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All in one

En restobares y tiendas de diseño, el auditor del año 2000 que entonces sucumbió a su voz tranquila, sus cuidados arreglos pop y su ritmo cadencioso encontrará acá nuevos argumentos para mantener el romance con la hija del maestro Joao Gilberto y la cantante Miucha.

12 de Febrero de 2010 | 17:36 |
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Tal como hace unos años Norah Jones fue una suerte de símbolo de cómo masificar los códigos del jazz vocal entre auditores desinteresados por completo en el jazz vocal, Bebel Gilberto alcanza con su mezcla brasilera a un tipo de auditorio que probablemente sabe poco y nada de los ricos sonidos trabajados en el enorme país junto al Atlántico. Un entendido en MPB conoce los genes que emparentan a Bebel a la realeza del género (es hija de Joao Gilberto y sobrina de Chico Buarque, nada menos), pero también advierte con rapidez que la cantautora ha elegido tomar distancia del profundo cauce de tradición en el que se educó para, en cambio, trabajar un sonido cosmopolita y pop, en el que la amabilidad tiene mil veces más importancia que la vanguardia, y cuya brújula está orientada antes a Nueva York que a los barrios del Brasil profundo.

Nada malo hay en la opción legítima de Bebel Gilberto por esa mezcla de electrónica, bossa nova y suave samba que convirtió hace diez años a su álbum Tanto tempo en banda sonora para innumerables restobares y tiendas de diseño. El auditor que entonces sucumbió a su voz tranquila, sus cuidados arreglos pop y su ritmo cadencioso encontrará acá nuevos argumentos para mantener el romance: la precisión de la guitarra acústica y el piano que guían "Far from the sea", el tecno seudomisterioso que sostiene "Segredo", la voz segura que levanta a "Nosa senhora" como una impecable bossa-nova que en lo absoluto avergonzaría a su padre, y que debe ser lo mejor del disco.

El mérito de esa cumbre es, en parte, de su coautor: Carlinhos Brown, uno de los muchos colaboradores de lujo que hacen de "All in one" un esfuerzo colectivo y de privilegio, coordinado en las perillas por el cotizado productor Mark Ronson (Amy Winehouse, Robbie Williams, Lily Allen), cuya sola contratación evidencia el esfuerzo de Gilberto por cruzar a paso firme hacia el gran espacio angloparlante. Los cuatro covers incluidos (originales de Bob Marley, Stevie Wonder, Carmen Miranda y el propio Joao Gilberto) son también decidores de ese encuentro complaciente -algo aburrido, a veces; aunque siempre bien cuidado- entre los sonidos de Brasil y Estados Unidos que es marca de estilo ya no sólo de Bebel Gilberto y que es probable que haya comenzado hace rato a engrosar un subgénero en sí mismo.

—Marisol García