BUENOS AIRES.- El ministro argentino del Interior, Aníbal Fernández, calificó hoy como "una burla" los cuestionamientos vertidos por la número dos del Fondo Monetario Internacional (FMI), Anne Krueger, a la política fiscal del gobierno nacional con las provincias.
Sin embargo, aclaró que "es buena" la relación con ese organismo internacional de crédito.
En referencia a Krueger, sostuvo que "hay demasiadas cosas para discutir" sobre la política ejecutada en los años 90 por el Gobierno del ex Presidente Carlos Menem (1989-99) y que "alegremente lo plantee como si fuese un error de los argentinos criticar este tipo de políticas, pareciera ser más una burla que otra cosa".
En declaraciones difundidas el viernes, la vicedirectora gerente del FMI recordó los "significativos progresos" de Argentina en los 90, cuando se llevó a cabo una política de neto corte neoliberal. Además, culpó a las provincias por el ajuste no cumplido.
"La realidad es que nosotros encontramos que durante la década del 90 el gasto público no paró de crecer y siempre se financió con endeudamiento externo", refutó.
Además, criticó que las política del Fondo de ese entonces "las consecuencias que fueron trayendo fueron terribles, porque si bien se pudo crecer en algunos casos al 8 por ciento de PIB (Producto Interno Bruto) por año, el nivel de exclusión que producían era fenomenal, el nivel de concentración de capitales que producían era fenomenal también".
No obstante, afirmó que "la relación nuestra (con el FMI) no es tan tensa como parece", y argumentó que "en la charla de nuestro presidente (Néstor Kirchner), primero telefónicamente y luego personalmente, con (el director gerente de esa entidad) Horst Koehler, las manifestaciones van todas en reconocimiento del esfuerzo de los argentinos".
Las declaraciones vertidas por Krueger hace pocos días generaron durante el fin de semana quejas y críticas de funcionarios del gobierno argentino, incluso del propio presidente Kirchner.
El FMI aprobó recientemente la primera revisión del acuerdo vigente con la Argentina después de varias semanas de tensión debido a que el organismo pedía que el gobierno de Kirchner destinara un porcentaje mayor que el pactado de su previsto superávit fiscal al pago de la deuda.
