos "y en el propio Estados Unidos hay quienes buscan la forma de desmantelar el estado de bienestar social para competir en la era de la globalización, en Chile hay que preguntarse lo contrario, si para continuar con el progreso y la expansión económica no sería necesario crear un mínimo de bienestar social para evitar tensiones sociales que impidan o dificulten ese crecimiento".
En ese sentido prometió que habrá reformas en las leyes laborales, "pero para crear un seguro de desempleo durante 6 meses, como en muchos países de Europa y Estados Unidos".
Finalmente, en el terreno de las privatizaciones, ratificó que la minera estatal Codelco no será privatizada, sino que una de sus filiales buscará en el exterior capital para crear empresas conjuntas mixtas y reiteró que el Banco del Estado tampoco será enajenado.
