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Santiago: Viernes 26 de julio del 2024 | Actualizado 20:47
SANTIAGO.- En enero de 2007, graderías para dos mil personas aguardaban por el inicio de una nueva versión del Festival Santiago a Mil en el Paseo Bulnes, donde se montaría al aire libre la obra "1907, el año de la flor negra", de la compañía La Patogallina.
Sin embargo, más de cinco mil personas llegaron hasta el lugar de emplazamiento del escenario, provocando una situación al borde del caos.
Este año, nuevamente asientos para dos mil personas esperan a quienes lleguen a presenciar el montaje inaugural del certamen, esta vez en la Plaza de la Constitución. Sin embargo, la lección ya está aprendida, por lo que en la organización están preparados para desmontar graderías y ampliar la capacidad del recinto, en caso de que fuera necesario.
Es la expectativa que genera el certamen, principal hito de nuestra agenda teatral, y que a las 21:00 horas tendrá el puntapié inicial de su edición 2009 con la obra "Paraíso", del destacado director chileno Mauricio Celedón, junto a la compañía Teatro del Silencio.
Se trata de un montaje que, en el lenguaje simbólico y alegórico del grupo, reflexiona sobre la búsqueda del paraíso en un mundo de injusticia y de violencia, basándose libremente en textos de Dante, Violeta Parra, Sarah Kane y Virginia Woolf, entre otros autores.
"En nuestro espectáculo trabajamos con motores de inspiración, en los cuales puedes tener puntos recurrentes, quizás para no perderte tanto y poder seguir ciertas líneas. No son gratuitos. Sarah Kane, Violeta, se enmarcan en el paraíso como la antesala del suicidio. Es un paraíso como el que estamos viviendo en estos días, en que el hombre no sabe dónde realmente ha podido dejar su alma, por seguir alimentándose de la nada. Dante fue la primera gran parte de eso, a través de él podemos hablar de cosas que pasan hoy y revisarlas para que sirvan como motores", explica Celedón.
De este modo, el director prácticamente prescinde de fragmentos textuales de los autores que lo inspiran, para dejar que la visualidad impere, incluso sin la espectacularidad que se la ha visto en anteriores montajes. "Aquí no hay circo, no hay teatro virtual o cine. Es una cosa bastante depurada, un trabajo que nos ha llevado a otro tiempo, otras maneras y elementos. Es ahí donde el actor tiene que estar muy presente", dice.
La obra fue preparada en dos versiones, para salas y para calle, por lo que es la segunda la que se verá en la Plaza de la Constitución y, luego, en Pedro Aguirre Cerda (ver recuadro). Según el director, ambas versiones "son muy diferentes. Este espectáculo lo creé y lo adapté inmediatamente al teatro. Son preciosos los dos (entornos). El teatro tiene las cualidades de la caja negra, esa capacidad de mentir más fácilmente, ocultar las cosas, hacerlas aparecer y desaparecer como en un sombrero de mago. La calle es otra cosa, es más sincera, más abrupta, como una radiografía".
